jueves, 30 de julio de 2009

Palabrería actual

“Gordos”: se les llamará así eternamente a los sindicalistas de la CGT. Aunque sean flacos. Y pobres.
“Rehenes”: pasajeros urbanos varados por cualquier paro. Los secuestradores- según ese criterio- vendrían a ser los huelguistas.
“Piqueteros”: son los manifestantes pobres, feos, sucios y malos que cortan una calle.
“Villeros”: son los sospechosos de siempre.
“vecinos”: son los residentes de barrios honrados.
“Conurbano”: forma peyorativa de nombrar una zona geográfica.
“Clientelismo”: toda forma o acción de un gobierno popular en su afán de distribuir riqueza entre los excluídos.
“Pobreza”: Nuevo descubrimiento de las derechas. Queja hipócrita de los mismos que la causan. Preocupación de medios de comunicación que se lamentan de la pobreza, mientras adhieren a quitar las retenciones al campo, subir las tarifas y reducir el Estado.
“La gente tiene bronca”: sicologismo que presume diagnosticar el estado de ánimo de cualquier reclamo social donde se le prenda fuego a un neumático usado.
“Polémico”: adjetivo comodín que sirve para todo. Hasta para lo que no es polémico.
“Justiciero”: asesino justificado y hasta aclamado por los pacifistas.
“Mano dura”: mano ideal mientras no se vuelva contra uno.
“Familiares de la víctima”: seres dolidos sinceramente, a los cuales la televisión arrastra a la actuación hasta que acaban dolidos artificialmente.
“Gobierno” máquina elegida por la mayoría pero horadada sistemáticamente por las minorías.
“Oposición”: máquina de decir “no” patológica. Gozosamente.
“ Apolítico”: el que profesa entusiastamente la derecha sin darse cuenta.
“Pequeño productor”: sojero narcisísticamente agrandado que fantasea con llegar a ser un pool.
“Chacareros”: auténticos ex trabajadores de la tierra extraviados ya definitivamente entre las rentas y las cacerolas de teflon.
“Cartonero”: el que ensucia antiestéticamente el espacio público.
“Movilero”: adicto compulsivo de la noticia al voleo.
“Perfil bajo”: el que pudiendo salir en la foto se esconde, pero igual quiere que se diga que tiene perfil bajo.
“Motoquero”: motociclista proletario odiado por los automovilistas.
“Periodismo independiente o puro”: fábula. Leyenda increíblemente dada por cierta.


Carta abierta leída el 30 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 29 de julio de 2009

Composición: el campo

Cuando era chico me gustaba el campo. Me gustaba. Qué paisaje sereno me parecía el campo. Qué bellos atardeceres; el ombú, el cardo, el maizal, el caballo blanco, las vacas lecheras, los perros echados a la sombra, el croar de las ranas en la charca, el carancho, el mirlo, la calandria; el aletear de los patos del arroyo, el humo del fogón encendido, el techo de paja del rancho del puestero, la galería colonial del casco de la estancia, la ronda del mate, el paisano recio cerrando la tranquera; el quejido de los goznes oxidados. Qué lindo que era el campo. Cuando era chico me gustaba. También me gustaban las imágenes del almanaque de Alpargatas con gauchos narigones, rubicundos, y paisanitas frescas y trenzadas, pintadas por Molina Campos. Y me gustaba ver zapatear el malambo; y oír una payada en la sobremesa de un asado. Y la guitarra criolla acompasada. Cómo me gustaba el campo. Sentía el olor de la humedad de la mañana, y el del pasto fresco y hasta el olor de la bosta me gustaba porque completaba mi sentir del campo. Cómo me gustaba. Pero era chico. Solamente comprendía la engañosa y encantadora idea del paisaje de superficie. Me influían lecturas infantiles que entronizaban sus leyendas ancestrales. Me ganaba un estereotipo irreal y romántico. Era crédulo, inocente, sentía que el campo era más bueno que todo. Más bueno que los palacios, porque ignoraba que ambos extremos se juntaban en la cuenta del banco. Cómo me gustaba el campo. Pero un chico puede equivocarse. También un grande. Hoy costaría mucho escribir poesía sobre el campo. Se hizo prosaico. No rima: “ripia”. No canta: brama. Da órdenes. Las nobles caras rústicas y aindiadas de Martín Fierro y Atahualpa Yupanqui fueron forzadas a sufrir crueles mutaciones genéticas. Ahí están las de los de la Mesa de Enlace. Se las ve alineadas en fila, acuarteladas. La codicia transgénica finalmente acaba produciendo las caras que se merecen. Ante la fotografía de los heraldos de la soja, en La Rural, con los brazos en alto, celebrando una gesta de intereses y ganancias, y cantando el himno nacional que milagrosamente sale indemne de cualquier boca por bocaza que sea, me cambiaron el gusto. ¿Pero esas caras son el campo? ¿O son las caras de la luz mala? ¿Las caras apropiadoras, privadas? Lo cierto es que ya no siento nostalgia del campo que tanto me gustaba. El gusto me lo robó esta época.

