Hoy viernes doy una conferencia en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Noroeste; mañana sábado doy otra en Carlos Casares. No sé si llegan hasta allí las cenizas. En una y otra ciudad hablaré al menos media hora seguido. ¡Media hora! En comparación con lo que hablamos en 6,7,8 es una eternidad. Ya que en el programa en el que participo se habla un promedio de 4’ cada uno; y siempre que a un invitado no se le ocurra hablar quince minutos, porque entonces a los panelistas nos quedan menos de tres por boca. Y a veces uno no habla y espera al otro día. Esa es la mecánica. Tratándose de compañeros que nos respetamos la opinión así dosificada y fragmentada funciona con más o menos armonía. No participamos de discordias mediáticas entre nosotros: aunque sí de intercambios no siempre coincidentes. Las discordias son ideales para el rating pero no para los seres humanos que no quieren arriesgarse a la indecencia. Además si un día hay algún invitado lenguaraz que no usa coma ni punto y es imparable, por cortesía nos quedamos respetuosamente callados a esperar que termine. Si termina. Y si por ahí aparece algún otro invitada/o hostil que nos apunta que el programa no es democrático y agarra la parla, nadie lo para ni lo refuta: no sea que se ofenda y después digan que en el canal público no somos democráticos como son ellos que nos putean democráticamente entre muchos.
En 6,7,8 el invitado hostil que se aviva de la mecánica, y escupe el asado de entrada, gana. La escupida tiene un gran efecto porque deja al sudoroso asador desconsolado y puteando porque por una escupida ya nadie habla de lo doraditos que están los chinchulines y las mollejas, sino del escupidor hijo de puta al que hasta le hacen reportajes. Porque “un escupidor tiene más prensa que un no escupidor” dice una leyenda de escupilandia periodística.
Si dudan del escaso tiempo de que disponemos los panelistas observen el total del parlamento. Y hagan la prueba y vean cuánto es 4` para decir algo que tenga peso específico. Y si se quedan con la mitad de un párrafo interrumpido, esperen sentados porque por ahí en la rueda ya no le toca más la palabra. Y si les toca ya se olvidaron de la parte suspendida. Así que viajo. No en una Ferrari ni en un avión de 700 mil dólares.
Sé que en Junín el intendente es un ex radical K que después de la 125 pasó a radical cobista, y ahora no sé; en Casares el intendente es radical, supongo que radical del GEN grupo tenuemente progresista si eso no lo aparta del sojerismo. A esa región se la conoce como el reino sojero y el lugar es el corazón de la tinieblas, como la novela de Joseph Conrad: porque ahí es la selva rabiosa de las “no retenciones” y donde más boinas plato y “silobolsas” se usan. No se preocupen: seré bienvenido. Estoy protegido por mis anfitriones: militantes y estudiantes del Movimiento “Evita”. No los conozco personalmente pero intuyo sabrán responder a su nombre símbolo. De lo que voy a hablar es fácil. Será acerca de cómo va a perder las elecciones el Frente para la Victoria; si es que Cristina se presenta. Porque según los informadores independientes que solo dependen del stock de mentiras y rumores, se barajan varias opciones o excusas para que ella tome esa determinación. Y son, a saber: que si no se presenta deja culo pa´ arriba a los sindicalistas y a los alcahuetes del PJ y a las Madres y a las Abuelas; porque si no se presenta puede dedicarse a sacarse el luto porque el negro la harta pero lo usa porque sigue siendo un color que mueve a la piedad; porque tiene miedo de perder y que se cumpla el vaticinio de Elisa Carrió, que ella sí sabe que va a ganar; o porque no le da el físico ni la psiquis, o porque quiere pasarse un año en un spa de Suiza para lukearse y volver a la vida cómoda que más le gusta, o porque los argentinos la tienen podrida. También hablaré acerca de cómo se recuperará el maltratado periodismo independiente gracias a que Cristina no se presenta, y hablaré sobre Schoklender porque si no hablo de él me salteo el centro del Universo. Entonces diré con tono ético y épico- de púlpito de periodista preclaro- de todo cuanto Schoklender ahorró furtivamente en las islas Caimán, que hasta se compró una isla en Grecia que antes pertenecía a Onassis y se está por comprar el imperio de Bill Gates. Ah, y si tengo tiempo-y no me tiran con una bolsa de soja o con un chancho o con un libro best seller de la intelectual de moda en La Nación y Clarín y Perfil- hablaré sobre el periodismo como el mejor oficio del mundo. Esta parte se titularía: “Fábula, cuento y fantasía”.
