jueves, 29 de julio de 2010

Rescate del jubilado y del júbilo

Aguafiestas, pesimistas, malpensados, descreídos, esta vez absténganse. No conspiren con mensajes frustrantes, y no echen rencores políticos ni falsedades económicas contra los jubilados. No perturben su momento de respeto y alegría -éste- con especulaciones oscuras que simulan reparto pero que otra vez aspiran al saqueo. Aguafiestas del pasado, absténganse. Acepten con fraternidad el aumento que los jubilados merecen y se han merecido y se irán mereciendo mientras haya quien los escuche y respete. Algo que está ocurriendo. Todos somos jubilados: o presentes, o próximos o futuros. Porque la dignidad de los mayores que fueron fuerza de trabajo se está reconstruyendo con una inclusión cada vez más potente. Y más sólida y contable. El Estado los considera. Porque ya no es más un contenedor vaciándose que consentía su vaciamiento. A la vez que alentaba que fueran llenándose con angurria los contenedores privados. El Estado de hoy es esa envidiable Caja de todos, que retuerce de envidia a los negadores. A los que quieren que esa caja se vacíe para que el Estado se seque y se caiga. Hacía mucho tiempo que los jubilados habían sido empujados por la pendiente. Y en ese desbarranco fueron arrebatados hasta del sentido original del adjetivo que los nombra. Y se fue olvidando que la fuente del nombre “jubilado” viene de júbilo. De celebración. Y no de desdén, postergación o pobreza como fueron conocidos por las recientes generaciones. Desde los medios se los fue identificando con esa misericordia cínica que antepone piadosas calificaciones como “Pobres los jubilados” ofendiéndolos. Y se cansaron de usarlos como imágenes lastimeras de reclamos de impotencia, de colas humillantes, de pagos en monedas de artificio. De ciudadanos despojados de su júbilo. Antes. Pero que hoy han dejado de pertenecer a ese azar de gobiernos impotentes; a esa “contrautopía” de un improbable día próspero, o a esa depreciación del ajuste en que hay tantos golosos especializados. Los jubilados al fin vuelven a pertenecer y no a seguir siendo “despertenecidos”. Nadie ha llegado, pero para llegar hay que estar llegando. No se trata del aumento todavía avaro a jubilaciones pobres, aunque modestamente vale. Nadie tira manteca al techo ni se arroga que este refuerzo resuelve la injusticia. No es esa la sustancia. La sustancia es que al fin la política es política y da señales. Y sale al rescate de aquel júbilo robado.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 29 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 28 de julio de 2010

“Mamarracho” escénico



A la palabra “mamarracho”, en diminutivo, la puso de moda hace más de medio siglo el galán de radioteatro Oscar Casco. Con voz almibarada de barítono componía un personaje que a su enamorada de la ficción le decía “mamarrachito mío”. Con tono microfónico el galán dotaba a mamarracho de encantamiento y de irónica ternura. Pronunciada ahora por Mauricio Macri para descalificar el dictámen condenatorio de la cámara, la palabra “mamarracho” ya no suena tan tiernamente. Empleó “mamarracho” como quien se refiere a una acusación inferior y sin jerarquía para referirse a alguien como él.
Antiguamente los porteños frecuentaban las palabras baratija y cachivache para nombrar a algo estropeado y destartalado, o para nombrar a una persona ordinaria y sin gracia. Intrascendente. Es cierto que la modernidad ha ido desplazando o sustituyendo a “mamarracho” por “bizarro”, y aunque no son sinónimos perfectos se vinculan. “Truchada” sirve para todo cuanto es no solo falso sino “pedorro”. Que en su primer significado y muy seriamente quiere decir “que tira pedos en seguidilla”. Y que también significa algo mal hecho, mal actuado. Por ejemplo un espectáculo puede ser pedorro. O pueden serlo una repetición de excusas e histrionismos para zafar de un proceso por espionaje a ciudadanos.
El “Pro” nos propone una seguidilla de fábulas breves con mucho ruido y olor sospechoso. Y se excede irrespetuosamente sin medir el desagrado olfatorio de los receptores. Así desde el centro de excusas de la Ciudad se la pasa mamarracheando y pedorreando; y bizarreando y cachivacheando la política. Sus dirigentes la desdeñan con un afán pedorro. Por eso el elenco de “mamarrachos” privados-públicos es cada vez más frondoso y los medios los exacerban. Hay bizarros militantes de la política que la única militancia que ejercitan es la de fatigar su bizarrismo por los medios. Los afines y condescendientes, que son muchos e interesados.
Si Macri en lugar de decirle “mamarracho” al dictámen de los jueces, se lo hubiera dicho a su propio gobierno daba justo en el diagnóstico.
Porque lo que es un mamarracho es la victimización que ni la propia víctima se cree.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 28 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 27 de julio de 2010

Utopía uno; utopía dos; y el realismo oficialista.