Carta abierta leída el 29 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

martes, 28 de julio de 2009

Los dinosaurios están vivos


En “Jurassic Park”, Spielberg los resucita en la computadora. Y logra que reaparezcan como un terror oculto en la modernidad. Está ese famoso y breve cuento de Monterroso en que cuando el tipo se despierta, “el dinosaurio todavía estaba allí”. Y está Susana Giménez preguntándose en el siglo veintiuno si aún hay dinosaurios vivos. Y los hay. Es cierto que simulan estar muertos. Florentino Ameghino se cansó de desenterrar huesos prehistóricos en las pampas. Huesos, pero pelados, yertos. No es el caso del Gobierno. Confiado en que los dinosaurios habían entrado en el pasado se le ocurrió ir a despertarlos. Tremendo error el de no asegurarse previamente que los dinosaurios podían tener un despertar furioso de tanto haber estado amontonando pesadillas. La Mesa de Enlace es hoy la forma expuesta, rediviva, de ese dominio sicológico del dinosaurio pampeano desplegándose sobre una anacrónica aquiescencia argentina.
¿Adónde quiero llegar con todo esto? Sean pacientes. El próximo viernes el Gobierno elegido debería dialogar con la Mesa de enlace. La que aspira al “desenlace” a favor de sus intereses. Y al parecer también los de la patria presuntamente escriturada a nombre de ellos. Sus protagonistas han venido luchando para eso y han logrado consagrar la creencia. Y hasta consiguieron que la antigua oligarquía confraternizara con sus aliados los pequeños productores. Y ya sean de tamaño latifundio o de tamaño “mini” están tan juntos que forman una sola granja, chacra y estancia. Ver a los “mini” alegremente consustanciados con los grandes causa dolor de clase y vergüenza política. Todos ellos unidos determinaron en llamarse Campo. Y nadie los acusó por apropiación indebida del territorio y del mito. “Somos el Campo”. Nosotros, se decretaron. Los que estamos de este lado: el más vasto. El más rico. El más laborioso y fecundo. Y los grandes Medios, como si fuesen su correa de transmisión rentada auspiciosamente, lo propagaron. El Campo o la vida, el campo o la ruina, y el Campo o el campo, retahila chantajista que nos resigna. Y como uno de esos dinosaurios de Hollywood cada vez más grandes y de sobrealimentación omnívora, salen cíclicamente del pasado donde entraron pero desde donde vuelven espectrales todavía más vivos. Hasta los Martínez de Hoz han vuelto reivindicados por un cachorro de dinosaurio de alta fidelidad genética. Por eso si el Campo consiguiese todo, no sería raro que apenas al salir del diálogo empiece a reclamar que todavía le falta. Por favor Gobierno. Oposición campestre. Sociedad gaucha. Idealismo sojero. Inocentes votantes de Aniceto el gallo y del ombú y el hornero, de las idílicas lecturas de la escuela. ¡Por favor! Terminemos esta historia con el Campo. Dénle la razón y la sinrazón, y la renta a perpetuidad y a tenedor libre. Pero aún así no tengan esperanza.
El dinosaurio de campo es insaciable: no hay torrente de soja que lo sacie.

Carta abierta leída el 28 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

viernes, 24 de julio de 2009

Los helados deseos

Uno desea que no haya gente que desee que se acaben la luz y el gas justo ahora , y que Chávez y Evo se aprovechen para exigir sobreprecio. Y que no haya gente que desee que colapse el abastecimiento de garrafas populares, mientras se descubre que hay más calefacción en el reino de Calafate que en todo el Conurbano. O que no alcancen los albergues y paradores para indigentes, y que el diario The New York Time publique una nota escandalizado por la desprotección de los argentinos ante el frío.
Uno desea que no se desee que caigan tanto hielo y nieve que quede expuesta al frío toda la desvalida pobreza causada en esta época y no en otras. Y que no haya gente que desee que cuanto más frío haga, los títulos de diarios y noticieros muestren y relaten el desfile de desarrapados tiritando en asentamientos. Y que las heladas e agraven para que aumenten el precio del perejil y el tomate y las ligas y oenegés de amas de casa “destomatadas” salgan a gritar la hora final de la ensalada junto a los “tragedistas” mediáticos. Uno desea que no se desee que los exitosos expositores de la Rural, abrigados en vicuñas y “loden” al pie de toros entibiados a incubadora, reclamen gauchescamente que si tratasen bien al Campo los pobres nunca más pasarían frío. Uno desea que no se desee que a la presidenta se le hielen el maquillaje y las extensiones, y se le congelen la voluntad y el poder para que haya que buscarle reemplazo.
Uno desea, entre tanto frío, que no se desee lo que tantos fríamente desean.

Carta abierta leída el 24 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

jueves, 23 de julio de 2009

El frío no elige, segrega.


“En gustos no hay nada escrito”, dice la leyenda popular. Y es cierto: hay gente a la que le gusta el calor y otra el frío.
Hace un “tornillo” bárbaro es un modo de decir antiguo y tanguero. Significa que por culpa del frío el tipo se abraza a si mismo con los brazos y encoge su cuerpo y cruza sus piernas representándose atornillado, como un tornillo. Me quedó un aforismo o axioma de la infancia que dice:
“Cada cual tiene frío según el poncho con que se abriga”. Me obliga a tener pudor cuando abrigado y con calefacción me quejo del frío. Sin pensar que por comparación, debe de haber otro que sin abrigo y a la intemperie a lo mejor se la banca o se resigna. Cada cual tiene frío según el poncho con que se abriga. Si: de acuerdo a sus proteínas o a su ayuno, a su casa o su choza, a su garrafita o a su calefacción central o de losa radiante. Si cae nieve algunos saltan felices y la fotografían con el celular, otros desean estar ya en la pista de esquí, otros asocian el paisaje con aquel que vieron en Paris o en Praga, otros sacan del placard sus mejores pieles y cueros, y otros se preparan para una comida intensa apetitosa. Otros no. El frío los enfría hasta el alma.
Los desnuda en su realidad sin el ropaje básico, imprescindible. Se amontonan en ovillo con el perro. Se ponen diarios viejos entre las ropas. Esperan un colectivo al borde de una ruta al alba o baldean la vereda de un negocio con los pantalones arremangados y salpicados del agua de hielo.
Mañana o pasado, cuando muchos salgan a comprar las verduras más modestas, se encontrarán que las heló la helada y que aumentan de precio. Los que saltaron contentos se equivocaron.
El frío desampara. Resalta la pobreza; vulnera al vulnerable. Destaca el privilegio. El frío segrega más que el calor. El calor calienta. Y el amor lo festeja. El frío enfría los píes y enfría y enfría, a veces hasta lo que ya estaba frío sin frío. Y está el frío del alma, el frío del desamor y el frío del desaliento.
Y el frío banal de los que hablan del frío juguetonamente, desde adentro de un mundo de algodón y de plumas. Y de calorías programadas por la dieta.
No hay nada más frío que el frío.

Carta abierta leída el 23 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 22 de julio de 2009

Trizas argentinas para armar

1) No se explica por qué pujan por igual la derecha, el centro y la izquierda para apropiarse de las estadísticas sobre pobres, excluidos e indigentes. Desde cada lado compiten entre si para disminuir o inflar porcentajes. La Iglesia es la que más pobres cuenta, porque tiene el monopolio. Mientras tanto , los que esperan y desesperan ser socorridos intuyen desde qué lado podría llegarles el socorro y desde qué otro lado están los que siempre les muestran el salvavidas pero nunca se lo arrojan.