Y tal vez opine sobre “Evita” en alusión al grupo que me invita. Pero tendré cuidado en no usar su nombre como oposición a Perón. Porque ese es un recurso más gorila que King Kong trepándose al Empire State. O más gorila aún que un ex peronista actual, de esos que llegan al gorilismo por no tener defensas ideológicas. Entonces contraen el virus de peronista-antiperonista. Y ahí sí que el virus gorila es más atroz e incurable que el del gorilismo genético original.
Si me preguntan por mi salud moral les diré lo que muchos saben y muchos otros no: que no comulgo ni hago confesión desde hace mucho tiempo. Que no fui empleado de Clarín sino que colaboraba en el suplemento cultural y era externo al diario. Es decir colaboraba espaciadamente publicando cuentos, poemas y reportajes a ídolos populares. Nunca escribí en las páginas del diario mismo: menos sobre política; y siempre en cultura, el suplemento semanal. No se me pagaba aguinaldo ni vacaciones y si me enfermaba me jodía. Y coincidiendo en esa época con intelectuales admirables, también colaboradores: como César Tiempo, Elías Castelnuovo, María Granata, Bernardo Verbitsky, el poeta chaqueño Veiravé, Ernesto Sabato, Fermín Chavez, Eduardo Calamaro, ensayista y padre de los músicos de rock; Jorge Luis Borges, Brandán Caraffa, Cortázar, Olga Orozco, Mastronardi, etc. Renuncié a Clarin dos años antes de la guerra de Malvinas. Todavía estaba la dictadura. Aún no se hablaba de las conspiraciones y torturas para adueñarse de Papel Prensa; y menos de la sospecha de que los hijos adoptados por Ernestina Herrera de Noble eran de desaparecidos y casi nadie sabía bien quién era Héctor Magnetto. De la única concentración de la que se hablaba era de la concentración de los jugadores de fútbol. Nunca de la de Medios. En Clarín trabajaban muchos periodistas peronistas y de izquierda. Todavía no se había convertido en el monopolio de los años noventa y dos mil. El público lo consumía como los osos glotones la miel. Y como los antikichneristas son glotones de querer volver a comerse al Estado. Los domingos Clarín vendía más de un millón de ejemplares pero controlaba de no pasar esa cantidad porque más de un millón no era negocio; era más costo de papel, de carga y de transporte. Ah, nunca trabajé en la revista Gente ni en editorial Atlántida. En cuanto al diario Extra que fue un fracaso y merecido, si hay alguien que lo haya leído y sepa de una nota firmada por mí que traicione mi presente que vaya al oculista. Pregúntenle a los menemistas cuán menemista fui. Brutos lean mi pasado no lo inventen. Pregúntenle a La Nación cuán antipopulista, antichavista, anti Evo fueron mis crónicas de Puerto Libre. Si leen el “Nunca Más verifiquen si estoy citado por soplón en alguna página y si tienen la oportunidad pregúntenle a mis patrones qué alcahuete y que sumiso que era con ellos. Disculpen estos ex abruptos. Nunca escribí a favor de la dictadura, en contra de los Desaparecidos ni de Madres y Abuelas. Por eso no me señalan como pretenden señalarme los que sí hablaron en contra. Tampoco escribí a favor del neoliberalismo ni del menemismo ni tuve ningún papel ni cobarde ni temerario, ni militante ni de idiota útil; ni de alcahuete de las corporaciones. Diré todo esto en las charlas. Y ya hartos de mi- yo mismo y los que concurran – les haré saber que mi nieta y asistente Milena me leyó el título de tapa de la revista Noticias de la semana pasada con el tema de Sarlo y 6,7,8. Es éste: “La intelectual del momento y el pasado gris de Orlando Barone”. Y me dijo tiernamente, sagazmente, “baronemente”: “Abuelo, si hacen la nota para cagarte y solo pueden poner que tu pasado es ´gris`, es porque es blanco. Y si hubieran puesto negro es que es gris”. No me dijo que Noticias me eligió el peor, porque soy el mejor, porque ambas cosas son mentiras. Me dijo: “Abuelo , te quiero”.
Gracias Milena. En fin, el domingo 12 pienso estar en 6,7,8. Si es que consigo desabrazarme de los abrazos de Junín y de Carlos Casares.
De Orlando Barone, 10 de Junio de 2011.