lunes, 29 de junio de 2009

Se acaricia más con la derecha que con la izquierda

Si, claro: debe de haber menos amantes que acaricien con la zurda que con la derecha.
En el mundo hay más gente que emplea mejor esa mano que la izquierda. Que es llamada la siniestra por contraposición a la diestra. También pasa con las piernas. Es cierto que hay grandes genios del fútbol, del tenis o de la pintura que son más hábiles y diestros con la zurda, pero la excepción no hace la regla. En cualquier cuento de miedo o de terror lo temible es siempre lo siniestro. El corazón que está a la izquierda, es la causa por la cual más se muere. El hemisferio izquierdo es el de la razón, que es lo que más se pierde. La tradición cristiana occidental es clara: la derecha significa el porvenir y la izquierda el pasado. Por algo está el refrán que dice que levantarse con el pié izquierdo es de mal augurio. Elisa Carrió cuando se dio cuenta del error se pasó a la derecha y empezó a ser mimada por los medios. Los medios son natural y genuinamente de derecha. Salvo las revistas literarias o los periódicos estudiantiles de poco tiraje. Como antídoto está el refrán que dice que es buena suerte empezar con el pie derecho. Aunque está ese otro refrán que dice: /“Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”. /Que parece hecho para muchos argentinos que para votar- según les caiga más cómodo- usan ambas manos alternadamente. Y no siempre la cabeza. Me involucro: no estoy exento. Como votantes somos ambidextros, y depende del estado de ánimo si votamos en un sentido o en otro. Pero últimamente con mayor predisposición por la derecha. La izquierda se usa excepcionalmente en raptos adolescentes o quiméricos. Y en nuestra ciudad con intermitencias volátiles. Ya que esta sociedad en la buena década consagró al riojano Erman González y a María Julia. Lo raro de hoy es que la derecha mira con complacencia a la izquierda como si fuera una inesperada y útil compañera de urnas. ¿Pueden izquierda y derecha tener un mismo enemigo? Pueden. Solo que al final quien lo vence y se queda con todo es la derecha. En la tradición cristiana occidental la derecha significa el porvenir y la izquierda el pasado. Esquilo afirmaba que /“el brazo derecho es el que blande la lanza”. /Sí, es el brazo que expulsa inmigrantes, discrimina minorías y pueblos originarios. Y flexibiliza aún más a los desocupados. Sin embargo hay minorías y desocupados que eligen a la derecha. Y nadie los manda. Van ellos solos , derechitos. Las agujas del reloj giran en sentido derecho. Escribimos hacia la derecha. Y en aquel país torcido creamos aquel mensaje: /“somos derechos y humanos”./ Que sirvió para demostrar la humanidad de la derecha argentina. Si fuera cierto lo que se anda presumiendo, Cobos, de Narváez, Reutemann y Macri, serían las nuevas promesas presidenciables. De seguir así, el sillón presidencial va a tener el diseño de un silo de soja.

Carta abierta leída el 30 de Junio en Radio del Plata.

viernes, 26 de junio de 2009

La veda vedada


Desde hoy no hay que hablar de las elecciones. Dieta política mediática. Abstención pública partidaria. Rige la veda. Hay que mantener el voto callado. No hay que hablar del voto cantado ni andar pregonando el voto. Hay que esperar al domingo sin hacer propaganda política. No hay que salir por las calles levantando los dedos haciendo la V de la victoria, ni sacando el brazo por la ventanilla de la cuatro por cuatro revoleando en el aire la boina chacarera. O salir repitiendo por ahí ¡Qué te pasa! o “no positivo”. Hay que mantener el voto en secreto. No mentir, no engañar, no pronunciar el nombre del candidato o del partido elegidos en vano. Lo que se sabe se sabe. Se sabe por quién vota uno. Salvo que en una de esas en el cuarto oscuro se de vuelta porque darse vuelta es tan fácil como mantenerse al derecho. Se sabe por quién vota aquel que está al lado porque lleva el voto en la cara estampado. Se sabe por quiénes votan los vecinos que se deschavan sin necesidad de preguntarles. Y por quiénes votan los encuestados de cada cliente interesado.
Y ya sabemos, sin necesidad de que nadie lo diga, por quién votan aquellos ídolos y esas vedettes linchadoras, y esos oyentes rabiosos que llaman envenenados al programa de ficción de Capusotto.
Y los que se la pasaron hasta hoy todo el día alardeando de por quiénes iban a votar como si tuvieran el voto revelado.
O fueran “fans” del voto esnob que en la porteñidad viene “empinado”. O del voto infiel, del voto santo y del voto choripán o gourmet. Para qué cometer falta y transgredir la veda si ya se sabe por quién votan las consultoras de riesgo, la cacerola de teflón y el gorila albino, y por quién votan los pinguinos, los camioneros malos y esos que tocan el bombo y cantan la marchita no autorizada.
La veda veda, porque veda. Pero no puede borrar los grafitis, despegar los afiches, bloquear la red informática y prohibir los mensajes de texto y las cadenas de correos electrónicos. O las conversaciones de taxi, las de sala de la sala de espera o a la salida de la escuela. Ni puede prohibir pinchar con alfileres vudú la lista opositora. La veda vedada no es pecado.