Este es el cuento de dos utopías-una de cada lado- y el de un realismo “real” llamado Gobierno. El cuento es éste. Y es verdadero. La Mesa de Desenlace se desenlaza y se enlaza y desplaza. Más aumenta el precio de la soja y la leche, más aumenta la tensión entre la alpargata y el Loden. Entre el granito y el granero. Los agrarios se agrían a medida que se dan cuenta que el Campo es un soporte que los supera y que acabará descampándolos por exceso de queja. Biolcati “el apropiador de caminos” ya va perdiendo la esperanza de conseguir expropiar al Gobierno. Aunque no para de querer abolir todas las retenciones por los siglos de los silos amén. A los sojeros, la soja los une y la gula los desune. Y a Buzzi y Biolcati únicamente los hermanan las fotografías. En tanto la oposición empieza a oponerse consigo misma. Cobos se descobiza y esa descobización lo despresidencializa. El Macrismo se microniza. Ya que Macri se ha convertido en un actor sobreactuado y descreído del guión que le hacen aprender de memoria. Gabriela Michetti duda entre “cobizarse” que es aplanarse, o entre evocar tiempos felices de Bailando por un sueño y Freddy Mercury. El peronismo disidente disiente con el peronismo. Duhalde en su mayor fantasía se autoimpone un compromiso imposible: el compromiso ético. Elisa Carrió se descarría de todo y de todos incluyéndose. Su coalición colisiona con la razón y la sinrazón y con Ricardo Alfonsín y con Stolbizer. Y con el cosmos. Su imagen es la de un trompo enfurecido que gira sobre su eje cada vez más caliente que la quema por fuera y por dentro. El “Gordo” Valor no respondió a su romanticismo porque ya tiene novia. En compensación Graciela Ocaña es reincidente y quiere ser su amiga. Binner que es de orientación compleja dice que la Carrió es “complicada” Proyecto sur está volviendo del albur en vista de que allá no hay nada que le coincida; pero insiste en acusar penalmente a la presidenta y en considerar peor enemigo al Gobierno que al “gorilismo”. Entre su origen y su destino, en Proyecto Sur hay un tramo de dudosa congruencia. O se “agorila” o se “descamisa”: porque por ahora en el medio no hay nada. El radicalismo cambia de lado como un cuerpo incómodo que no termina de acomodarse ni a la derecha, ni al centro ni a la izquierda. El lugar del radicalismo actual es la nostalgia. Y ahora se aplica a estar a la moda del apaciguamiento formal con la inquina dentro. La Iglesia obispal aún está convaleciente de la fiesta igualitaria; y cuando todavía le duele esa ley pecaminosa ya está desasosegada por la acechante Ley del aborto. Moraleja: el “kirchnerismo”, el “cristinismo”, el Frente para la Victoria, el progresismo peronista o como se le llame no es invencible ni es infalible, pero es superior a las dos utopías opositoras que hoy le compiten. Superior a la utopía de aspirar a lo utópico- que todos sean buenos, el aire sin ninguna bacteria, la estrella más alta-y a la utopía de esperar el derrame que nunca llega ni con una gotita a los que están secos. El oficialismo prevalece por realista y cercano. Porque procura lo que puede lograrse, lo que está a mano y lo que se puede comer enseguida. Y no se frustra por no tocar la estrella más alta ni espera sentado el hipotético derrame.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 27 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 26 de julio de 2010

No es la psicología, ni la riqueza: es la política

Todos tenemos nuestra psicología y nuestro status. Cualquier ser humano. Y Mauricio Macri lo es.Convertirlo en un diagnóstico psíquico y en un estereotipo de niño bien, o de criado a niñera cara es un juicio cultural que lo alivia. Lo escinde de su verdadera y dramática responsabilidad: la política. Porque de esto se trata y no de si es el hijo de un padre rico que al primer pobre que conoció fue a un mendigo que entrevió desde el vidrio polarizado del auto, cuando era niño y el chofer lo llevaba al country por una autopista del conurbano. Después de todo Marx era un burgués; el Che, venía de una familia de clase; Evita de una familia anónima y era una casi nadie. Kennedy era rico y aristócrata; Fulgencio Batista era un mulato negado por su padre; Franco era de clase media marinera; Mussolini hijo de herrero; Churchill tenía cuna de condados y de riquezas. Y ahora están Evo, que es un nativo de pueblos originarios; Piñera un poderoso empresario; Pepe Mujica de raices revolucionarias de militante ; Lula un sindicalista que usaba ojotas antes que zapatos; y aquí Cristina Fernández : abogada de largo afán político partidario. También Ricardo Alfonsín, Duhalde, Stolbitzer, Cobos, Felipe Solá, Rodríguez Saá, cada uno viene con su estatus y su carácter. Y una sociedad-esta o aquella- pueden ser gobernadas por aquél que en su momento elijan para que las gobierne. Y la consecuencia de eso excede la explicación sicológica o social.
Porque si Perón era un militar, y de Narváez es un millonario, y Reutemann fue piloto de autos de carrera y ahora hacendado, lo que importa de ellos son sus ideas y sus acciones políticas. Y no si los distingue un uniforme, un tatuaje, la camisa con el cuello desabrochado o trajes de diseño exclusivo que usan una vez sola y lo tiran. Tampoco si lloran en las películas emotivas o no lloran nunca. El diván es para los sicoanalistas, y el estatus es para la sociología y el murmureo del vecindario. A Mauricio Macri lo que lo diagnostica es la política. Si es un niño bien desorientado por el baile del espía no es ésa su encrucijada. Su cruz es la política. Esa vertiginosa certeza ya instalada de que su Gobierno es desgobernado por sus propias deficiencias. Y ese es el asunto para esta sociedad porteña que en sus mutaciones epidérmicas ha consagrado en distintas funciones líderes de tal diversidad política e ideológica que asombran: Erman Gonzalez , María Julia Alzogaray; Zamora, De La Rua, Ibarra, Macri y Pino Solanas. Y me olvido de alguno igualmente diverso. Si De Angeli hubiera sido candidato hace dos años, contando con los medios complacientes a lo mejor hoy era Jefe de Gobierno. La psicología de esta ciudad no se resuelve en el diván sino en la política. Y Macri- niño bien o niño mal- está siendo dramáticamente resuelto a través de ella. Lo demás es tangente. Lo injustificable- sea delito o ineptitud- adolece de excusas. No cuenta si se es aristócrata o villano. Durán Barba sigue jugando a que no es nada.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 26 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 22 de julio de 2010

No, Cristina no. Otra vez no.

¿Y por qué no otra Cristina? Contestó la presidenta con una pregunta a otra pregunta sobre si Néstor Kirchner iba a ser candidato. Dijo más: ¿Y por qué otro Néstor? ¿Por qué no puede venir otra Cristina? Fue en tono de broma. O en tono de ironía. O de tanteo. O de augurio. Pero fue en tono de algo. Cualquiera haya sido el sentido de su respuesta ya armó alboroto. Cristina Fernández candidata a la reelección no sería una noticia, no; para sectores sensibles a la orientación del Gobierno sería un mal sueño. Un estropicio emocional, ideológico y social. Otra vez ella, no. Otro ciclo de discursos sin letra ni papel; de vestuarios sin repetición de diseños; de propuestas y decisiones inesperadas que dejan a la oposición en situación de niebla; no y no. Otro ciclo de sarcasmos a la prensa hegemónica dependiente de sus negocios traslúcidos como el lodo de un sumidero; no. Otro ciclo de narcisismos “macro económicos” fundados en el éxito que otros no tuvieron; y de invitaciones internacionales y de fotografías con líderes notables y sonrientes y como si estuvieran a gusto con ella; otra vez todo eso no. Por favor una alternancia. Aunque sea débil, tonta, fútil. Alguna coalición, un pegote, un collage, un emplasto, un encastre forzado de hostia y de soja, de default y de fondos buitre, lo que sea.
Y aunque se tenga que padecer otra vez la ruina del corral y el corralito y se vuelvan a poner de moda las ferias del trueque, siempre será mejor que tener que aceptar otra vez a la actual presidenta.
¿Se dan cuenta por qué no puede ni tiene que venir otra Cristina? Porque no, para esa derecha enderechada: sea peronista o peronófila, o cruza de pasado con mercado y con resentimiento; porque no para cierta izquierda envidiosa que siempre se equivoca de parada y de línea de colectivo y saca boleto en el que va al revés y putea contra el que debió tomar y dejó pasar delante de sus narices por naturaleza disfuncional; porque no, para cardenales de privilegios y de atrasos e hipocresías genitales; porque no para rabinos discriminatorios que ofenden al judaísmo original; porque no para el periodismo de academia y de foro donde periodistas cautivos se juntan a mentirse libertades que han entregado voluntariamente resignándose al remordimiento en estado confortable; porque no a los pueblos originarios que en una de esas reclaman los terrenos de los barrios cerrados como antiguas tierras precolombinas; porque no al Estado metiéndose en el mercado y avivando de reaccionar a los damnificados; porque no y no. La oposición sabe que lo de “por qué no puede venir otra Cristina” fue solo un juego dialéctico. Pero va a tener que empezar a preocuparse cuando en vez de en broma, se anuncie en serio y en tono afirmativo.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 22 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 21 de julio de 2010