2) Igual que en un combate de sumo- esa riña japonesa de contendientes gordos y fuertes- los “gordos “ de la CGT se pelean. Deporte de reglas tradicionales, el sumo no permite luchadores de tamaño inferior. Sin embargo todavía hay esperanza de que alguna vez en el centro del ring de la CGT en lugar de un gordo haya un flaco aunque sea temporario. Dicho esto metafóricamente.

3)Si no fuera por la CGT los trabajadores no hubieran sido flexibilizados en otra época y los sindicalistas notorios no tendrían talle extralarge sobre todo en la barriga.

4)Si no fuera por el Campo la Argentina sería una sola. Entera.

5) Sin la pampa húmeda el país sería otro. Sin la soja, también.

6) Monosílabo anti kirchnerista: “No”.

7) Monosílabo del campo .¡Ay!

8) Si tuviera la creatividad de José Narovski inventaría este aforismo: “ La moraleja de la fábula política es que no tiene moraleja”.

9) Si purifican el Consejo de la Magistratura, si purifican el Indec y purifican el patrimonio cuantioso de la familia Kirchner el país se convertirá en una república. Porque los fallos judiciales serán los adecuados al perfil étnico de las tradiciones, volverán a llover las claras inversiones sin fines de lucro, y los altos funcionarios en lugar de presentar sus bienes en la declaración jurada los escabullirán más sanamente en una cuenta secreta en Suiza.

10)Si Guillermo Moreno se retirara a perpetuidad y al ostracismo, las paquetas y animosas denunciantes de las ligas de defensa del consumidor volverían, ya libradas del camouflage de la indignación doméstica, a su auténtica misión: la fiel defensoría del mercado.

11) El error del antiperonismo es que su identidad es esclava del objeto de su “anti”.

12) Zoología básica: Cuando se estimula y se instiga a la crisis económica y al caos selvático los predadores se comen a la presa, las hienas se comen las sobras y los buitres se comen la carroña. Al pueblo no le queda ni un gusano.

Carta abierta leída el 22 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

martes, 21 de julio de 2009

El infundio corre, el infundioso condena

¿Cuántos infundios somos capaces de propagar? ¿Cuántos por día? El infundio debe haber nacido con los primeros seres sobre la tierra cuando un hombre aún salvaje, viendo que otro igual de salvaje se lavaba y frotaba en el río, salió a decirle a la tribu que el tipo era gay. Y solo porque se acicalaba como un ave. A lo mejor al comienzo de los tiempos se usaba otro infundio: un Neanderthal que no lograba cazar ni una alimaña para comer, envidiaba al otro que cazaba en abundancia, y entonces salía a decir por ahí que todas esas presas que el otro almacenaba en la cueva las robaba de cuevas vecinas. El infundio es una mentira, una patraña. Quien lo crea o quien lo difunde no exigen pruebas acerca de su verosimilitud ni de su certeza. Basta que el infundio se dirija hacia un objetivo o persona a quien se tenga rechazo, o de quien se sospeche o se dude, para que corra como un reguero y luzca más verdadero que la verdad misma. Hay ladrones, adúlteros, malvados, traidores, putas, corruptos, fascistas y discriminadores, que nunca lo fueron pero a los que el infundio condenó sin defensa en vida. Si un infundio de barrio, de vecindad, de oficina o de la red informática es dañino, cuánto más lo es un infundio lanzado por un líder, por un político o un dirigente. Pero a través de un medio de comunicación masiva se legitima. Tiene capacidad de agravio y de sentencia. A veces el infundio se crea mediante continuadas capas de pequeños infundios iniciales, que preparan el prejuicio hacia el objetivo hasta que cuando llega el gran infundio resuena a verdadero. Es tan difícil desmentirlo como es difícil que la desmentida salga en la tapa de un diario o en la cabeza de un noticiero emparejando el modo en que se publicitó el infundio. Se dice que, se presume que, se sospecha que, se cuenta que... y ahí rueda el “se dice” que tiene el atractivo de que desnuda a quien se presume miserable aunque no lo sea, y paradójicamente el miserable sea el que aviva el infundio. No hablo de los culpables, que son muchos, sino de los inocentes que también son muchos. Ninguno de nosotros, por más anónimos o ignotos que seamos, quisiéramos ser las víctimas ni siquiera de un chisme. Ni la buena fe ni la ingenuidad disculpa al que propaga un infundio. No hay odio hacia nadie que lo justifique ni hay resentimiento fundado que nos permita promover el infundio hacia el odiado. Cuando el monstruo ha sido creado ya nadie lo desarma. No es que no haya monstruos confirmados, pero hay demasiados inconsistentes. La moda nos retrata “infundiosos” frecuentes y eso contradice tanto pregón ético. El peor infundio es el de aquel que repite el infundio por boca de otro sin identificarlo y sin dar la fuente. Y sin hacerse cargo de su parte de autoría impune. Porque siempre son más quienes lo creen y lo reproducen, que quienes callan y esperan. El infundioso condena, pero sin pruebas.

Carta abierta leída el 21 de Julio de 2009 en Radio del Plata,

lunes, 20 de julio de 2009

Amigos de chispas, fuegos, humo y apagones.