Carta abierta leída el 26 de Junio en Radio del Plata.

miércoles, 24 de junio de 2009

Las urnas, las cajas y nosotros


Una urna es la que guarda los votos ciudadanos. Y aunque estéticamente sea una caja de cartón sigue siendo una urna. Porque ese es el símbolo del encuentro democrático. En el budismo chino la urna es una de las ocho figuras de la buena suerte; el estado de la suprema inteligencia. A su vez los simbolistas la registran como un símbolo del arte, porque de ella, como de una vasija, mana el agua incesante. Es que ese fue el origen de la palabra latina: así se le llamaba al cubo que sacaba el agua del pozo. La urna que guarda las cenizas de los muertos simboliza la sucesión de la vida y la muerte. Y la más célebre de todas es la que figura en el templo de Apolo labrada por Dédalo. Más modesta, pero no menos simbólica, es la urna de la mesa del comicio en una escuela pobre o en una rica de cualquier barrio argentino. No se crea que es casual que se haya querido que sea una urna el recipiente que contiene los sufragios. Significa el receptáculo donde se depositan las expresiones de un pueblo en democracia. El domingo se cargarán con más de 27 millones de sobres que contienen papeletas con los nombres elegidos. Después, ya abiertas, se descargarán y derramarán públicamente su contenido: todo lo que sentimos, lo que somos y lo que deseamos. Y allí estaremos contados, arracimados, clasificados, sumados y comparados. Transparentes.
Lo que resulte de las urnas seremos nosotros en esta coyuntura. En este momento de la historia.
Julio Cortázar tradujo aquel bello poema de John Keats: donde Keats le canta a una urna griega:
“Cuando a nuestra generación destruya el tiempo/ tu permanecerás , entre penas distintas a las nuestras”. Y si: cada generación tiene sus urnas y las llena y vacía como puede. Durante años a las urnas argentinas les faltaron poetas y les faltaron votos. Y les sobraron tapaderos y tapamientos que las cerraron para que no abrieran la boca. Ya no. Las cajas que actúan como urnas hablan por nosotros. Si ante ese espejo nuestra imagen no nos gusta no acusemos al espejo. Y asumamos eso que refleja. No se salga a gritar con histeria que no vale, porque vale. El único fraude sería el de los que “fraudan” un fraude que no existe.
Votar es saber perder sin escupir a los que ganan ni a los que gobiernan.


Carta abierta leída el 24 de Junio en Radio del Plata.

martes, 23 de junio de 2009

La cruzada contra los infieles

Cunde una cruzada santa que une a toda la oposición contra esa atroz herejía oficialista. Como si detrás del Gobierno, Satanás levantara su imperio maléfico.

¿Es justa tanta desmesura contra una gestión que no mata ni prohíbe ni reprime, pero que disgusta a una gran parte de la sociedad por los mismos motivos que a la otra le gusta?

La idea de las cruzadas, nombre que deriva de la cruz cristiana, fue puesta en práctica por los papas del medioevo. Se trataba de campañas militares para perseguir y dominar a quienes sostenían doctrinas erróneas. Era la llamada Guerra Santa librada contra los bárbaros y los herejes. Los soldados se iban a reclutando a destajo sin medir si eran cristianos o ateos, o lo que fuese. El infiel se merecía el ataque del rejunte.

Casi diez siglos después los peronistas, ya al nacer, fueron considerados infieles y adeptos a una doctrina errónea. Y contra ellos se lanzaron cruzadas destinadas más que a vencerlos, a extinguirlos. Por eso los cementerios más grandes son los peronistas. Y lo fueron también las cárceles más largas. Acaso ratificando a Darwin en la teoría de la evolución de las especies, y para no extinguirse, sus fieles adquirieron nuevas mutaciones que permitieron su supervivencia política. Algunas de estas mutaciones de resistencia dan lugar a desviaciones y a “peronisismos” simulados o falsos: disidentes. Que finalmente se sinceran y acaban en las filas enemigas.