La “boca de la verdad” era mentira

En Roma, hace dos mil años, intentaron resolver el problema de las mentiras. Igual que ahora, Roma estaba llena de mentirosos. Ni Berlusconi, ni el mani pulite ni la Camorra salen de la nada. La mentira tampoco. Y no hay geografía donde haya sido abolida gracias a la sinceridad de sus pobladores.
El mito cuenta que los antiguos romanos esculpieron en mármol la célebre máscara de la “Boca de la verdad” (La bocca della verittá) porque aquel que mentía y era obligado a meter la mano en ella la perdía. La boca se la comía. De existir ese sistema hoy sería un milagro para cualquiera continuar en posesión de las dos manos. Sobre todo en el PRO, sin desmerecer al todo político, ni al Indec, ni a Elisa Carrió, ni a Durán Barba, ni a los productores de soja que siempre pierden plata. Ni a los evasores de impuestos que dicen que son los que más pagan. Ni a los periodistas que especulan con especulaciones y siguen con las dos manos injustamente intactas.
En aquella película de los años cincuenta “Vacaciones en Roma” se recrea la leyenda de la boca traga manos. En una de las secuencias Gregory Peck le hace una broma a su enamorada Audrey Hepburn. La broma entonces resultaba graciosa. El actor mete la mano en esa boca milenaria y ante el susto de ella saca el brazo aparentemente mutilado en su extremo.
Es que burlonamente él había encogido y escondido la mano en la manga del saco. Pícaro.
Pero últimamente están los asesores de imagen que urden picardías más elaboradas para que el mentiroso simule sinceridad o al menos logre mezclar en un batido la verdad y la mentira y ya no se sepa donde está cada una. La maldición contemporánea reside en que hoy se han sofisticado ardides y artilugios y se puede mentir y esconder la mano a la vista de todos.
Pero aquella “Boca de la verdad” en la Antigua Roma se especializaba en descubrir a los mentirosos. Entonces esos truhanes y bribones -generalmente los sometidos- de quienes se sospechaba que mentían su inocencia, eran llevados a la fuerza ante ella para ver si decían o no la verdad. Pero ya ante la boca abierta los sospechados se detenían aterrados con las manos atrás y confesaban que habían mentido para no pasar por el experimento. Así creían que se salvaban de quedarse sin mano. La leyenda hoy forma parte del itinerario turístico. No hace falta decir que lo de la “Boca de la verdad” era mentira. Pero qué infalible sería así la Justicia.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 21 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 20 de julio de 2010

Mauricio Macri no es macro, es micro


A lo macro se le opone micro. A lo grande, lo chico. Se emplea macro, por ejemplo, para explicar un contexto económico global en comparación a una economía de individuo o de barrio. Micro sugiere microbio, microclima o microscopio. Conceptos pequeños. Macri en la Argentina es un apellido famoso. Hay un padre llamado Franco, que vendría a ser el grande y un hijo llamado Mauricio que vendría a ser el pequeño. La familia Macri es grande, sus avatares privados pero públicos suelen ser lo contrario. En las famosas Leyes de Murphy hay una llamada Ley de Match que dice: “un tonto en una alta posición es como un hombre en la cima de una montaña: todo le parece pequeño y él les parece pequeño a todos”. Está la Ley de Jones que dice: “Cuando un hombre puede sonreír si las cosas van mal, es por qué pensó en alguien a quien echarle la culpa”. Pero si ese hombre contiene el llanto porque su padre lo trató como un chico debe preguntarse por qué lo desmerecen como adulto. En la película Forrest Gump el protagonista dice: “Estúpido es quien hace el estúpido”. Y si éste está a la vista de todos el efecto que produce es macro. Hay una Ley de autor desconocido que dice: “Quien lo delega todo acaba delegando el cerebro”. Si lo tiene. Algunas secretarias y secretarios se van quedando con el cerebro de sus jefes. No sé si voy bien: estoy hablando de lo macro y lo micro. ¿Los porteños qué son, qué somos? No me atrevo a definir su tamaño. Corro el riesgo de empequeñecerme. Para otra célebre Ley llamada de Paul: “Nadie puede caerse del suelo”. Repito: nadie puede caerse del suelo. Es una ley graciosa mientras no sea uno el que ya esté en el suelo. Pero lo que sería más peligroso todavía es que debajo del suelo hubiera subsuelo. Ya que no se sabe cuánto más bajo puede llegar a caerse. Se está ante un dilema de macro y de micro. De bigote o no bigote. De Macri. En aquella película de Tim Burton, “El Gran pez”, se oye esta frase: “Eras un pez grande en un estanque; pero ahora estás en el océano y te estás ahogando”. Para Mauricio el estanque era Boca; pero ahora está en el océano.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 20 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 19 de julio de 2010