Desde la infancia sentimos que la amistad nos compromete con ese afecto que nos liga a nuestros elegidos que a su vez nos eligen. Y finalmente son más, muchos más, los amigos que pasan que los que quedan. Amigos o amigas. No todos los frutos deparan el sabor que augura la cáscara. Cuesta , al promediar una vida, seguir al lado de amigos de la infancia. Cuesta seguir al lado de los del verano pasado. Y suelen confundirse intereses comunes, vínculos de coyuntura, de club o de country, con nudos entrañables. La amistad fue un interrogante desde tiempos remotos: Aristóteles creó esa máxima que dice: “ comportarse con el amigo como con si mismo”. La máxima no explica qué pasa si uno de los amigos es autodestructivo y por lealtad traslada ese comportamiento a su amigo. Tampoco explica si un ex amigo se convierte más fácilmente en enemigo que uno que no fue amigo. O si es cierta esa leyenda que dice que la prosperidad hace amistades y la adversidad las prueba. Como si a la amistad solo la confirmara la desgracia . ¿ Y si no suceden desgracias?
Siempre los extremos: pero también está la amistad promedio, sin arrogancia heroica, sin inmolaciones. Esa amistad de etapas o cíclica; amistad de taller o de oficina, de bar o de barrio o de asado. Hay tantos modelos de amistad como de apariencias. Sobran aquellos que se mueren de amor pero no hay muertos por la amistad perdida.
De Dostoiveski leí esta ingrata visión de la amistad:“ A la mayoría le gusta ver a su amigo humillado ante él: porque la amistad está basada en la humillación”. Prefiero acordarme de Van Gogh y Gauguin, y de su leal amistad, que de pronto se corta con el filo de una navaja: como se cortó Van Gogh la oreja. Borges y Bioy Casares fueron amigos entrañables. Después llegó María Kodama. Hoy que toda la vida está más afuera y expuesta, más sincerada, y más teatralera y circense, la política argentina nos muestra los azares de la amistad y la desamistad brutalmente. Esta última es la más abundante. Porque aquello que se rompe produce ruido y aquello que se mantiene intacto sigue en silencio. La deslealtad y la traición suenan en grande. Lo raro es que nos sorprenda en el poder político lo que es habitual en la vida corriente. La amistad, aparte de las zonceras del consumismo, responde a nuestra condición humana. Nos gusta que en el día del amigo, y el de la luna, todos nos volvamos amigos. Y nos despojemos de nuestra cadena de falluterías, hipocresías y traiciones. Seamos gente de gauchadas. De dar una mano y no de quitarla. Juguemos ese juego el día del amigo.
Armstrong, el astronauta, no concede entrevistas: “ No me hagan ninguna pregunta -dice- y yo no les diré ninguna mentira”. La amistad, como Armstrong, no debe contestar para no tener que mentir. Solo ella sabe que siempre empieza con júbilo y concluye en melancolía.

Carta abierta leída el 20 de Julio de 2009.

jueves, 16 de julio de 2009

¿Por qué nos morimos tanto, en lugar de morirnos menos?

Qué pregunta inquietante: ¿ Por qué la Argentina es el segundo país en cantidad de muertes por la gripe del chancho? Y si: ¿ Por qué no es el primero o el tercero o el séptimo? O por qué no está afuera de la tabla. La presidenta salió al paso de la incógnita avisando que si hay algo que en la Argentina se suma, aparte de los opositores, son los muertos. Se cuentan. Y uno a uno. Qué se le va a hacer: hubiera sido mejor que aquí no llegara la gripe. Que el virus no fuera invisible. Que la aduana y migraciones hubieran hecho desnudar a los viajeros y los hubiera desinfectado con chorros de antivirus. Sobre todo a la presidenta que va y viene a esos países peligrosos desde donde a lo mejor entra con pestes y microbios. Y que nadie hubiera viajado ida y vuelta a Disney World o a México.O que en lugar de Graciela Ocaña hubieran estado a cargo Hipócrates, el Dr. Pasteur, el Dr.Fleming, y un comité de periodistas de noticieros de televisión todos con barbijo y con datos ciertos y científicos.
La pregunta es ardua y llevaría a hacerse otras preguntas: ¿por qué geográficamente la Argentina está en el fondo del mundo en lugar de estar más arriba? ¿Por qué nos tocó la pampa húmeda en lugar del desierto de Sahara? Pero también cabría preguntarse por qué la Argentina no va primera en la tabla de muertos por suicidios. O en muertos por exceso en hablar por telefonía móvil. O por abuso de “viagra”. ¿ Por qué Reutemann en Fórmula 1 no fue primero y fue segundo? ¿Por qué la Argentina que hace ocho años figuraba primera en los índices de riesgo país ahora se cayó muchos puestos hacia abajo?
Tampoco nadie sabe por qué los uruguayos toman más mate que nosotros y por qué el Aconcagua tiene una altura inferior al Everest. Y ¿Quién sabe por qué el “ku kux klan” de Estados Unidos, figura en la tabla de reaccionarios un poquito más arriba que los gorilas autóctonos?
Así que preguntarse, por qué la cantidad de muertos por la influenza “A” ubica a la Argentina segunda en la tabla, es un buen interrogante. Y dados los buenos deseos y la expectativa tolerante que hay, es una lástima que no esté primera.
A lo mejor habrá que tener paciencia y llega. O en una de esas resulta que al final queda octava o novena. Claro que ya habrá quienes descubran que los muertos argentinos por gripe son los primeros en desatención y en sufrimiento. Y los más mortalmente muertos.
O que el virus se propagó aquí más que en otras partes porque sabía quienes estaban gobernando. Y además porque el diálogo llegó tarde.

Carta abierta leída el 16 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 15 de julio de 2009