Esa palabra –cruzada- alivia hoy su significado y quiere decir: propagar una idea o una campaña contra un Mal o contra un vicio. Por alguna reacción- ya no cristiana sino “republicanista y republicanóloga”- el peronismo en el gobierno es juzgado como un Mal y como un vicio. La derecha lo odia más que a la izquierda y la izquierda más que a la derecha. Ambas se entremezclan en la cruzada. Los del centro también rechazan al peronismo por impuro: porque siempre se mancha con algo. Todo entonces van “a por ellos” en tropel, aún cuando mantengan entre sí aviesas tensiones de discordia. Pero ahí están en “amasijo” para combatirlo como si fuera el enemigo más temido y más temible.

De aquellas antiguas cruzadas santas, a una de ellas se le llamó la de “los príncipes”. A esta no: porque no es noble. Porque es menos democrática que fundamentalista.

A la Argentina de hoy le cabe el desmesurado

honor de inaugurar la cruzada “antikirchnerista”. Tanto impulso “contra”, tanta unidad rabiosa lucen fanáticas. Demasiado para combatir a un gobierno que solo gana o pierde a través de los votos.

Por algo será.



Carta abierta leída el 23 de Junio en Radio del Plata.

lunes, 22 de junio de 2009

No contesto porque contesto

Leo los mensajes que llegan al blog. Y los lee mi asistente. Si fuera por ella me pasaría horas contestando, pero sería redundante hacerlo: porque para eso están mis cartas, mis textos. Que contestan muchas cosas acerca de qué pienso y qué no pienso. ¿ Para qué más? El juego es ese. Entrar o salir. Quedarse o partir. Dialogar entre los que quieran dialogar. O hacer silencio.
Yo escribo y esa es mi contestación. Les confieso que me lleva su tiempo.
La blogesfera es un universo. Y somos ahí “nadies” minúsculos presuntamente identificados, presuntamente humanos, presuntamente presuntos.

Orlando Barone

La semana del revuelto Gramajo


Estamos desorientados, no “como turco en la neblina” sino como neblina sin turco. Ya nadie sabe, aunque sepa. Y ni siquiera el destino, que sabe todo de antemano, podría saber cuáles van a ser los resultados de la noche del 28 en la Argentina. Porque los resultados van a ser surtidos. En la ruleta se ha soltado la bolilla y salta de casillero en casillero y todos mirándola e incitándola con sus diferentes deseos. Porque hasta los presuntos o previsibles ganadores holgados ahora aparecen menos holgados o más encogidos. Y los a priori augurados perdedores de pronto aparecen más encendidos. Candidatos de izquierda lisonjeados por las derechas; candidatos de derecha que se ponen un poquitín distraídamente a la izquierda. Candidatos “cualunquistas” que todavía no saben donde van a derrapar el día 29. Candidatos desembozadamente aliviados de destapar su inconsciente criado en la gula de la economía de mercado. Y candidatos difusos y confusos y rantifusos que buscan robar mandarinas del huerto de al lado, aunque después de domingo se las tiren a los chanchos. Peronistas de antes, de ahora, de mañana y de paso. Peronistas trozados que milagrosamente nunca dejan de ser peronistas. Y por más que sus trozos se dispersen por todo el conurbano siempre conservan su genética originaria, y dejan con el culo al descubierto a los trozos de peronismo falso aunque tengan la marchita. También una pestaña de gorila se delata aunque no pestañee.
O un fragmento natural de radicalismo se identifica con la boina blanca popular. Pero hay otro que se pavonea con la boina plato transgénica ladeada bien a la derecha. La clase media mutante- la que más cirugías plásticas se hace, y la que más practica el diván absolutorio- ha mutado en la ciudad y en la pampa húmeda hacia el “gauchocratismo”. Revuelto Gramajo. Plato campaña del desierto, de mescolanza frita. Los cocineros finos lo han sofisticado pero igual le sobra en colesterol malo. Para que no se agote el juego que jugamos, hay que realimentarlo con mentiras, que reparten más premios que las verdades porque de estas hay menos. Por eso la máquina mediática drena a destajo predicciones. Algunas son verosímiles: pocas. La verosimilitud ya no se usa ni en la declaración de amor. Somos glotones de irrealidades. De encuestas y de pálpitos. Y de rumores afines a cada uno. Nos creemos lo que nos sienta, no lo que nos jode. Muchas de las inexactitudes que consumimos insanamente, son tan inverosímiles que el medio o el periodista que las difunde si no siente vergüenza, es porque ese es un sentimiento ya exhausto. Tampoco se avergüenza el que se las cree. Ni el que las cobra. Porque si las encuestas no aciertan es porque mienten los encuestados. Es que la vergüenza está en extinción ganada por el descaro. Ojalá después de votar no nos caigamos mal a nosotros mismos. Para sentirse bien no sirve meter el voto cargado de rencor. Y no basta meterlo solo con la mano.