El Cardenal que perdió la guerra

El cardenal que supuesta o fantasiosamente pudo ser Papa, perdió otra vez. No contra el Diablo o contra Dios sino contra la vida. Que lo deja más desairado. La aprobación del matrimonio igualitario reveló la desigualdad espiritual con que la Iglesia trata a personas a las que presume condenables y peligrosas.
Hace dos años también perdió- aunque pareció haber ganado- cuando apoyó la gesta fenicia de la Mesa de Desenlace. Su alianza con los comerciantes de la soja vestidos de gauchos buenos, en el tiempo no le fue rendidora. Así que ambas derrotas sinceran su determinación opositora contra este Gobierno.
La alta Iglesia no comulga con la kinesiología, el kilovatio, el kilopondio, el kantismo ni el karate. ¿Se entiende, no? El cardenal que supuestamente pudo ser Papa solo es ahora el padre de la derrota. Muchos políticos opositores que se aprovechaban su influencia entre los fieles van a empezar a dejar el crucifijo en el respaldo de la cama, y a prestar exclusiva atención a sus bancas que democráticamente son laicas.
Perdieron también otras iglesias y congregaciones atrapadas en el hipotético mar de las almas puras. Ya que por insistir en contradecir y negarse a reconocer la movilidad de la vida terrestre ahora no pueden encontrar las almas celestiales.
Los 2.500 millones de pesos por año que destina el Estado a las escuelas católicas , ojalá sirvan para actualizar su anacronismo histórico-pedagógico.
Las voces de jueces que hoy anuncian que no casarán a parejas del mismo sexo por objeción de conciencia confirman la debilidad de la Justicia, depositada en personas atravesadas y colmadas de sentimientos personales, ideologías, estructuras culturales y prejuicios que privilegian. Quien se crió y educó creyendo que lo blanco es más blanco que lo negro, cuando llega a juez pensará lo mismo, aunque causará más daño. Hace ya un tiempo se exigió en tribunales y juzgados quitar imágenes e íconos de la Iglesia porque conspiraban contra la idea plural de que un ciudadano debe ser juzgado por la Justicia y no por ninguna Biblia.
Perdieron los grandes medios opositores porque, en su afán de atribuir la avanzada igualitaria a la presión del Gobierno, no contaron con que la sociedad iba a afirmarse en sus convicciones y no en cuestiones partidarias. Y para no seguir perdiendo público ni lectores se dieron vuelta.
El matrimonio igualitario destituye un privilegio social: el de los discriminadores que ahora se quedan sin letra. No es que homosexuales y lesbianas sean iguales entre sí, ni tampoco con respecto a los heterosexuales. Somos diversos y eso no cambia. Lo que cambia es el papel de los discriminadores: porque si no se corrigen, serán ellos los discriminados. Por suerte la libertad que consigue una minoría menoscabada, le hace perder la libertad de menoscabar a los menoscabadores. En cuanto al cardenal derrotado solamente Dios sabe por qué le soltó la mano.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 10 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 16 de julio de 2010

Escuchador, escuchante, escuchón.

Escuchar escucha cualquiera; pero no cualquiera es escuchador. Mauricio Macri está a punto de obtener ese título. Se trata de una especialidad frecuentemente vinculada a los espías, los agentes secretos, los psicoanalistas de diván, los curas confesores y los interrogatorios policiales. La especialidad de escuchador ahora está ligada también al Jefe de Gobierno de la Ciudad y a algunos de sus escuchantes subalternos. Escuchar es, en sentido literal, prestar atención a lo que se oye. Nada extraordinario. El ser humano, si no es sordo, oye. Unos más, otros menos. Hay oídos entrenados para escuchar en un restaurante ruidoso lo que están hablando en otras mesas. Y hay oídos que, por simple acto reflejo, padecen el mal de escuchar siempre la letra K. En el PRO esa letra mal oída y mal escuchada es mal digerida. No hay conferencia de prensa donde no la repitan. No hay digestivo que los alivie. Antiguamente existían las llamadas monjas “escuchaderas” que acompañaban a las pupilas cuando recibían visitas en el convento; su tarea consistía en pegárseles detrás y escuchar, para después ir a contarle todo a la madre superiora. Hay variadas formas del ejercicio de escuchar. Una de ellas es el “escuchón” que es escuchar con indiscreción lo que otros hablan en privado. También se le llama “escuchaño”. Y si además el que obró como escuchaño sale a ventilar por todos lados lo que escuchó es un alcahuete. Una “escuchita” significa ser hablado al oído secretamente. Es una bella tarea entre enamorados y una fea tarea entre asistentes de una reunión que se juntan en escuchita a espaldas de los otros. No es nada honroso para un político famoso ser procesado por emplear escuchas telefónicas furtivas para obtener información íntima o privada de un adversario. O de una persona a la que quiere dominar o “joder”en un negocio. No es ni siquiera una aventura física ni intelectual, sino una inmoralidad enmascarada. Imagíneselo a este tipo notable, en su casa en pijama, parando las orejas ante un equipo electrónico y aplicando el oído a escuchar lo que va saliendo del audio. Imagínense su cara de fisgón pícaro regodeándose ante el grabador o la laptop. Es lo que podría llamarse onanismo auditivo. Mauricio Macri se asoma a un umbral de alto riesgo penal, por ser demasiado sensible al sentido del oído. Y eso es contradictorio en alguien, como él, que hace oídos sordos a tantos reclamos y lamentos de damnificados de su gobierno. Es legendario el simbolismo de las orejas largas, de burro: son una burla, signos de ignorancia y estupidez. No me fijé bien si el jefe de Gobierno las tiene largas o cortas o estándar. Lo que sí tiene largas son las excusas y las estrategias de cinismo.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 16 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 15 de julio de 2010

