La noticia nos cuenta que el grupo de música “Callejeros” actuó en la ciudad de Olavarría a pocos días del dictamen de la Justicia por el caso Cromañon. La noticia dice que miles de asistentes, en su mayor parte jovenes, agotaron las entradas mucho antes del recital. Ya había habido en otras ciudades, varias presentaciones del grupo posteriores al desastre. ¿ Pero por qué producir esta actuación en vísperas del inminente fallo por aquella tragedia? ¿ Y por qué no? O por qué el grupo no fue disuelto y su nombre enterrado o desvanecido. El tiempo transcurrido y la damnificación pública que los involucrados han sufrido es ya una forma de condena previa. Ninguno de los tocados, aunque sea de refilón, por las esquirlas de ese duelo colectivo sale indemne aunque siga vivo. Pero el interrogante acusatorio persiste: ¿ Acaso la banda no debía haberse abstenido de actuar por respeto a los familiares y deudos? ¿No fue un despropósito ofrecer un recital exitoso? También se podría pensar que fue parte de la lógica de la juventud y de la vida. Y que a los músicos los justifica el fervor de los asistentes que se afanaron por ir a verlos y escucharlos. La de Cromañon fue una de esas tragedias de tanta congoja popular que trascienden a su época. No se trata de un atentando o de una matanza de índole política o militar sino de uno de esos infortunios excepcionales cuyos resplandores negros enlutan a la sociedad por contagio geométrico y los tornan inolvidables por mucho tiempo.
El siniestro de Cromañon es el que más discusiones, debates y catarsis individuales ha producido entre nosotros. Durante todo este tiempo se fueron amontonando desde culpas personales a culpas del poder público; desde agresiones, escándalos y versiones técnicas y verosímiles, a versiones emocionales inverosímiles y disparatadas. Hay pulsiones de culpamientos y de exculpamientos enfrentadas.
Y no se sabe cómo cerrará el jurado este largo desconsuelo. Pero sí, se intuye, que será casi imposible para la Justicia hacer que la justicia sea aceptada por todos. Porque para que eso pasara la muerte no debería haber dañado sin chances de reparación el corazón de quienes amaban a las víctimas. Y no deberían haber existido el local de Cromañón ni aquella noche del 30 de diciembre de 2004. Ni tampoco deberían haber existido el empresario que regenteaba el local, ni la banda de rock que tocaba, ni los jóvenes apasionados, ni las bengalas, ni el material inflamable y tóxico, ni las autoridades que descuidaron el control, ni la burocracia, ni cada una de las causas previsibles, imprevisibles, invisibles, inimaginables y astrológicas que convergieron para producir ese efecto mortal inolvidable. Cada uno de nosotros tiene su sentimiento personal o su visión intelectual acerca de eso. Últimamente siento que todos allí son inocentes. Porque contra el poder de las tinieblas no hay puertas de emergencias que valgan.
Carta abierta leída el 17 de Agosto de 2009 en Radio del Plata.
Orlando, yo siempre pensé que es una tragedia en la que todos son inocentes y a la vez todos somos culpables.
ResponderEliminarEs obvio que a nadie benefició esta fatalidad, mas allá de que nadie puede haberse alegrado o haber disfrutado semejante atrocidad, tampoco causó ningún beneficio a nadie. Todos salieron perdiendo. Creo que debería preocuparnos la tendencia que tenemos como seres humanos a buscar culpables, a tomar posiciones desesperadamente, a desangrarnos en debates crueles. El debate de Cromañon es un debate cruel, porque es un debate sobre víctimas que damos aquellos que no lo somos, algo así como ir a un velorio de un desconocido y ponerse a hablar de las cosas que hizo bien y mal el difunto a lo largo de su vida.
La secuela de la carnicería periodística, cada día mas grande (al punto que creo que dudosamente tengamos que importar carne alguna vez en Argentina) es que nos convertimos en fieras sedientas de la sangre del otro, aunque sea nuestro amigo, porque yo defiendo a Chabán y el a Callejeros. No sé si está bien o está mal lo que hizo Callejeros, pero de lo que estoy absolutamente convencido es de que no me gustaría cargar con los recuerdos de los músicos, ni de Chabán, ni de los cientos de sobrevivientes, ni de sus familiares. Y mucho menos, cargar con la culpa de los periodistas argentinos.
Saludos.