Carta abierta leída el 22 de Junio en Radio del Plata.

viernes, 19 de junio de 2009

A mis lectores blogueros:


El escritor y pensador José Pablo Feinmann dice que cualquier boludo tiene un blog (http://www.youtube.com/watch?v=g6sWDwpBxRQ). Escúchenlo. Tiene razón. Yo aporto: hay blogueros cursis, blougeros flogers, blogueros truchos, blogueros malos escritores, blogueros farsantes; blogueros seudopoetas, blogueros seudoperiodistas, blogueros seudosesudos. Y blogueros personas, traslúcidos, capaces de sincerarse en el blog más que ante el confesionario o el sicoanalista. Se sabe: la blogosfera es infinita. Con todo, me impongo la voluntad de tener un blog. Yo soy de la generación donde la mayor tecnología doméstica era la heladera Siam y el teléfono fijo negro de ENTEL antes de María Julia. Me gusta leer y leerlos a ustedes: a los buenos y a los malos. Acaso porque me gratifican al saber que están por ahí, y porque si son los buenos acarician mi autotestima y si son los malos entrenan mi rencor que tiene su lugar porque también soy humano. El blog es una promiscuidad abstracta, así como la bombilla del mate es una promiscuidad concreta. No tomo mate, porque con la boca la única promiscuidad que me gusta es la del beso entre dos bocas. Pero la promiscuidad del blog me atrae y sorprende. Aunque todavía no sé en qué lugar de la tabla de blogeros de José Pablo Feinmann me ubico.

jueves, 18 de junio de 2009

El voto inmaculado siempre pierde

Me refiero al voto de izquierda inmaculado. Un voto argentino largamente usado pero increíblemente virgen. El dilema se le plantea ante un gobierno popular. Qué dilema para el voto de izquierda. Porque para satisfacer la ideología insatisfecha de ese votante, el político y la política al cual voten, debe lograr que la vigilia sea igual que el sueño. Menos no. Sueño. Y puro. Para tener una idea de cómo es ese voto
absoluto, piense en qué es lo que no vota. Desde ya no vota a la derecha ni al centro ni al semicentro. Le sobran argumentos para no votar a candidatos que nunca pronuncian esa palabra promiscua: pueblo, y que se inclinan por contribuyente o vecino. Y que el verbo que más usan y conjugan, es privatizar. No darle su voto a la derecha le es natural. Instintivo. Pero tampoco vota hacia la izquierda si no es toda de izquierda e inmaculada. Es que para ser tan de izquierda como ese voto, hay que tener el paladar negro. Si en un país cualquiera hay una región con microclima y no se nacionaliza el microclima y se deja que lo respire cualquier turista extranjero con despilfarro, el gobierno de ese país no sirve. Para poner otro ejemplo: ese votante inmaculado no votaría a Evo Morales. No. Salvo que Evo expropiara ya mismo Santa Cruz de la Sierra. Menos votaría a Chávez si no deja de venderle petróleo a Estados Unidos. A Correa tampoco lo votaría si no nacionaliza la línea del Ecuador y si no salva a las últimas tortugas de Galàpagos.Es tan enteramente de izquierda y progresista que duda del Che Guevara por verlo en las fotos fumando esos cigarros capitalistas. Tampoco le gusta la revolución cubana: porque ahí se permiten los hoteles cinco estrellas; no recuperan Guantámano; y dejan que los cubanos jueguen al béisbol. Ni se le ocurriría votar a Tabaré que deja a Punta del Este como dominio extranjero; a Bachelette menos: si está con el ALCA. Y Lula está ahí resignado, sin declararle la guerra a Sarcozy después del
desastre áereo y dejándose lisonjear por Obama que es “oscuramente” sospechoso.
Ese voto de izquierda o enteramente progresista, o puramente diáfano, cada vez que vota pierde. Es como aquellos enamorados del amor que nunca se enamoran de un ser concreto, porque en la práctica tiene defectos. Y acaban solitarios resentidos negándose aunque sea una caricia porque no es la que ellos se diseñan. Y si un gobierno lograra bajar la mortalidad al mínimo posible, dirían que eso no basta: que falta alcanzar la inmortalidad. Y si se cumpliera la consigna de hambre cero y ya no
hubiera hambrientos, dirían que la comida es mala. O todo o nada, piensan. Pues nada. Por eso ese voto del que hablo no es ni siquiera la utopía. Es un gesto onanístico que pone feliz a la derecha más derecha. La que brinda con soja. Pero al voto inmaculado no le importa perder: elecciones sobran.
Pero el tiempo pasa.