El manual del diálogo argentino

Esa idea del diálogo y su anverso el “no diálogo” tan de moda ahora, nos descubre un interesante surtido de actores y de protagonistas.
El diálogo es un género vivo que atañe a todos los animales y aunque nadie pudo verificarlo, también a los muertos. En una breve clasificación tenemos al “dialogador”, al “dialoguista”, al “dialoguero”, al “dialoguense” y al “dialogólogo”. El dialogador es el referente básico, el predispuesto. El dialoguista es el entrenado, el de oficio. El dialoguero es el que dialoga al cohete, por vicio. El dialoguense es el que se cree nacido y criado para el diálogo. El dialogólogo, el estudioso del diálogo. Y como patología ya grave está dialogomániaco; el maniático enfermizo del diálogo. Aquel que sin que nadie lo invite dialoga en las colas del banco, en el ascensor, en la parada del colectivo, y con cualquier desconocido y en cualquier parte. El que dialoga en sueños es el “dialogonírico” o “dialogosonámbulo”. Y el que dialoga en la cama cuando hace el amor es el dialogosexual. Si se excede se convierte en diálogointerruptus.
A pesar de todas estas variaciones y estilos hay diálogos imposibles. Por ejemplo el de Menotti y Bilardo. O el de Mirtha Legrand y un invitado inteligente. O el de Gualeguaychú y Botnia, o el de los Derechos humanos y la señora Cecilia de Pando. Tampoco pueden dialogar el ingeniero Blumberg y el garantismo, ni la nueva ley de radiodifusión y el grupo Clarín, Moria Casán y la finura, y el rabino Bemberg y la prudencia. Además: ¿Cómo van a dialogar el grupo Aurora con el grupo carta abierta, o el diario Perfil con Página 12; o el ex piloto Piñeyro con los radares que le fallaron a sus malos augurios ? Son inimaginables el diálogo de la verdad con la mentira, el del Riachuelo con la pureza, el de los impuestos y la riqueza, el del infundio con la honra. Y el de Guillermo Moreno con los precios, el de la soja y el ecosistema, el de la letra K con el abecedario agrario, el de la denuncia y la prueba y el de la justicia y los justicieros. Finalmente una pregunta: ¿Podrán dialogar los argentinos entre sí, sin barbijo ni aprensión por intercambiar ideas opuestas? El diálogo más imposible es el que más se usa: es el del que dialoga con el que no dialoga. Los argentinos de mejor diálogo son los que están enterrados.No se hablan ni se escuchan.


Carta abierta leída el 15 de Julio de 2009.

martes, 14 de julio de 2009

Alegoría campestre de la queja

En el cielo las estrellas, en el campo las espinas, y en el medio de mi pecho, la República Argentina”.
No sé quién compuso este cuarteto popular hace ya tiempo. Nunca entendí eso de atribuirle al campo únicamente las espinas. Porque el campo tiene otras cosas: el ombú, el ganado, el cereal, las aves, y la queja eterna. El gaucho no: porque el gaucho es una creación literaria, una fotografía de Aldo Sessa, un festival ecuestre de la tropilla de Moneta. El campo es siempre una lágrima, un descontento, una exigencia, una queja. Cuando no es por la vaca es por la leche, cuando no es por la sequía es por el granizo, cuando no es por el dólar es por el peso, cuando no es por el gobierno de acá es por los gobiernos de allá. El campo nunca está saciado, nunca satisfecho. No hay mate que lo contente; no hay cosecha que lo engorde, no hay Puertos del mundo, China o India que lo enriquezcan a gusto. Y no hay cielo estrellado que le quite la queja. El campo, que es tan grande, modestamente prefiere llamar a las cosas en pequeño: patroncito, peoncito, campito, tractorcito, ranchito, pequeño productor, viajecito a París, asadito, etc. Lo único que al campo le parece grande son los impuestos que se le cobran.
Ese es el drama argentino: ¿ Cómo evitar que el campo se lamente y se queje y que reconozca cada tanto una porción de felicidad como cualquier otro argentino?
Lo normal, en promedio, es llorar y reirse, quejarse y gozar, alternadamente. Y no esconder el goce en una queja por la angurria de no tener que compartir la suerte. Pero a lo mejor ese verso: “en el campo las espinas...” es una metáfora y nos quiere hacer creer que en el campo está la desventura. Es como si una histeria insaciable, vasta como la pampa húmeda, se lamentara eternamente insatisfecha. Para consolar al campo argentino no hay terapeuta ni ecosistema ni demanda global que valgan No basta el privilegio de la naturaleza que le tocó en la lotería del planeta. Salvo que se le otorgue el libre albedrío y el campo orégano.
Mientras tanto, nuestro paciente y tolerante destino será seguir oyéndolo por los siglos de los siglos.

Carta abierta leída el 14 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

lunes, 13 de julio de 2009

De la ilusión del dialogo, y la realidad del monólogo.

La leyenda de la torre de Babel es el símbolo de la imposibilidad del diálogo si no se habla la misma lengua. Para Sócrates lo esencial era el diálogo: por eso no dejó nada escrito. El monólogo de sus perseguidores lo castigó con la muerte. Platón, su discípulo, eligió escribir, pero fiel a Sócrates, escribió únicamente diálogos. Monólogo es el antónimo de diálogo. Y entre los argentinos – y no seremos únicos- el monólogo es el que más nos concierne. Somos monologadores. Algo así como adictos a la masturbación colectiva: que no incluye ni convida. El diálogo participa, vincula. Tambièn separa. Pero con argumentos. Por eso es tan difícil. Si ni siquiera es fácil la coincidencia plena de dos cuerpos sin alguna dosis de concesión o de hipocresía. Por eso no hay que presumir la hipotética felicidad que resultaría invariablemente del diálogo. No todo se puede dialogar. Anverso y reverso, civilización y barbarie, dominador y dominado, no dialogan. Ni antropófago ni fagocitado. ¿Acaso pueden dialogar el cielo y el infierno? Si ahí están Montescos y Capuletos todavía sin hablarse. La procesión sigue por dentro. Y vuelve nuevamente por el sumidero donde se la mete. Cabría preguntarse:¿ por qué si ahora se le pide al gobierno que escuche la voz de las urnas , cuando en 2007 ganó por abrumadora mayoría la oposición se negó escucharlas y ya al otro día empezó su monólogo? Hoy la expectativa del diálogo político entre tanto surtido de intereses merece adhesión pero no inocencia. ¿Es Elisa Carrió la indicada para la conversación sin maldiciones? Tampoco lo es el atril del Gobierno si no le habla a todo el público y si solo se contrae en su hinchada. No parecen dialoguistas los titulares de los grandes diarios y los noticieros. Ni los caceroleros ni los lockout. No imagino a la Mesa de Enlace controlando su codicia campestre. Y después del Te Deum amonestador de Tucumán y de la declamación de la pobreza por Casaretto, no calculo a la Iglesia resignada a un diálogo donde su demanda se una con el todo. La Iglesia monologa. Sí, con los civiles; con los militares dialogaba. Monologa de arriba hacia abajo con los pobres y de arriba hacia abajo con los gobiernos de los cuales recela. Hay intereses al acecho que son el chantaje de la usura. Basta advertir que los que se avendrían al diálogo se desconfían, miden la debilidad del otro para ver cómo lo “dialoguizan” por nocáut. Sería inocente creer que el de más fuerte voz no quiera hacerse oír más que el de voz callada. O que el silencio. Lo interesante del silencio es que habla más que la palabra. Pero el silencio no es político. La dificultad del diálogo es la desigualdad de los participantes. Desigualdad de poder, de sinceridad y de ética. El diálogo se resuelve en un ganador. Sea con las palabras auténticas del mazo o las palabras de la manga, marcadas. Aunque el ganador disimule y le haga creer al que pierde que han llegado a un acuerdo justo.
El empate en los asuntos humanos no existe. Si nunca hay empate entre lo que se desea y lo que se consigue, ni en lo que se desea de lo que suponemos que deseamos. Tampoco hay empate en el amor, en las creencias y en las guerras. Ni en la paz. El diálogo ideal sería que confrontaran igual calidad de argumentos. Pero no existe balanza salomónica que los pese. Y si existiera la balanza la sobornarían con tal de quedarse con la última palabra. Y si Salomón se queja lo acusarían de sembrar “crispación”. Sobra más gula de oposición que de consenso. Y para el diálogo hay menos oídos que lengua.