La votación que no miente


No ganaron los pecadores: perdieron los hipócritas. El resultado de la votación en el Senado expone a la sociedad tal como es. La legitima en su sinceramiento y en sus mentiras. Fue una fiesta de la palabra y del silencio. En ese juego de opuestos la multitudinaria marcha del martes, de militantes católicos en contra del matrimonio igualitario, fue sincera. Expuso su sinceridad sin hipocresía. Igual sucedió en el Senado. Si hay un rasgo virtuoso de la sociedad, del pueblo y de la ciudadanía en la actualidad es el cada vez más rápido ejercicio del sinceramiento en que están-estamos- involucrados. Ese es un extraordinario hecho político. Porque provoca y seguirá provocando en cada uno y en los grupos más diversos discusiones, tensiones, debates y enfrentamientos dialécticos. Todos los temas que se ponen en escena, sea por parte del gobierno, del Congreso, de los opositores, organizaciones religiosas, laborales, económicas o académicas suscitan reacciones en cadena y un alboroto de antagonismos. Y sus contrarios son la aprobación o rechazo. De esto se trata la política cuando está viva. Porque cuando está muerta- y lo estuvo varios años- sepultada por la antipolítica, por el pensamiento único o por la resignación callada, somete a las sociedades a un falso apaciguamiento. Se está viendo, escuchando, participando de discusiones que consiguen transparentar nuestros más profundos sentimientos, ideas, prejuicios e intereses. Y conveniencias, egoísmos, fraternidades, adhesiones y desprecios. Uno
abre la boca y se desnuda aunque pronuncie palabras enmascaradas. Y uno no abre la boca y calla y también se desnuda porque el silencio revela qué es lo que se calla.
Los periodistas y los medios nunca como hoy se ven obligados a sincerarse; y cuanto más que mientan los que mienten, más se sinceran ante el público. Porque la mentira expresada no es hipócrita. Y una vez reconocible tiene el valor de una verdad. Momento vivo éste. Compartimos una historia atravesada por nosotros.
Entre tanto sincerismo la hipocresía es un anacronismo ya superado. Es como fingir en el sexo. Como adulterar tu ADN, ¿para qué? si seguís siendo vos mismo. Por fin la política argentina actúa a cara lavada. Y hasta los que todavía usan máscaras ya no pueden ocultarse. Dios disfrazado de diablo o éste disfrazado de Dios no engañan a nadie. Por eso la votación de hoy en el Senado nos sincera. Entonces descubrimos felices que el organismo social se va quitando partes culturales con fechas ya vencidas. Aunque todavía quedan. Pero “Igualitario” probó que ya no es un concepto imposible.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 15 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 14 de julio de 2010

Los que están crispados son los crispadores

Un verbo como “crispar” hasta hace un tiempo poco usado y sin ínfulas, ahora luce mediático y enojado. La oposición política Anti “K” lo ha convertido en lema de discordia. Pensar que crispar viene de crespo: de rulo, de rizo, de onda. Por eso al mar con mucho oleaje se le dice encrespado. Al cabello lacio los ruleros lo ondulan. Una corriente de frío eriza la piel. En política lo que más crispa es ir a la zaga, tener que ir detrás del que conduce. Otra vez –ahora es la Iglesia la que anuncia la amenaza- se estaría volviendo a un país crispado. Pasado el bicentenario feliz y masivo no se aguantan y recobran su naturaleza crispada. Es lo único a que apelan a falta de contenidos confesables. Adjudicarle a toda la sociedad una presunta irritación y un estado de ánimo exasperado es la lógica de un mensaje crispado. Editorialistas y analistas de peso se quejan de que el “kirchnerismo” los crispa. Y si: si aquella vez en lugar de haber descolgado el retrato de Videla se hubiera aumentado el tamaño de su imagen de general enmarcándola en un marco más caro, y no se continuara promoviendo la cadena de gestos en el mismo sentido, el verbo crispar se hubiera quedado tranquilo. Por cosas como ésa la oposición anti K reacciona desde una supuesta serenidad perdida, y se contrae como si un cuchillo dentado le causara un tortuoso despellejamiento. Desde esa victimización cada medida o Ley o acción que ejecuta el oficialismo son crispadoras. Si en cambio esas medidas fueran otras, si en lugar de promover el matrimonio igualitario, o la Ley de Medios, o de continuar con las retenciones rurales, el Gobierno promoviera la familia cristiana, la libertad de monopolios mediáticos, y la renta gorda y entera que la soja se merece, todos quienes hoy se muestran crispados estarían lacios y relajados. Y no padecerían esas contracciones de intolerancia que oscurece las tapas de sus diarios, los títulos de sus noticieros y la mirada de sus cámaras. Así como la gestualidad de sus más consecuentes mensajeros. Hasta los humoristas que militan entre los crispadores ya no hacen humor sino que hacen oposición crispada. Y casi con desvergüenza le endilgan la patología de su conflicto psicológico al oficialismo. Pero sacan sus niños a la calle a marchar contra el demonio homosexual, mientras crispados les niegan a esos niños educación sexual en las aulas religiosas. La crispación es una desgracia que desgracia a quienes la padecen. Y es como la tos convulsa que reitera la tos porque es la misma tos la que no para de seguir tosiendo. Por eso, salvo que el Gobierno se de vuelta y se convierta en lo que los opositores desean, los crispados seguirán crispados y crispadores. Y negándose a reconocer que son ellos los portadores de ese estado de ánimo incurable. Para dejar de estar crispados, los crispadores tendrían que hacer abstinencia de ese vicio insalubre.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 14 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 13 de julio de 2010

Abuso de mafias truchas


La variedad de mafias, si todo sigue así, tiende a ser infinita. La más temible, al menos la de más cartel y resonancia actualmente, es la mafia china. El viaje de la presidenta sirve para instalar en los medios la peligrosidad letal de los pistoleros de ojos rasgados. Y así se amontona en un todo a coreanos, japoneses y vietnamitas. Si hubiera aquí inmigración nepalesa o lapona ya tendrían mafias propias. La lapona sonaría temible. Pero sin salirse del mapa folklórico suenan fuerte también las mafias de los medicamentos, la de los desarmaderos de autos, la de los traficantes de órganos o la de las mulas que trafican drogas. Y la de los barras bravas. Extraña mafia que combina el hinchismo lúdico, con negocios subalternos al negocio alto del fútbol. La mafia Barra brava es a la mafia de Don Corleone como un boy scout es a un guerrero gurka. Lo cierto es que hoy es rendidor al relato de cualquier hecho policial más o menos grupal y misterioso aderezarlo con la palabra mafia. ¿Que le pongo? Pregunta el redactor a su jefe. “Si son más de dos, ponele mafia”. Y dale que va. No hay una fecha cierta para determinar cuándo y por qué empezó a ponerse de moda. Pudo haber sido por el cine, a partir de la película El Padrino. Aunque con más proximidad y abundancia comenzó a propagarse en los años noventa, de intensa fertilidad privada, estatal y geopolítica. Se recuerdan inequívocamente el escándalo de la licitación informática IBM-Banco Nación, y después el caso Yabrán convertido en paradigma.
El abuso indiscriminado de su uso ha estado licuando a la palabra mafia del justificado peso a que la alzaron los gángsteres de la Chicago de los años treinta y autores como Scott Fitzgerald, Leonardo Sciascia y Mario Puzo. Pero todo en el mundo se va volviendo líquido, como dice el sociólogo Zygmunt Bauman. Y no solamente las comidas tendieron a perder calorías; también se aligeraron costumbres, vínculos afectivos y utopías. Entonces ¿Por qué no iba a correr igual camino diet en el habla, la palabra mafia? Últimamente – si se da por cierto al charlatanismo- estarían las mafias de los cuidacoches, de los changarines, de los cartoneros, de los limpiavidrios, de los remiseros truchos, de los artesanos de la calle Florida, de los vendedores de pochoclo etc. No hay oficio que se precie que no obtenga su inesperado diploma. El concepto de mafia tal como se la conoció históricamente da idea de tragedia shakesperiana y de conspiración corporativa. Se trata de vínculos sombríos en gran escala entre el poder judicial, el policial, el económico y el político. Y no como ahora, de una aventura más bien degradada y reduccionista. Se ha llegado a la tontería de calificar de mafia a tacheros truchos, a revendedores de entradas a un concierto o a vendedores de rifas de orfanatos sin huérfanos. Paremos con tanta mafia anecdótica porque la palabra en su uso genuino va a perder su dramatismo. No sea que un día de estos en la codicia por buscar nuevos rubros se inventen las mafias de los delivery de pizza, de los titiriteros de fiestas infantiles y de los paseadores de perros. Y Dios no lo quiera, la de los monaguillos.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 13 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 9 de julio de 2010