Carta abierta leída el 18 de junio en Radio del Plata.

miércoles, 17 de junio de 2009

El bello día después de las elecciones

Una cosa es segura: el día 29 de junio tendrá venticuatro horas y seguirá siendo invierno. Desdramaticemos. Si sus ojos se cerraron y elmundo sigue andando, también nosotros, seguiremos andando. El candidato Carlos Heller bromeó acerca de que lo que va a venir después del 28 de junio es nada más que el día 29. Y tiene razón porque no se puede saltear al día 30. ¿Y qué va a pasar el 29? Los ñoquis: sean las pastas
o los empleados truchos. Pero será como cualquier otro día: se trabaja.O se da parte de enfermo. Se hace o no se hace el amor, como siempre. Se va al banco o a la facultad, se hacen trámites, se lleva a los chicos a la escuela, se va al supermercado, al restaurante o al cine. O se hace la cola que nunca hacen los que están eximidos de hacer cola.Pero el 29 de junio la presidenta será la que está ahora. No hay caso.Biolcatti y Mariano Grondona no acertarán. Pero insistirán en el
desacierto. Tanto va el deseo a la fuente que a lo mejor no se cumple.El vicepresidente discordante será el mismo. Nadie desaloja el vacío.Votantes y candidatos, casi todos, seguirán vivos.Salvo los que fallezcan. Habrá nacimientos. Y divorcios. Y opiniones. Es lo que más habrá: todos opinaremos sobre el resultado de las elecciones. En voz alta o baja. O para adentro. La para adentro es la opinión que causa más estragos. Estraga al que la esconde y al que se contagia por osmosis.
La “opinionología”, esa ciencia colectiva inherente a la condición humana, a veces inhumana, tendrá el 29 de junio su día argentino.Las opiniones se desvanecerán al instante de ser emitidas; con ellas el sabio Universo amasará una gaseosidad inasible y efímera.Como esta carta, como la mala leche de los gurúes económicos y el mensaje siniestro de los apocalípticos. Las injurias, los denuestos, las ofensas
que se cruzaron los adversarios políticos ya estarán fluyendo por los sumideros hacia el lago del olvido más eficaz: el del olvido de lo olvidable.La cruzada antigobierno habrá drenado sus legisladores y sentirá alivio.La resistencia oficialista sentirá que opuso resistencia. Y la yapa.El 29 de junio se habrán cerrado las urnas pero no el mundo.No desaparecerán las vacas ni la soja ni la leche ni el trigo.No desaparecerán el combustible, los depósitos, las reservas del banco central, el fútbol, las botineras, las noticias policiales ni el rating.Ni los idiotas útiles o inútiles, ambos de igual categoría dado el resultado que consiguen. No desaparecerán los odios. Porque son lo más natural.Aunque sea ese odio chiquito pero molesto.Odios de discusión de sobremesa, de blog o de taxi. Que pasa pero deja. Lo que queda del odio político es la sensación del malgasto del odio. Después
del 28, como dijo Heller, viene el 29. No hay que asustarse de los asustadores. Voto más, voto menos, la mayoría de nosotros vamos a estar.Si Dios quiere.


Carta abierta leída el 17 de Junio en Radio del Plata.

martes, 16 de junio de 2009

Empacho cubano


No nos empachen de Hilda Molina. Déjenla que visite a su madre y que esté con su familia en vez de hacer que se pase todo el tiempo ante micrófonos y cámaras. Si extrañaba tanto conocer a sus nietitos no la distraigan y déjenla que esté con ellos en lugar de estar con los cronistas. Que la presidenta cumpla su diplomacia afectiva. Y que la demagogia mediática lagrimee emociones de familia. Pero no nos atiborren de Hilda Molina. No la tironeen para que diga que Fidel Castro es un verdugo y ella una mártir; ni la inciten a declamar que la Argentina es su tierra bendita y que por fin va a comer un buen asado en lugar de comer siempre arroz frito o arroz hervido. Aunque por suerte aquí va a poder saber lo que son los medios de comunicación libres que difunden cosas distintas y variadas, y no como en Cuba que publican y dicen siempre lo mismo: ¡Viva Fidel! Mientras que aquí para encontrar alguno que diga ¡Viva Cristina o viva Kirchner! hay que revolver inútilmente todo el kiosco de diarios , poner alguna radio del fondo del dial con interferencias y olvidarse de los canales de noticias todos en contra. Ya se sabe: Hilda Molina ha salido del atroz cautiverio. Y lo increíble es que tiene pasaje de vuelta. Ojalá en su estadía argentina con su familia, y luego de una semana, no empiece a sentir nostalgia de volver a estar sola en su casa en la isla. No es fácil la convivencia con nadie.
No creo que la compensen los movileros merodeando a todas horas y esperando que salga a la puerta, ni los llamados de las radios desde el amanecer para lograr que ella maldiga la dictadura de Fidel y revele todo cuando sabe del genocidio socialista. No nos abrumen de Hilda Molina. Y no la atosiguéis. Vino a estar con su familia no con los medios. Si se la pasa de un canal a otro, de una a otra entrevista, qué tiempo le queda para estar con sus nietos que eran lo que más deseaba en la vida. Bastante tiene ella con su blog al que debe atención incesante porque los fans anticubanos la desbordan. Aunque en Cuba, tal vez, haya alguien feliz. Aunque sea uno. Alguien distraído que no sabe quién es la leve mártir Hilda Molina, pero sabe quién es el profundo mártir convertido en tatuaje.