Carta abierta leída el 13 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

jueves, 9 de julio de 2009

De cómo el Gobierno podría contentar a los descontentos.

1. Restituyéndole la jerarquía y el protagonismo a Julio Cleto Cobos.
2. Adelantando ya mismo el recambio del parlamento para que los recién elegidos asuman ahora sin esperar hasta diciembre.
3. Cambiando la constitución para que un colombiano puede ser presidente.
4. Expulsando a Guillermo Moreno y poniendo en su lugar a Melconian, Broda o Cachanovski.
5. Cambiando el Indec. Privatizándolo y dándole la concesión al CEMA o la Banca Morgan, o a Luis Barrionuevo.
6.Acabando con las retenciones. Con todas. Y otorgando créditos sin interés al Campo, y subsidios a los ruralistas para obtener las cuatro por cuatro como herramientas de trabajo.
7.Devaluando. Urgente.
8. Anulando de inmediato todo reclamo de aumento salarial. Basta de paritarias.
9. Terminando con los subsidios al transporte y que los pasajes tengan el precio justo, el que corresponde.
10. Exportando toda la carne que el exterior nos compre. Y que aquí el que desee comer la poca carne que quede que pague el precio que fije el mercado.
11. Aboliendo a los cartoneros, a los vendedores ambulantes, a las ferias de artesanos y a la feria de la Salada. Y a los indigentes de la calle. La miseria debe ser perseguida.
12. Decretando la flexibilización laboral. Que si hay trabajo el trabajador siga en la empresa y si no hay que sea despedido enseguida para no causar pérdidas.
13. Decretando la ilegalidad de los piquetes y suspendiendo las huelgas por tiempo indeterminado.
14. Considerando la pena de muerte. Y hasta de doble muerte.
15. Volviendo a consagrar la par del Estado a los Te Deum patrióticos del cardenal Bergoglio.
16. Acelerando la incorporación al AlCA.
17. Reduciendo otra vez, pero más, el Estado.
18. Nombrando un comité de emergencia económica a cargo de Cavallo, Roque Fernandez, Lopez Murphy y Dromi.
19. Abandonando la idea de una nueva ley de radiodifusión. La que está, está muy bien. Eso sí, cerrar el Comfer.
20.Dando por finalizada la etapa de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
21.Habilitando un despacho grande en la Casa Rosada como sede de la Mesa de Enlace.
22. Designando a Néstor Kirchner embajador itinerante por Burkina Faso, Los Cárpatos, Transilvania y Oceanía hasta el cese del mandato de Cristina Fernández.
23. Reemplazando a la flor del ceibo por el poroto de soja como símbolo nacional.
24.Descubriendo y fabricando de inmediato la vacuna con el virus del chancho.
P/D Pero aún si se cumpliera todo esto no hay garantía de que los descontentos se contenten.


Carta abierta leída el 9 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 8 de julio de 2009

El beso incesante, el supendido y el clausurado


No hay noticias antropológicas del primer beso de la historia humana. Se intuye que puede haber sido el de una madre al hijo que nace. Tampoco se sabe si el primer beso pasión fue de boca a boca o de la boca del macho en la nunca de la hembra. O viceversa. Y no importa. Los esquimales se besan nariz contra nariz, y el Kamasutra describe tres formas de besar: aquella en que los labios apenas si se tocan; la del beso palpitante en que se mueve solo el labio inferior y la del beso que incluye los labios y la lengua. Curiosamente fue recién en 1920 que se define el beso francés o de lengua promovido por Volta. Probablemente haya hoy un descenso sanitario de besos. Haya besos suspendidos y besos clausurados. El riesgo, la sospecha y la prevención lo limitan. Es difícil hacer comparaciones de época. O de culturas. Acaso haya habido pocos besos en épocas de guerra o durante la rigidez victoriana. O en situaciones de pestes y epidemias legendarias. O contemporáneas como la peste rosa. La felicidad besa e inspira más que el infortunio. Está esa fotografía del beso, captado por la cámara de Victor Jorgensen en Times Square al fin de la segunda guerra. Un marinero alborozado, de regreso del frente de batalla, besa apasionadamente a una enfermera que pasaba por ahí casualmente. Hoy una escultura de metal replica aquella imagen ya histórica de esos dos seres desconocidos unidos por los labios.
Las sociedades actuales fueron consagrando al beso con naturalidad y abundancia. No hay nada que no se bese- si se quiere- en un cuerpo humano. Desde una pestaña a una cutícula. También se besan animales y cosas. Se besan la tierra, el agua y el aire.
Y hasta hay estupideces contables como los 8.001 besos que prodigó a otras tantas personas un tal Alfred Wolfran de Estados Unidos en 1990 para figurar en el libro Guiness de récords. En la historia del cine se atribuye el beso más largo al que se dan la actriz Jane Wyman y el actor Regis Tooney en la película “Ahora estás en el ejército” de 1914. Dura 3 minutos y cinco segundos. Pero ahora entre nosotros el beso está acechado y sospechado. Ha reducido su fraternidad o pasión indiscriminadas. Se besa de soslayo, higiénicamente; metafóricamente. Hasta aprensivamente. Hay actrices y actores que se recelan en el beso en escena; amantes que se privan; despedidas de andén sin besos.
Es uno de los dilemas de este tiempo argentino: o resignarse al descenso expresivo, si se opta por la abstinencia; o al riesgo del contagio si se besa con el alma. Se plantearía algo así como el amor, o la vida. Apostemos a que los dos ganen.