Lecciones básicas de pulpo


El pulpo Paul ha puesto de moda al pulpo. Su capacidad de predicción de resultados del mundial de fútbol ha sido hasta ahora asombrosa. Y en las vísperas de cada partido, se inclina o señala siempre la bandera del equipo que va a ganar. En el caso de Paul, residente en un acuario de Alemania, se dice que su antecedente de adivinador surgió en el Mundial de 2006 en el cual pronosticó con acierto un 80 % de los equipos ganadores. Sin embargo algunos dicen otra cosa: que nació hace tres años. No parece ser probable que Paul siga pronosticando mucho tiempo-suponiendo que no haya apuro en cocinarlo- ya que su expectativa de vida no pasa de los cinco años. Y Paul se está acercando al límite. En la clasificación de la fauna marina se lo designa como octópodo: posee ocho brazos o tentáculos con ventosas. Pocos saben que el pulpo es muy sentimental: ya que tiene tres corazones. Tres. Su vida amorosa no es nada del otro mundo: copula con un tentáculo especializado en hallarle el hueco a la hembra. Pero además es inteligente: cada tentáculo se conecta con un cerebro. Así que tiene ocho. No hay garantía que comer pulpo sea óptimo para el nuestro. Para el oceanógrafo Cousteau el pulpo es el ser marino más inteligente capaz de relacionarse con los buceadores que se muestran cariñosos con ellos. Desde tiempos legendarios hubo animales diversos considerados augures o proféticos: el cuervo, el búho, el águila, el gato, fueron algunos. Por las calles del antiguo Buenos Aires pasaban organilleros con un loro atado por una de las patas. Por el pago de una moneda el pico del loro sacaba de una bandeja surtida de tarjetas, aquella que contenía el mensaje invariablemente afortunado. Otras veces el adivinador era un mono “tití” montado en el organito, el que con sus manitas escogía el presunto mensaje de la dicha. Pájaros negros, palomas blancas, tigres albinos, cocodrilos y dragones fueron legendarios augures. La mitología da cuenta-desde Homero- de antiguos monstruos malditos o benditos. El pulpo – lo dicen los simbolistas- simboliza a los espíritus infernales y corresponde al signo de Cáncer; que significa el solsticio de verano y simboliza la puerta a los infiernos. Los argentinos entendemos. Al pulpo se lo venera en ornamentos de Europa del norte, del mundo céltico y de Grecia. La veneración que se le profesa en el mundo de la cocina justifica últimamente su precio: un plato gourmet cuesta un promedio de 30 o 40 dólares, más de ciento veinte pesos. Y aunque la receta obvia es la del pulpo a la gallega, bastante distorsionada por bodegones o por improvisados cocineros que lo achicharran o lo implosionan, también están las recetas del ceviche, la cazuela, el escabeche, la grillada y las albóndigas y ensaladas de pulpo etc. No hay que confundirse: pulposa no viene de pulpo sino de pulpa. Que no es la amante del pulpo sino la parte blanda y esencial de la fruta y de la carne. Lo cierto es que Paul ya es un icono de la historia del fútbol. Ojalá- se lo merecería- se lo pueda comer en la Argentina. Aunque antes bien se podría él comer a tantos periodistas deportivos mala onda y cara de culo.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 9 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 7 de julio de 2010

De copiones y plagiarios políticos

Hay una tendencia al facilismo político que consiste en esperar a que el Gobierno haga una obra o aplique una medida social para montarse en sus logros y decir que justamente a esos hay que mejorarlos. Pero aprovechando que ya están en marcha. La última es que el fiscal Strassera dice que el Gobierno dilata los juicios a genocidas para seguir aprovechándose de la bandera de los Derechos Humanos. Casualmente los juicios a montones los alienta el Gobierno.
Hay también una tendencia de cualquier partido opositor a torcer o acomodar la dirección ideológica hacia el lado en que el Gobierno se inclina con éxito, buscando ir más allá del lado que el Gobierno elige.
Si el Gobierno zigzaguea, zigzaguean; si el gobierno se izquierdiza empiezan a esconder la mano derecha.
Si se integra a otros países se le exije que se integre a otros nuevos; si reduce el trabajo en negro la oposición insiste en que no basta: que todo el trabajo debería estar en blanco; si se disponen obras públicas la oposición plantea que hay que ampliarlas y enriquecerlas. Pero siempre esas mismas obras. Idea que nace en el oficialismo, idea sobre la que se lanzan para objetarla por mezquina; ya que la oposición aplicaría más generosamente esa misma idea. Si se amplía la acción por la inclusión, la oposición denuncia que hay pobres; excepcionalmente como pasa con la soja si el gobierno fija retenciones la oposición se afana por quitarlas.En la escuela al que copia se lo llama copión. En la creación se lo llama plagiario.
En política se lo llama especulador. Es la estrategia de esperar la movida del Gobierno, para moverse gracias a su envión.
Porque tener la iniciativa condenaría a la oposición a descubrir lo que esconde, que en verdad no esconde porque lo que está a la vista es lo que tiene.
¿Por qué, si se combate al oficialismo por su esterilidad o por sus yerros, desde la oposición se pretende emularlo carancheando su pesca? Sea prometiendo aumentar siempre más los aumentos que otorga , sea ampliando todavía más los beneficios que se conceden. Por suerte al Gobierno no se le ocurre ahora aumentar al 85 % las jubilaciones porque serían capaces de querer mejorarlas hasta llegar al cien por ciento.
Lástima que esos opositores copiones no copian al Gobierno en sus más justos combates: la aplicación de la Ley de Medios, la investigación en Papel Prensa , la búsqueda de la identidad de los jovenes Noble y la lucha contra el monopolio Clarín. Ah, no con Clarín no. Los opositores no van a combatir contra si mismos. Esta es la única idea original que los identifica.