Carta abierta leída en Radio del Plata el 16 de Junio de 2009.

jueves, 11 de junio de 2009


Ahí está Julio Cleto Cobos el probo. Ahí está en la soledad del poder, resistiendo, conjurando, conspirando, husmeando, fisgoneando.
Ambicionando, fantaseando. Tramando. Vicepresidente en “desejercicio” ejecutivo , y en ejercicio oblicuo y de soslayo. Cada día más se consagra en ese papel increíble e insólito: el de ser el opositor más cercano y más carnal del gobierno que comparte e integra. Y desintegra. No hay adversario, enemigo, atacante, negador y opositor a la presidenta y a cuanto ella hace o proyecta, que él no reciba trajeadito y modoso en su despacho; en cómplices tardes de té susurrantes y agrarias; ganaderas, rurales y gauchas sin gauchos. Si el opositor es un sospechoso de la justicia más lo hospeda en su recinto legal llevado al límite de no parecerlo. Si trae consigo una desmesura leguleya para posar damnificado, más consuelo y alianza le dispensa. Qué no se hablará en contra de la socia y superior jerárquica en esos secreteos y conciliábulos. Qué festín se harían, si lo escucharan o supieran, los magazines de la televisión de la tarde ante tanta imperfección de la condición humana.
Julio Cleto Cobos ha logrado reproducir en
miniatura histórica la leyenda del caballo de Troya pero en tono de farsa.
Ya que esta desvaída intriga desciende de un caballito de plomo en miniatura, del cual salen a la noche, no gladiadores griegos sino fantasmas de deseo destituyente pero de acción fallida.
Lo que Julio Cleto hizo lo hizo, y hay que reconocérselo: su voto no positivo fue pacificador. Pacificó a los favorecidos no positivos, infundiéndoles aunque sea el virus del escrache y la agresión. Ya que no les puede infundir el don de la sincera aceptación democrática porque a la democracia los “no positivos” la intoleran. La maltragan.
Acaso el extraordinario mérito del excelentísimo señor vicepresidente de Cristina Fernández sea el de haber probado- proponiéndose aviesamente lo contrario- la consistencia del Estado y la resistencia de la mujer que él defrauda sabiéndose protegido por un poroto magno. Bendito papel, modelo de leal militancia, el del ser el inapropiado y feliz anfitrión de los opositores.
Este es un elogio a Julio Cleto Cobos.


Carta abierta leída el 11 de Junio del 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 10 de junio de 2009

“Estatización”, palabra feroz

Ya no está Bernardo Neustadt, el heraldo del mensaje del pensamiento único, que resumía con énfasis la idea del Estado como enemigo burocrático y corrupto. Tampoco ya está Flora, aquella empleada pública de Gasalla, caricatura perfecta y desdichada, que a través de su prepotencia y desgano expresaba toda la negación del Estado. Cómo nos reíamos de esa empleada histérica que nos empujaba hacia la cola mientras se pintaba las uñas y la gente tenía que esperarla. No era fácil entender que la parodia de ese actor dotado, parodiaba a esa Argentina estatal idiotamente empujada a la frustración, la vagancia y el fracaso. En cambio, el mensaje de la modernidad nos meloneaba. Nos futurizaba en un primer mundo privado, cuyos propietarios privados seríamos nosotros. No fuimos. Fuimos inquilinos y después desalojados. Y humillados privadamente ante el público global. Desde entonces “estatización”, se corporizó como palabra desvirtuada, cayendo por la pendiente del desprecio. Tanta descalificación al Estado, a veces proveniente de los propios damnificados de la aventura de jibarizar al Estado, me advirtió acerca de significar “estatización” en todo su real significado. No ya en aquel de Neustadt ni en el de la Flora de Gasalla. Tampoco en el del fantasioso paraíso privado del cual poseíamos un lote. Y resultó que era un vacío. Sino en las razones por las cuales el neoliberalismo y sus afluentes folklóricos procuran restringirlo a la mera función de gendarme o guardián de sus intereses. No es que “estatizar” sea naturalmente lo perfecto, y que no plantee riesgos de burocracia y de privilegios. Pero por algo será que para la derecha esa palabra es feroz. Y de solo oírla se aterra.