Carta abierta leída el 8 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

martes, 7 de julio de 2009

Fábula de los perros y no perros que ladran

No se puede estar ladrando todo el tiempo. En toda sociedad humana hay perros que ladran. Al pedo ladran; de malevos ladran; de entrenados en recibir mimos y en juntar rabia hacia el afuera. Ladran. Defienden la
propiedad privada y la propiedad privadita y lo indefendible: defienden.Igual que las alarmas defienden a los que mejor se defienden. Y así es la vida: no solo de los perros. Son fieles a sus dueños y al cuidador;
odian a los perros de la calle, y a los que pasan por la calle sin ser perros, y a los que no pasan. Ladran. Su mundo sería perfecto sin las imperfecciones de perros imperfectos. De esos que no ladran: que se
lamentan, se lamen la sarna y las heridas, y resisten. Imagino a los dueños de los perros ladradores en silencio, detrás del cortinado y las persianas, tras las rejas de sus casas desconfiando. Sospechando del
extraño que no tiene perros ni casa ni propiedad privada. A todo lo extraño le ladran. Cuanto más extraño es y menos es de la manada, más le ladran. Prejuzgan, segregan, discriminan. Esta sociedad últimamente
ladra más que lame. Le ha pasado el pasado. Si no lame tendrá sus razones.Pero si ladra siempre, y ladra, ya no las tiene. Deberían empezar a criarse “perros – perros”, que no ladren; que no sean como esos que
desparraman rabia , en lugar de no ladrar y de ser tolerantes. Porque el mundo les depara alimento balanceado y la cucha más tibia. Angurrientos.Comen de dos platos a la vez. Y si está cerca, muerden la mano que les llena los platos. Cuanto más deja de ser perro más ladra: como la persona que cuanto más deja de serlo más miedo tiene. Porque me gustan los perros. Los de raza y los sin raza, los que están cautivos en casas
y los que están libres por la vida. Y los que mueren de viejos atendidos por el veterinario y los que mueren sin edad ateridos en la calle.Porque quiero a los perros no me gusta que ladren siempre, ladren.
Y desde la derecha hacia la izquierda. De la izquierda a la derecha todavía tendrían argumentos. Por qué no guardan sus ladridos para los que causan los miedos: los verdaderos. Y se contuvieran de usarlos para
las pequeñas sombras, y le ladraran a los sombríos responsables de que los perros ladren. Nunca por la comida porque les sobra.Que aprendan de los lobos, que son perros que solo aúllan por hambre.


Carta abierta leída el 7 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

lunes, 6 de julio de 2009

Breves, dulces, y desalmados

I
Había una vez un país maravilloso, que tenía las cosas en su sitio: el río y el mar, la pampa y la montaña, el cielo y las estrellas. Lo que nunca tuvo en su sitio es su historia, porque se la cuenta de distintas maneras y según quien la cuente. Sus habitantes van resolviendo su pasado en zigzag, desorientados. Algunos como Cecilia Pando, enloquecen. ¿Será que estamos condenados al éxito o es al éxito al que condenamos al fracaso?
II
Lo que pone a prueba a los individuos de una comunidad es la dignidad con la que pueden asumir un infortunio propio de la vida, como lo es una peste. Por eso lo digno es no infectar más que la gripe. Y no apestar irresponsablemente el legítimo análisis sanitario para vender miedo.
III
Si la peste aviar o la gripe del pollo fue la revancha de los pollos por torturarlos con químicos ,
¿La peste porcina no será la venganza de los
chanchos por embucharlos de soja?
IV
¿Por qué hay tantos votantes peronistas, que cuando votan es como si “desvotaran” a sus antepasados?
¿Y por qué hay tantos peronistas que no saben que ya no son peronistas, pero ejercen? El dilema actual es que aumenta la reproducción de peronistas “no peronistas”, y encima más eficaces que los presuntamente auténticos. Y para colmo el ADN original sufre mutaciones ya indescifrables hasta para los peronólogos más perspicaces. Hasta Antonio Cafiero ya debe de estar dudando. Como alternativa queda el instinto.
V
La política no es ya el arte de lo posible, como decía Aristóteles. Ni el arte de lo imposible como lo han probado algunos sorprendentes ganadores recientes. La política argentina ya está siendo el arte del pecado y del arrepentimiento, y vuelta al pecado y al arrepentimiento, y así hasta el infinito.

Carta abierta leída el 6 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

viernes, 3 de julio de 2009

Comparaciones de cifras y pestes



Pandemia es de origen griego y quiere decirEnfermedad de todo el pueblo”. Cuando aún era la prehistoria de la ciencia, hacia el año 1300, cundió en aquel mundo la peste negra o peste bubónica o neumónica, que provocó la muerte a 75 millones de personas. Otra gran pandemia fue en 1918, cuando el mundo fue asolado por la legendaria gripe española, también llamada La Pesadilla. Estalló durante la primera guerra del siglo veinte y se le atribuye su propagación a los hacinados cuarteles. Se le llamó gripe española porque como España no había entrado en la guerra, la prensa de ese país tuvo libertad para comunicar la pandemia que las potencias en conflicto ocultaban. Su contagió abarcó a 1.000 millones de personas: la cuarta parte de la población del planeta. Y causó la muerte de entre 50 y 100 millones de europeos. En 1957 se expandió la gripe asiática. Solo en los Estados Unidos provocó 70.000 muertes. La influenza de los pollos que se desató hace unos años , sobre todo en China, era muy letal y fue muy mediatizada pero rápidamente controlada. Los muertos fueron menos de cien. Y ahora ocurre esta pandemia global que abarca a más de un centenar de países. Las cifras mortales - si bien en aumento y provisorias- no llegan a quinientas en todo el mundo. Cantidad similar a las de los dos últimos desastres aéreos. Sin embargo es una peste que nos escandaliza por su fácil contagio que en la Argentina adquiere una intensidad inquietante.Buenos aires tuvo su antigua peste: fue hacia el fin del siglo diecinueve con la fiebre amarilla. Había más de 300 muertos diarios y los coches fúnebres no daban abasto. Se calculó que hubo casi 15 mil víctimas. En San Telmo donde se originó, decenas de ataúdes con sus muertos, esperaban apilados en las esquinas el turno para ser enterrados. Hoy estamos advertidos e informados. La ciencia médica y biológica nos merecen respeto. La expectativa de vida se extiende en las sociedades sanas a casi ochenta años. Pero aún así, esta Aldea Global que permite derramar las noticias de alarma a destajo, también permite que a destajo se desaten paranoias y pánico. Ávidos de sabernos informados somos vulnerables a la desmesura y a consumir el charlatanismo superfluo que deforma el rigor de los expertos. Lo que intriga es la incierta evolución del virus y por eso la precaución está justificada. La secuencia mediática de ir contabilizando muerto a muerto como si fuera un goteo, impacta en nuestro ánimo. Y nos coloca a todos como sospechosos que portamos la enfermedad al acecho debajo del abrigo. Aunque hasta hoy, comparativamente, su tasa de mortalidad es leve. Y si fuera por nuestros deseos debería terminar leve.

