jueves, 8 de septiembre de 2011

Indignados contra dignos

La Argentina de hoy no tiene indignados: tiene dignos. Es fácil reconocer sus diferentes y antagónicos significados. Los primeros están enojados con vehemencia; los segundos están satisfechos de responder a algún mérito.
Quienes aquí profesan el desubicado oficio de indignados son las minorías opositoras. Respondan estas a la política, al periodismo, o a ciudadanos. Minorías empacadas en fantasías de “fraude” que se niegan a las pruebas que los dejan defraudados, o proclives a demagogias emocionales del tipo “nuestros niños están en peligro de muerte”. Pero que nunca se admiran de los muchos que cada vez más están en la dignidad de la vida. Sean pobres o no lo sean.
A aquellas minorías no les importa el “todo” sino el fragmento, y aún más si este fragmento –un acto violento, un secuestro, un caso siniestro- se agita y se sopla hasta convertirlo en protagonista masivo de pánico y desvelo. Aclaro: si esta crónica se detuviera en el duelo- en el real, y también en el duelo falso e histérico- no avanzaría en las razones por las cuales la escribo. Sé que el recurso sentimental me permitiría contar con mayores simpatías pero lo descarto. Lo que digo es que a esos “indignados mediáticos” no les importa que –por ejemplo, millones de niños estén protegidos, vayan diariamente a la escuela, jueguen en la calle o con la computadora o con la imaginación nada más, y se fotografíen sonrientes con sus hermanos y compañeros- sino que les importa que uno o dos de esos cuantiosos cientos de miles o de millones sean excepcionalmente violentados. En esa mecánica intencionada el “todo” cambia de significado y de todos aquellos chicos , modestamente y humanamente vivos y más o menos felices, solo queda la referencia dolorosamente circunscripta a esos uno o dos que dejó afuera de la vida el Mal con el respectivo aporte del destino. Nos surge la pregunta: ¿Por qué un determinado crimen tiene el privilegio de la indignación unánime que no tienen tantos otros aún más brutales? No lo sé.
Sé sobre las palabras. Adviértase no solamente el significado sino el sonido y el contexto en que estas se hablan y se imprimen. Porque “indignados”, palabra de moda , que tanto se emplea para calificar las rebeliones juveniles de Europa o de Chile, o de Medio Oriente aquí en la Argentina no se reproduce ni contagia, aunque las minorías lo desean. Y no se contagia porque quienes estarían en edad e ideología y a merced de las instigaciones de los medios para estar indignados, no lo están, sino todo lo contrario: están dignificados; se sienten “dignos”. Aquí, con pruebas a la vista, superan en número y razones a los que desean sentirse “indignados” montándose en la excepción y no en la regla.
Porque con la tumba de una niña, amplificada como un vasto cementerio, se pretendió tapar la mirada de millones de niños dignificados. No les importa encerrarlos y vulnerarlos en un velorio mediático y politiquero que es una refriega entre adultos con preponderancia de canallas. De periodistas de relato fraudulento. Les importa aprovecharse de la herida para escarbarla y que produzca hemorragia. Y es una herida-una- no una matanza social. Se indignan, o lo simulan, sin tener en cuenta el contexto. No es digno.


Por Orlando Barone. Para Agencias de Noticias Télam. 6/09/11

4 comentarios:

  1. No sólo se propusieron opacar a los millones de niños dignificados por las políticas de Cristina sino que, además, pretenden instalar el miedo en la sociedad... fudamentalmente en los más débiles que son los mismos chicos y jóvenes que comienzan a abrir los ojos. A propósito esto lo escribí poniéndome en el lugar de uno de ellos y quisiera compartirlo con vos, Orlando, y con tus lectores.
    "La historia de esta nena, que tenía mi misma edad, todos la conocen. A lo que me voy a referir en esta nota es a como repercutió en mi persona "el relato" que sobre ella hicieron los medios de comunicación hegemónicos.
    Desde que mis padres se enteraron por TV que un pedófilo había secuestrado a Candela, no hicieron más que recomendarme que me cuide. Y por más que yo les aclaraba que no debían preocuparse; primero, porque soy varón; segundo, porque no me baño muy seguido así que, con el olor, como hace el zorrino, espanto a los depredadores; tercero, porque poseo pocos atractivos físicos ... ellos continuaron con su prédica.
    "No hables con desconocidos por la calle. Y ni se te ocurra acercarte si un conductor de un automóvil te llama".
    Tanto machacaron con el asunto que, el otro día, mientras me dirigía caminando hacia la escuela, cual émulo de la piba que hacía la publicidad de "Dánica dorada", aquella que para no olvidarse del mandado repetía "era para untar, era para untar", yo me decía a mi mismo: ¡"¡Degenerados! ¡No soy para coger! ¡No soy para coger!".
    Lamentablemente, a pesar de todas las precauciones, y confirmando la máxima gay "uno teme lo que desea", sucedió lo tan temido. Una camioneta que se desplazaba a paso de hombre detrás mío por la avenida Chiclana, aminoró su marcha y al estar a la par mía, un sujeto con "cara de pocos amigos", se asomó por la ventanilla con la intención de decirme algo. Previsor como puercoespín con espada no le di tiempo ni de abrir la boca: le pegué un certero cascotazo en medio de la jeta y salí corriendo al grito: "¡Degenerados! ¡No soy para coger!".
    Estuve perdido, no recuerdo cuanto tiempo, deambulando por las calles de Parque Patricios hasta que, una vez superado el trauma, me encaminé hacia mi destino: el Normal 11.
    Me llamó la atención ver en las inmediaciones el camión de exteriores de TN, a mis compañeritos, a las maestras y hasta a mi archienemiga la directora doña Clotilde (ferviente admiradora de Mauricio Macri). Ingenuo, pensé: "¡Con que velocidad se divulgan las noticias! ¡Esta gente me está esperando para darme su solidaridad!". Pero mi deducción fue errónea y mi sorpresa mayor cuando doña Clotilde se desprende de la multitud y me insulta: "Idiota! ¿Por qué agrediste a don Pedro que nos trae las viandas del almuerzo que prepara el Gobierno de la Ciudad? ¡Sos un montonerito de mierda como tus padres! Te crees muy revolucionario por las pelotudeces que escribís en tu blog y los patéticos atentados que llevás a cabo. No te das cuenta que sos el último perejil del kirchnerismo y sólo te usan como carne de cañón".
    Para no desautorizar a mi superiora, la directora, y confirmar la opinión que tenía sobre mi persona, le arrojé por la cabeza la piedra que me había quedado de reserva. Tras lo cual, ni lento ni perezoso, desaparecí de la escena del crimen.
    .......

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  2. (continuación y final del comentario anterior)
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    Por suerte, encontré asilo en la casa del abuelo Ñato donde permanezco encerrado ya que la policía metropolitana me anda buscando. ¡Recién comprendo lo mal que se siente ser un preso político!
    Con tristeza y desconsuelo acabo de enterarme que a Candela la asesinaron. Pero no fue un degenerado sexual el autor del ataque, como la prensa afirmaba, sino que se trató de un simple caso policial: un ajuste de cuentas entre mafiosos.
    En estos momentos de reclusión varios interrogantes vienen a mi mente:
    - ¿Por qué el afán de los medios en instalar la versión de un degenerado sexual como responsable del secuestro e ignorar la posibilidad de que se tratase de un asunto de dinero?
    - ¿No será que es porque produce miedo que anden pervertidos por todos lados y que a nadie le afectaría la pelea por un botín?
    - ¿No será que a estos multimedios informativos , aliados de los gorilas, les conviene tener a un pueblo temeroso que siempre es más sumiso y fácil de dominar?
    - ¿No estarán preparando el caldo de cultivo para la aparición de un nuevo Blumberg que agite "la ola de inseguridad" y saque al pueblo a la calle a protestar.
    PD: Les quiero dejar un consejo a los pibes de mi edad. El mundo no está lleno de lobos feroces y nosotros no somos caperucitas rojas, como muchos adultos nos cuentan. Sólo hay una cosa a la que hay que tenerle miedo ... al miedo. Como decía el querido Néstor Kirchner "investiguen, infórmense, rebélense. El futuro lo haremos nosotros"

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  3. Hola Orlando!
    Soy Stella Palma, la que te invitó a ver "Entre putas y chorros", "El país de nomeacuerdo", "Doña Disparate y Bambuco" (vinieron tus nietos)Bueno ahora te quiero invitar a ver "Alegreto, una comedia amoral" en el Teatro La Casona - Corrientes 1975 los viernes y sabados a las 20.30 y los domingos a las 20. El telefono que tengo me dice que no corresponde a un abonado en servicio. Por eso opte por este medio para comunicarme. Te paso mi mail stpalma14@gmail.com mandame un mensaje con tu numero y combinamos. Te mando un beso
    Stella

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  4. Hola Orlando, recién termine de ver Mad City, de costa Gavras con Travolta y Hoffman. Creo que debería verse en todas las carreras de periodísmo como mínimo. Recomendala por 6,7,8

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