Carta abierta leída el 10 de Junio en Radio del Plata.

martes, 9 de junio de 2009

Los cuerpos y el deseo de Lula


Lula prometió seguir la búsqueda en el mar hasta encontrar todos los cuerpos. O todos los muertos. Los ya recogidos, y los que van siendo incorporados a ese sumario fúnebre, son apenas una parte de las 228 víctimas de la tragedia. Suena a fuerte voluntad, a deseo emocional, y también a riesgo de errar esa animosa expresión del presidente brasileño. ¿ Se logrará recobrar a cada uno de esos muertos, saldrán todos a la superficie? Las familias esperan alcanzar el entierro que alivie el gran duelo. Si Lula se jugó, al decir que la búsqueda no cesaría hasta que todos los desaparecidos apareciesen, acaso posea alguna información técnica o científica que inspire su optimismo. Ojalá la tenga. Pero lo que revela la valiente ilusión de Lula es su sensibilidad al poner en riesgo su palabra para alentar expectativas en los deudos. Elige mostrarse con fe a resignarse a lo que parece más razonable: la improbabilidad de encontrarlos a todos.
A medida que vayan emergiendo cuerpos y de ser posible identificarlos, el conteo de los hallazgos se irá convirtiendo en suspenso. Faltan tantos, falta este o aquella, hasta que sean encontrados los que faltaban o se hayan hundido eternamente. Las noticias irán ofreciendo ese balance negro cada día, mientras continúe el rastreo oceánico.
De darse la suerte- la humana suerte del hallazgo total- el anuncio de Lula premiará su arriesgado deseo. Si el rescate no se completa , en cambio, se hará cargo de la decepción que ocasione aunque no tenga la culpa.
Cualquiera sabe que los océanos del mundo cargan debajo pilas históricas de cuerpos sumergidos. De naufragios, de guerras y de desastres naturales. Los felices turistas de verano, sin pensarlo, nadan en aguas que llevan y traen el roce de muertos antiquìsimos ya convertidos en arena y coral.

Carta abierta leída el 9 de Junio en Radio del Plata.

lunes, 8 de junio de 2009

Dadme una encuesta de apoyo y moveré un candidato

Si hay algo interesante en Cuba es que allá no se hacen encuestas para ver quién gana las elecciones. En la AFA tampoco: porque siempre las gana Julio Grondona. Pero en la Argentina política, un domingo como el de ayer a veinte días de las urnas, los medios nos impusieron su derrame desinteresado de desinteresadas encuestas. Hay medios que las usan a medida de determinados candidatos. Y hay consultores de candidatos que les sirven encuestas tan servidas, que el propio candidato, por más goloso que esté se siente empalagado. Comer cada día encuestas a favor sopladas con inflador y amasadas con levadura, acaba repugnando al favorecido y volviendo al votante descreído. Cualquiera sabe que en la democracia todos somos iguales, pero que hay candidatos menos iguales que otros. No es lo mismo un candidato estatizador que uno privatista; ni uno que privilegia los derechos humanos que otro que elige el indulto y el olvido. Hay políticos, empresas, corporaciones y grupos periodísticos tan generosamente democráticos, que invierten plata en encuestas sin ninguna otra intención que la de informar al votante acerca de los otros votantes. Prestar el servicio de reflejarnos en espejo. Eso sí: el espejo lo ponen los encuestadores, según el deseo del cliente. Últimamente hay mucha demanda de espejos deformantes de parque de diversiones. Las encuestas mejor pagas y las más abundantes son las de derecha.
Sí, porque atienden más solícitamente al que más bienes tiene. Además son las más exaltadas y difundidas; mientras que las encuestas oficialistas y “populistas” son las únicas sospechosas. Porque son clientelísticas para gente sin pensamiento que va a votar equivocada. Como horóscopos elaborados por brujos más autorizados que los nigromantes a pálpito, las encuestas de campaña presumen anticipar el destino de los votos. Son una forma de excitación del electorado: ayudándolo, ayudate. Contagiate, contagialo. Encuestate, encuestame. Y si Gran Cuñado hace su parte ; también la hace un periodista, como yo en este caso. Cada cual se deschava sea por voluntad o porque lo desnuda el escenario. Los honestos republicanos cuando son desnudados muestran las miserias por las cuales se tapan. El énfasis con que se transmite al ganador de una encuesta delata al emisor, más que a la encuesta. La mentira que más suena es que las encuestas independientes y objetivas son aquellas donde gana la oposición y que las que dan ganador al gobierno son compradas. Nada es neutro. Especular gozosamente que hay empate técnico es el modo de favorecer al que en verdad está perdiendo y de disminuir al que está ganando. Estamos encuestados por lotes, como el ganado. Y discriminados por barrio y por subsidio. Y por ser paquetes u ordinarios, o ser “nadies”. Las encuestas nos manosean en un mismo lodo. Las urnas no lavan todo. Hay encuestas con mentiras indelebles.