Carta abierta leída el 3 de Julio de 2009 en Radio del Plata.



jueves, 2 de julio de 2009

Acerca del “aparato” y sus mitos

Ya la sola pronunciación de la palabra “aparato” denota una sonoridad machista. No por casualidad, en lenguaje suspicaz, se designa metafóricamente con esa palabra a la característica elemental del macho. En la política argentina el “aparato” está ligado al Conurbano y al peronismo en forma despectiva. Se lo difunde con la abreviatura “Pejota” que para los republicanistas más caucásicos destila una alta dosis estalinista. Hoy ha llegado a ser sinònimo de transa, de trampa, y de trueque de favores y divisas.
El “aparato” es esa creación mecánica y estratégica en la que se supone militan intendentes, punteros, operadores, caudillos y gremialistas. Y clientes. En general clientes populares y con más vocación de asado de falda que de sushi. Ser involucrado con el funcionamiento del “aparato” estigmatiza. Y si en la anatomía machista cuanto más grande es pmás virtuoso parece, al revés, en la política cuanto más grande es, más corrupto y vil se lo sospecha. La intencionada leyenda le otorga al peronismo la desdeñosa exclusividad del “aparato”, siendo que por más grande que lo posea compite con otros aparatos de igual o más porte, pero que no han sido demonizados. Y estos son el aparato radical, el aparato económico financiero, el aparato rural y ganadero, el aparato concentrador de medios, el aparato clerical, y el aparato xenófobo: que es un aparato sutil inscripto en el lenguaje de la “mass media”y en el de los moralistas siempre indignados por la plebe Lo cierto es que nuevamente el aparato reaparece entre los efluvios del domingo pasado. ¿Qué va a hacer ahora el aparato? Se preguntan acusadores concentrando la aprensión en ese presunto monstruo de mil cabezas y mil guillotinadotes “peronchos”. No es que el monstruo no cargue su mala historia. ¿Quién no la tiene? Pero por qué no se preguntan qué no van a hacer todos los otros aparatos que he nombrado y que tienen ojivas nucleares y armas químicas. Y ya se andan probando el pijama todavía caliente del caído dándolo por muerto.
Esos aparatos sí , que juntos, son “un monstruo grande y pisa fuerte”.

Carta abierta leída el 2 de Julio de 2009 en Radio del Plata.

miércoles, 1 de julio de 2009

5 cuentos cortos plebeyos y políticos

I
Es natural que ante un triunfo, los triunfantes celebren felices. Pasa en el deporte, en un examen académico, en un éxito artístico. Entonces, si en las urnas la oposición obtuvo tan buenos resultados ¿Por qué en vez de alegrarse y de tener buen humor sigue tan rabiosa como antes? Es que tal vez lo del domingo no le basta. Por eso no disfruta. El rencor no tiene alivio. La histeria es insaciable: no concluye.
II
Mirtha Legrand, vulgarmente llamada “ la señora”, dijo en su programa que lo que estaba pasando en la Repùblica de Honduras no le interesaba. Sus invitados a la mesa, Macri, De Narváez y Michetti sonreían como si nada. Honduras no es cool. No está buena como Buenos Aires. Pero el desinterés de la señora acaso sea justificado. Ni la torre Eiffel, ni el Empire State, ni la clínica “/Le Prairie”/ que transforma a una ruina en un pimpollo, están en Tegucigalpa. Además Honduras quiere decir cosas profundas. Y la señora Legrand se especializa en superficies.
III
Mario Leites, un ex militar prófugo, acusado de crímenes de lesa humanidad durante la dictadura fue detenido el domingo en Chajarí al presentarse a votar. El represor estaba al tanto de que la justicia lo buscaba, no obstante para cumplir con su obligación cívica se presentó ante la mesa del comicio y allí la policía lo detuvo. Absurda paradoja la de este hombre que violó la ley y negó la democracia, y que ahora en actitud cívica y para votar por ella puso en juego su libertad.
IV
También la fauna tiene sus especies políticamente incorrectas. Son los animales llamados necrófagos o carroñeros. Los buitres, los cuervos y las hienas, por ejemplo. Acechan el reguero de sangre de la víctima a la espera del momento en que esta ya no pueda resistirse y empezar a devorarla. A pocas horas del comicio se está viendo cómo partidarios o enemigos necrófagos, sin esperar siquiera a que un político esté muerto, ya le hincan los dientes estando vivo. Los más feroces son los de la propia manada. Ahora mismo se los está viendo.
V
El intelectual Mariano Grondona difundió en el diario La Nación, el día después de las elecciones, una crónica titulada: /“El rey ha muerto”. /Fue en alusión a Néstor Kirchner. Extraña generosidad la de coronar rey a un plebeyo al que se desea muerto. También es extraño que haya muertos que ignoran su situación e insisten en escribir sobre los vivos.


Carta abierta leída el 1 de Julio de 2009 en Radio del Plata.