Carta abierta por Orlando Barone el 7 de Julio de 2010 leída en Radio del Plata.

martes, 6 de julio de 2010

Aún en silencio el ADN habla

Supóngase que en un acto de indignación y de hartura, de resignación y derrota, la Justicia, las Abuelas y las organizaciones de Derechos Humanos aceptaran clausurar la causa de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble. Supóngase que eso fuera posible: y que hasta la sociedad declinara en su deseo de que se sepa la verdad, legitimando la interrupción de la historia y del proceso judicial. Y dejando inconcluso el eterno enigma del ADN sin origen ni destinatario. Tomen esto como una hipótesis descabellada, como un juego menos intelectual que provocante. Demos por probable lo improbable: que la Abuelas renuncian a su dolor y ceden la razón a los artilugios y al poder económico. Supóngase que entonces los adultos hermanos Noble recuperan su perdida tranquilidad. Y que Héctor Magnetto recobra la suya. Supóngase que nunca más se consiguiese saber el ADN de los dos jóvenes presuntamente apropiados a desaparecidos; que nunca más ningún juez se interesara en descubrir la huella genética y que como en un abracadabra se desvaneciera en el tiempo este escándalo trágico. Esta pugna desigual entre la verdad y la mentira, entre la honestidad y la conjura.
Sería desgraciado que las familias de las víctimas asumieran el fatalismo de perder la esperanza y que a su vez los involucrados estuvieran satisfechos de salirse con la propia. Pero supóngase que ese infortunio, ese quiebre de la voluntad sucediera. Y que doña Ernestina quedara libre de tener que dar explicaciones. Y el mundo siga andando. Y el diario en los kioscos. En fin: nada por aquí, nada por allá. ¿Nada? No parece ya posible la nada. Porque aún sin ADN; aún sin medias ni bombachas en estado de pruebas trampeadas, sin maquinaria de abogados del diablo pagados como dioses, y aún cerrado injustamente el escándalo, nada sería igual. Ya no es igual. Y si no fuera un despropósito decirlo, a esta altura de las sospechas el ADN importa pero no cambia el veredicto. Porque aún sin revelarse el enigma, su perversión ha quedado al descubierto.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 6 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 5 de julio de 2010

La alegría de la tristeza


Sería inhumano no sentir tristeza después de la derrota del sábado en Sudáfrica. El generoso recibimiento en Ezeiza no la mitiga: la celebra con el último resto de alegría. Con la resaca de la pasión todavía encendida. El pueblo salió a proteger a Maradona y a su equipo de tanto carroñero de derrotas y de tanto conspirador político. Sobra tiempo para la crítica post mortem. Homero Expósito en su “Tristeza de la calle Corrientes”, adelantó en ese tango nuestra noche del sábado pasado. Le canta a la calle “¡Qué triste palidez tienen tus luces!”. Es que fue un apagón de almas. Al menos de las buenas. Para los antiguos estoicos de la Magna Grecia el ideal era la apatía. Apostaban a neutralizar las emociones. Ese estoicismo no tuvo herederos ya que basta sentirse vivo en la tierra para sentir algo y no nada. Sería absurdo que en la Argentina en lugar de tristeza hubiera hoy apatía. No somos estoicos ni lo queremos ser. Somos la cuerda rota de un violín. Estamos de duelo. Y bastante significativo, aunque no sea el duelo de la muerte ni de la tragedia, y tampoco sea un duelo personal sino colectivo. Se estima que a causa de la muerte de un ser querido el desconsuelo de una persona tocada por la pérdida se prolonga unos meses. Tiempo en que el duelo se elabora. Si se extiende se convierte en patológico. ¿Cuánto durará el duelo futbolístico después del enterramiento ante los alemanes? ¡Y qué enterramiento! Fuimos enterrados cuatro veces. El calavera no chilla: también nosotros enterramos a otros.
Somos muchos y son muchas y diversas las reacciones expresadas. Y las que se reprimen igual se entreven. El diagnóstico básico de la tristeza es la baja autoestima, la inclinación al aislamiento y un desgano físico y anímico que la trasciende aunque la disfrace. Sí, estamos tristes, pero juntos no nos sentimos solos.
Esperemos que este duelo por pérdida futbolística se revierta en un síntoma de entusiasmo y de desquite. Ya hay indicios alentadores. La cuerda rota del violín los hinchas la sanan enseguida. Tienen cuerda para rato. En Ezeiza inauguraron un nuevo estado de ánimo desconocido hasta ahora: la alegría de la tristeza. Una nueva creación argentina. Para el filósofo Descartes existen solo seis emociones a las que llama primitivas y son: “el asombro, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza”. Estas dos últimas les conciernen al fútbol. Son el fiel relato de Maradona. En los años cincuenta Francoise Sagan, una escritora francesa de 19 años conmovió a la critica literaria con un libro que se titula: “Buenos días tristeza”. Era una forma de sentirla con énfasis. También nosotros le damos la bienvenida.
Es la alegría de la tristeza.