Carta abierta leída en Radio del Plata el 8 el de Junio.

jueves, 4 de junio de 2009

“Pelotudo” es una palabra pelotuda

Isidoro Blaisten creó con una palabra ordinaria y prosaica aquel poema inolvidablemente cristalino: “La balada del boludo”. Blaisten es Blaisten, y no es De Angeli aunque los dos son entrerrianos. El tiempo ha ido suavizándole a “boludo” el significado agraviante de su origen y hoy es casi una palabra de sentido amigable. “Pelotudo” no. Es sinóminode boludo, pero mantiene su significado descalificativo todavía intacto. Ser pelotudo es cargar más peso que un boludo. Se emplea para decir que tal tipo tiene las pelotas tan grandes que casi no lo dejan moverse y que se mueve torpemente. Que es un tonto, un otario o un lento. A Alfredo De Angeli le ha dado por decirle pelotudo a Néstor Kirchner. No creó ninguna balada sino que pronunció una pelotudez pelotuda. Tratándose él de un chacarero, y con tanta afinidad y roce con la fauna del campo, es fácil deducir que conoce del asunto de tanto mirarlo. Lo que más sobra en los animales grandotes es eso que les cuelga. Ya que toros y caballos tienen lo suyo. La metáfora testicular ya ni siquiera es un insulto: es una catarsis primaria emitida por un emisor primario con temperatura. Nunca se supo que el contacto con el poroto de soja, aparte de sustento para chanchos, haya servido para influir favorablemente en el habla.

Pero cualquiera haya sido su intención peyorativa lo cierto es que De Angeli tiene razón: Kirchner es un pelotudo. Porque no les hace caso. Porque no se quiere convencer que sea con escraches o tractores o lock out los productores van a despelotudizarlo. Y si Kirchner se dejara de pelotudear, los sojeros ya no pagarían más retenciones. Y las riquezas de la tierra estarían donde deben estar: exclusiva y equitativamente con sus dueños. Pero por culpa de esa pelotudez de Kirchner, chacareros como De Angeli que hasta el síndrome de la Resolución 125, se rascaban a cuatro manos en las pulperías pub de los pueblos mientras la soja sola daba leche y la leche les corría por las comisuras, desde entonces tienen que vivir con el corazón en la boca y escamoteando el contenido de los silos y trampeando a los inspectores. En la “Balada del boludo” Isidoro Blaisten escribe: “ Seguirás siendo siempre el mismo boludo; seguirás siendo el mismo boludo siempre; seguirás siendo boludo siempre”. De Angeli debería oir esta advertencia antes de volver a decir pelotudeces.

Carta abierta leída el 4 de Junio en Radio del Plata

miércoles, 3 de junio de 2009

CONTRA Y RECONTRA

Para ser y pertenecer hay que ser contra. No crítico ni justo. Ni ponderar lo bueno y lo malo, sino bien contra. Luce mejor un contra que uno a favor. El que está a favor tiene que justificarse con argumentos: el contra no tiene que justificar nada, solo oponerse. Además el contra nunca pasa por alcahuete. El que está a favor sí. Porque estar a favor de un gobierno para el contra es obsceno. Aprobar es someterse. Siempre mueve la cabeza para decir “no”. Y rechaza todo cuanto el Estado hace o proyecta- jubilaciones, créditos, obras de infraestructura, ley de medios, sostenimiento del empleo, resistencia a la crisis, etc. Parte de un desacierto para desaprobar el todo. Si el Indec está mal, la Argentina está mal. Un agujerito le sirve para disfrazarlo de colador.
La de ser contra es una moda que se acentúa cuando hay un gobierno popular. Es una moda expropiadora: porque se apropia de la República, de la democracia y de las instituciones. Y hasta se apropia del himno. Y de la tribuna de doctrina y también de la ética. ¡Ah, la ética! Últimamente ha pasado a ser tan fina que solo le compete a la gente fina. Ser un contra argentino de look actual califica. Se luce sanamente comido; y más bien abrigado y bien habitado, no okupa. Lo básico del contra es estar en contra. Básicamente en contra de quienes apoyan las retenciones.
Para esa parte de la sociedad ser contra es hoy una pertenencia social. Y posicionarse en un destino geográfico que se pretende privatizar con la agresión y el escrache. La geografía sojera es contra. Es un territorio ocupado. Si la contra pudiera exigiría para pasar por allí un salvoconducto agropecuario. Y todo a partir de un yuyo y de una riqueza de tómbola. Lo más extraño en la Argentina es que la izquierda-izquierda, y la vana izquierda, por ser contras coinciden con la derecha.
El problema de la contra y recontra, es que están siempre en contra.


Carta Abierta leída el 3 de Junio en Radio del Plata.