Ibarra hacia dos años tenía en su oficina los informes de la defensoría del pueblo (entre otros) en los que constaban las falencias graves en las instalaciones de 86, sí sí 86 boliches en la ciudad en la que él era jefe de gobierno. Y declaró no conocer esas informaciones por ser de órbita de otros funcionarios. Los miembros de la asociación de propietarios y explotadores de locales de esparcimiento nocturno que se reunían periódicamente con él eran beneficiados por su "distracción".
ResponderEliminarEs muy extraño que cuando otros personajes de esta historia están con la espada de Damocles encima, Ibarra no.
Tal cual Orlando.
ResponderEliminarComparto el dolor de la tragedia que se llevó a casi 200 pibes y, también lo de la cadena de responsabilidades.
Respecto al control, es importante recordar que los primeros que recibieron los informes de auditoría sobre las instalaciones y habilitaciones de los locales, fueron los legisladores de la ciudad, muchos de ellos hoy integrantes de algunos bloques de la actual legislatura.
Sin embargo, hicieron silencio al igual que Ibarra.
En esta cuestión me parece que estamos todos los ciudadanos involucrados. Aceptando reglas de juego que luego se nos vienen en contra.
Sería bueno recordar, que para que exista un funcionario público corrupto, del otro lado tiene que haber un otro corruptor - del ámbito privado-.
No existe la corrupción unilateral.
Saludos
Lo leí con atención Orlando.
ResponderEliminarOcurre que ante tanta muerte por una fatalidad se me hace muy difícil emitir un juicio.
Le dejo un abrazo
Adal
La corrupcion o el uso de privilegios que permiten que alguien que está en evidente infracción varios meses después de haber sido denunciado EXISTE.
ResponderEliminarLa he vivido, no me la contaron ni la leí.
La he visto.
UN SOLO LEGISLADOR se hizo eco de los insistentes reclamos de muchos ciudadanos respecto de este tema en el mismo año de "Cromagnon. Los demás hicieron INDIFERENTE silencio mientras seguían hablando solemne y mediocremente sobre leyes ambientales que ni habían leído.
Muchos apelamos al sentido común o a las matemáticas, la estadística o las leyes vigentes para evaluar y decidir o también opinar sobre un tema. Otros, como el actual Jefe de Gobierno y muchos mas, deciden en base al "gusto" personal; sin que importe que haya enormes grupos de ciudadanos que opinen en contra fundamentando su desacuerdo en hechos documentados e invocando leyes vigentes.
Qué bueno leerlo, Orlando.
ResponderEliminarEste tema me toca muy de cerca ya que mi hijo estuvo esa noche en Cromagnón.
Dios, el destino, algún ángel, quiso que no quedara ahí dentro. Con algunas secuelas físicas y otras psicológicas, mi hijo hoy está con nosotros.
Qué difícil echar culpas, qué difícil determinar quién es culpable, quién es más responsable que otro.
Obviamente nadie tuvo, en esa noche terrible, intención de matar.
Callejeros invitaba desde sus afiches a "la fiesta de las bengalas", los chicos, algunos, llevaron bengalas, Chabán permitió tal vez que entrara más gente de la debida. Todos, absolutamente todos, sabían que había demasiadas personas para un lugar cerrado, pero... alguien pensó en esta tragedia?
Creo que todos son inocentes, seguramente con mayor o menor responsablidad.
Tal vez si mi hijo hubiera fallecido, pensaría distinto? No lo se...
Lo que si creo, es que se podría haber esperado
a realizar el recital en otro momento.
Estos días en que todo se vuelve a recordar, en que las imágenes aparecen indiscriminadamente en los medios, en que los olores vuelven a percibirse, hubiera sido mejor no tocar... No se, es mi opinión.
Gracias por sus cartas, Orlando. Son un bálsamo entre tanta paparruchada que se escucha por ahí.
Un abrazo,
Ana Paula
El común de la gente puede tener opiniones sobre el hecho y las responsabilidades de cada uno de los imputados. Sin embargo, la mayoría desconoce la causa y sobre todo no posee los conocimientos en derecho para tener una opinión autorizada. Esto no anula la posibilidad de discutirlo pero si marca un limite.
ResponderEliminarTambién tengo la sensación de que todos son inocentes de la muerte y del horror de Cromañón. Tengo la certeza de que nadie tuvo la intención de matar. Cualquiera podría estar en el lugar de los imputados. No son monstruos, son seres humanos, son como nosotros. Y son ineludiblemente responsables, en mayor o menor medida, de ese fatal, triste y lamentable hecho. Cual es el grado de responsabilidad y la pena que les corresponde, no lo se. Más allá de todo alcance legal de la justicia, con todas las variantes del proceso, el fallo y la condena, somos responsables ante nosotros mismos, somos responsables ante nuestra conciencia. Cada uno en lo profundo de su ser, se siente o no se siente en absoluto, responsable de la tragedia. Saludos.