Carta abierta leída por Orlando Barone el 5 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 2 de julio de 2010

El futuro de la cajita feliz

Sería extraordinario que las próximas elecciones las ganara el grupo Clarín. Cuenta en sus filas con políticos igualmente extraordinarios que lo siguen encantados de su voluntario sometimiento mediático. La suerte del país y de la sociedad quedaría entonces a cargo de medios de comunicación honrosos, responsables y verosímiles. Y quienes fueran elegidos para ejercer el Poder Ejecutivo –cualquiera sea, de los candidatos progresistas y latinoamericanistas que últimamente salen convertidos de las tiendas de disfraces- tendrían como modelo el comportamiento de Cobos. Pura coherencia y lealtad. Y energía decisiva sin vacilaciones. Si las elecciones las ganara el grupo Clarín la sociedad se sentiría aliviada. Basta de persecuciones y de prepotencias, de bombachas y medias sucias que no pueden aportar ADN; de escarbar en los escabrosos orígenes de Papel Prensa; basta de la Anses, vuelta al saqueo legitimado y al fin, reivindicación del Tedeum autoritario del 25 de mayo a cargo de sus dueños estables de cinturón púrpura. El premio Nobel de la paz sería propiciado no para esas Abuelas obsesivas cazadoras y profanadoras de niños bien criados argentinamente a los que perturban con sus familias del pasado, sino para los más auténticos pacifistas: los de la mesa de Enlace, la policía Metropolitana y la de Bariloche; y la farándula rica, que pide la mano dura y los derechos humanos para los countries y no para las villas. Sin olvidar a los laicos y pastores que rechazan la unión civil de homosexuales y perdonan a sus múltiples colegas pecadores. Si ganara el Grupo Clarín las elecciones se declararía empate entre genocidas y desaparecidos. Y el periodismo estelar se sentiría tranquilo y no sufriría obscenos desnudamientos que lo dejan con el culo a la intemperie. Y no se expondría, como hoy, al bochorno de los observadores que los descubren en sus mentiras y conspiraciones. Y los políticos opositores que ahora solamente tienen el 80 por ciento de los medios para expresarse, tendrían también la televisión pública y radio nacional y ocuparían y dominarían graciosamente el ciento por ciento. Todo. Eso sí sería la libertad de prensa democrática privada. Si el grupo Clarín ganara las elecciones las ganarían los ganadores. No esos deprimidos perdedores que andan siempre pidiendo limosnas al Estado. Todo ese surtido de coaliciones y partidos que hoy se fuerzan por teñirse el pelo de color socialista y progresista para no hacerle el caldo gordo al oficialismo, volverían enseguida a su color natural, el que mejor ideológicamente les sienta. En fin, el futuro es de la sociedad según esta se oriente. Porque si desea recobrarse del síndrome del peronismo kirchnerista, debería votar al grupo Clarín y a sus asociados. Los de ese Grupo aún tienen mucho para quitar y mucho para quedarse y confían en que son eficaces en el embaucamiento. Han embaucado tanto todo este tiempo que acabaron por creerse que embaucar es decir la verdad. En tanto la Cajita Feliz de la Anses regresaría opulenta pero infeliz a sus anteriores propietarios. También regresaría de su exilio tour la viajera Ernestina de Noble. Y muchos que están asomando sus codicias ansiosas detrás de las corporaciones, volverían a sentirse en su naturaleza. Si el grupo Clarín- y todo cuanto eso significa- ganara las próximas elecciones, se haría cierta esa idea de que la historia cuando no avanza, retrocede.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 2 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 1 de julio de 2010

Las máscaras del descaro


¿Quién dijo que la oposición política no tiene argumentos? A medida que se le caen por falta de sostén y veracidad, mete la mano en la bolsa del descaro y vuelve a sacar otro. Actúa como esos apostadores compulsivos que a medida que van perdiendo, más apuestan, a ver si les sale una. Ahora la oposición ha lanzado uno de los argumentos más demagógicos, untuosos y cínicos: el de tratar de conseguir que los jubilados cobren el 82 % móvil del salario de los trabajadores activos. Se basa en un fallo justísimo de la Corte Suprema, cuyos miembros al parecer justificadamente mantienen sus salarios intangibles y libres de impuestos a las ganancias. Este sí, el del 82 % móvil luce como un argumento tan angélico como si proviniera de un Mesías. Intenta producir el encantamiento de los jubilados como si fuesen una masa lábil y entregada a cualquier ofrecimiento. Pero suena tan políticamente correcto como inconcebible. Únicamente en Luxemburgo existe. País tan mínimo que Tucumán es más grande diez veces y cuyo ingreso por habitante es el más alto del mundo. La cantidad de jubilados allí deben de caber en un living. Que los opositores aquí se hayan vuelto filántropos es como si los opulentos fanáticos de la siembra transgénica se volvieran ecologistas. O como si los de esos grupos llamados “Ultrautopía Mao extra large”, una vez beneficiados con el paraíso tuvieran la hidalguía de reconocerlo, y se dejaran de joder a los gobiernos populares. Lo cierto es que un repentino impulso de distribución socialista ha atacado a opositores que hasta ayer se opusieron al rescate de los fondos de los jubilados. Se rehusaron a que fuesen recuperados del saqueo privado y puestos bajo la protección y gestión del Estado. De este Estado, no de aquel que les rebajó el 13 por ciento.
Ni menos de aquel otro anterior Estado “desestatizado” hasta su jibarización. Para que una actitud sea creíble el actor o protagonista no deben estar desacreditados.
Cuánta deshonestidad la de aquel opositor que hasta hace poco se la pasó sosteniendo a Redrado como si perteneciera a un poder mundial autárquico mientras clamaba socorro a la Haya o a Davos o al CIADI para que no se toquen los fondos del Banco Central ni tampoco los de la Anses. Y que de pronto disfrazado de rey mago, promete el reparto y simula sensibilizar su mano izquierda desentrenada larga y vocacionalmente.
Esta clase de histrionismos del caradurismo político presume ingenuidad o amnesia en aquellos que con tal de esperar un rescate se aferrarían a quienes los convirtieron en náufragos y que son más especialistas en ahogamientos que en socorro. Imagino un día en que a la colecta de Caritas, le sale una competencia anticristiana que disfrazándose de cristiana promete más alcancías y una colecta superior a la de Caritas. Imagino a Gerardo Morales reclamando el triple de fondos para Milagro Sala y sus militantes, argumentando que los que están recibiendo no les alcanzan…Imagino a los opositores diciendo que a la Asignación Universal por hijo hay que agregarle la Asignación Universal por la mascota del hijo. O diciendo que el plan oficial de distribución masiva de computadoras debe ser ampliado con un viaje pago a la planta de Bill Gates y el reparto de celulares de ultima generación para cada niño. Imagino cualquier “sarasa”, como dicen los jóvenes. Pero sus máscaras los desenmascaran.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 1 de Julio de 2010 en Radio del Plata.