Estimado y respetado Orlando. Lo miro cuando puedo y se ve 678 desde mi ciudad 9 de Julio. Lamentablemente quienes no pagamos a Clarín no venos nuestro Canal... Aquí le comparto un poema que escribí sobre el programa de la diva de los almuerzos , dónde también se come carne humana...
ResponderEliminarUn abrazo
Miguel Longarini
www.degeneradostiempos.blogspot.com
Almorzando por los pobres
La diva de la TV y los almuerzos con arrugas,
entre ho-rro-ri-za-da y escandalizada,
igual que la iglesia papal y los de su clase
armó la mesa por el hambre y los pobres de mi Argentina.
A ella -su mesa-, asisten algunos iluminados
que comen copiosamente, solidariamente, in-humanamente
mientras descubren la causa del hambre y la falta de pan.
Intelectualizan, diagnostican, pronostican
desde sus pre-pagas que les cubre la consulta
para dejar de comer, para dejar de mirar… y exclamar:
¡Cómo se nota esto de la miseria…!
Era el comienzo del banquete, cuando
la anfitriona interrumpe al rugoso intelectual
que destila culpas desde su rostro gris –cemento,
y nos dice: ¿Les cuento que comemos hoy?
El camarero entre-cámaras se recita la carta
sin equivocarse ni una letra de esos nombres raros,
que no incluyen nuestras comidas: guiso, puchero o polenta,
para que la abuela TV luego,
nos recuerde con el dedito apuntador
que es el Hotel Amigo, quien paga los gastos.
Todo siguió, sin que ningún invitado
no almorzara, ni vomitara de vergüenza; ni por caridad.
La pobreza se instaló en la mesa,
los pibes desclasados de la calle, también.
Un mural de imágenes tristes se pintaba desde cada palabra
aunque ningún niño pudo probar un solo bocado,
para eso están los que comen en televisión
y mastican y beben y tragan y …entre bloques,
descubren de quién es la culpa;
sentencian qué habría de hacerse
para desterrar al hambre y al hambriento.
Llega el final, mientras alistan los cañones de crema
y aflojan el cinto para que entre más postre,
nos cuentan a coro quién es el culpable de tanta inequidad;
de tanto colesterol alto…de tanta muestra de asco.
Al final del espectáculo, la señora estrella
recita un unos versos del refranero popular:
-María poné la mesa / si no hay pan… poné tu cabeza
Y todos aplaudieron al verdugo…
Miguel Longarini
18/08/09
Es todo muy raro. Existen responbles, algunos con mayor grado de responsabilidad que otros, pero ante todo existe un sociedad a la cual ninguna de estas cosas le resultaba novedad.
ResponderEliminarLa noche de la tragedia yo estaba en otro viendo otra banda en san miguel y uno de mis amigos dijo "si aca apagas mal un pucho se mueren todos" Nadie lo nego, nadie decidio irse ni dejar de fumar.
Todos festejamos la bengalas en la cancha y en los recitales, los musicos a veces pedian q se apaguen y nsotros pensabamos que eran unos amargos.
A nadie le sorpendio que exista corrupcion, ni que el negocio de la noche este viciado de la misma.
Todos aceptabamos a travez de la indiferencia todas esas caracteristicas, porq era parte de la adrenalina, las bandas chicas sino no teniamos lugar para tocar,porque nos creemos tercamnte inmortales, sobre todo cuando somos chicos.
y paso, algunos de suerte no estabamos en ese lugar. Y paso y más alla del jucio y de lo que hoy se decida no cambio nada. y la sed de venganza de algunos lo hace más dificil aún.
Porque lo que tiene que cambiar esa esa idea egoista la de aceptar la coima y/u ofrcerla, la de cerrar las salidas de emergencia, prender las bengalas, las del engocio antes que la gente el aplauso de la multitud antes que la gente. y los valores que le damos a la vida nuestra y de los otros.
Hoy hay quien sigue prendiendo bengalas,y quienes las seguimos festejando Hoy yo me veo en lugares mucho mas precarios que cromagñon y decido estar ahi.
Casi se me van grandes amigos, yo no cambie, la sociedad tampoco y no se por donde empezar