jueves, 28 de mayo de 2009

El público demanda y los medios hacen el delivery


Les voy a contar cómo se hace una nota de actualidad. Hablo de una nota estándar para la cual no haga falta haberse graduado en la Sorbona ni aspirar al premio Pulitzer. Una de esas que se anuncian invariablemente como polémicas. Ya que esa palabra –polémica- sirve indiscriminadamente para todo. Simplifiquemos: polémico es el mundo y su contenido. El manual del oficio indica que lo primero que se hace es llamar al político o dirigente – preferiblemente polémico- al que un adversario o competidor acaba de dedicarle un insulto o una chicana pública. El tipo está obviamente caliente porque ya le contaron y no se aguanta en querer responderla. Una vez al teléfono y puesto al aire. o en el estudio en vivo y en directo, se le pide que escuche y ahí nomás se lo obliga cortésmente a oír el agravio grabado en boca del insultador. Y a veces frente a frente, o teléfono a teléfono. El insultado escucha pacientemente cómo lo “reinsultan”, y reacciona ( tiene que reaccionar, la honra más modesta se lo recomienda y se lo exije el mercado). Entonces devuelve a su adversario a través del programa o del periodista otra ofensa no menor. Los oficiantes “instigadores” del escándalo, se frotan las manos intuyendo que el aparatito que marca el rating sube como la fiebre. El público en casa se excita según sus inclinaciones o antipatías. Mirá, escuchá lo que se dicen. No te lo pierdas.
Cualquier pareja abrumada de tedio recupera
algunos centígrados de vivacidad hogareña sin concientizar su vaciamiento. Así los medios consiguen el título de escándalo y los políticos convidados logran autodisminuirse. Aún ante esa desventaja de salir casi siempre inmolados presumen que algo obtienen: aunque sea un punto más de bochorno. Por eso hasta contratan secretamente guionistas que les preparan frases imaginativas que peguen y suenen espontáneas. De situaciones como ésa surge el ingenio argentino que diseña el exitoso Gran Cuñado. Y la gente lo ve como un espejo. Y acaba convencida que es tal cual como son los políticos. Es que se ha alterado la realidad de la política profunda, ya que la que ve es la que da a conocer el escenario mediático. Es lo mismo que creer que el arduo y sacrificado mundo del arte y del espectáculo es ese que pasa por la televisión de la tarde. O que el sexo es eso que trasmite la sexóloga Rampolla o eso que confiesan las vedettes en las revistas. Tanto alboroto audiovisual compartido consigue que la política se denigre y los políticos se ridiculicen. Y así se abarata la oferta y la demanda. De modo que el mercado tiene su sainete y su delivery. Lo curioso es que ese mismo público aparenta que su deseo es otro y no todo eso que degusta con gusto. Entonces le echa la culpa a los medios y dice que los políticos son una basura. No se imaginen lo que piensan del público los políticos.


Carta abierta leída el 28 de Mayo en Radio del Plata por Orlando Barone.

miércoles, 27 de mayo de 2009

No tengo dudas

Mientras las madres y abuelas de Plaza de Mayo estén junto al gobierno no tengo dudas. Mientras sigan apareciendo hijos de desaparecidos recobrados, no tengo dudas. Mientras haya quienes sigan vivando a los represores, no tengo dudas. Mientras los gobiernos de Latinoamérica estén cada día más ligados a la Argentina, no tengo dudas. Mientras la jerarquía de la Iglesia sea más afín al mensaje de los opositores que al mensaje del gobierno, no tengo dudas. Mientras el FMI esté allá pero no aquí, no tengo dudas. Mientras la extrema izquierda se vaya tanto a la izquierda que termine en la derecha, no tengo dudas. Mientras la derecha se indigne porque considera a este gobierno de izquierda, no tengo dudas. Mientras la Mesa de Enlace se sonría victoriosa rodeada de porotos de oro, y los gurúes de la City auguren inminentes cataclismos, no tengo dudas. Mientras haya tanta libertad que se pueda decir que el oficialismo hace todo mal y que lo seguirá haciendo mal, no tengo dudas. Mientras se pueda caricaturizar con libre albedrío a la presidenta y su marido en el lecho conyugal, no tengo dudas. Y si a esas caricaturas del matrimonio las incluyen en un film “porno”, menos dudas tendría. Mientras la iluminada Casandra augure que la Argentina “podría desaparecer del mundo civilizado”, no tengo dudas.
Mientras gran parte de la sociedad democrática se expresa públicamente día y noche, en la vigilia y en el sueño contra el gobierno no tengo dudas. Mientras la luz y el gas no se apaguen, y no se seque la nafta, y no colapsen los radares, los aviones y los trenes sin hacer caso de las profecías, no tengo dudas. Mientras los jubilados de antes y los de ahora cobren normalmente con plata como todos los trabajadores, no tengo dudas.
Mientras quienes se reconocen progresistas, pero están contra el Gobierno, posan incoherentes en la foto junto a los no progresistas históricos, no tengo dudas. Mientras haya aquí patriotas aterrados porque una empresa multinacional argentina es estatizada en Venezuela, y esos mismos patriotas ni siquiera se inquietaron cuando fue privatizada toda la Argentina, no tengo dudas. Mientras de un lado esté Marcos Aguinis y del otro José Pablo Feinmann; y de un lado esté la Tribuna de doctrina y del otro Carta abierta de los intelectuales, y de un lado estén Blumberg, el rabino Bemberg y el gatillo fácil, y del otro las garantías y el juez Zaffaroni; no tengo dudas.
Eso sí: tengo dudas de no tener dudas. Pero la oposición, paradójicamente, me inspira certidumbres. Sí, certidumbres opositoras contra las certezas de los opositores.

martes, 26 de mayo de 2009

Prohibido prohibir, impugnar y proscribir

“Proscripto” es como decir expulsado, desterrado, excluido. “Impugnado” es como decir rechazado, objetado, repelido. Ambos verbos recalientan el lenguaje político. Y parecen difamar a la democracia. En la televisión también se usan “nominado” y sentenciado”. Es la “tendenciosa” tendencia al juzgamiento. Pensar que en el Mayo francés se gritaba “prohibido prohibir”. Pero en el mayo actual argentino se pretende impugnar. Si pudieran, algunos impugnarían al gobierno elegido. Proscribirían el Estado popular. Pero nunca prohibieron la proscripción del peronismo. Durante 18 años- entre el golpe de 1955 y 1973, cuando Cámpora se consagró presidente- fue un partido proscripto y los nombres de Perón y Evita censurados y prohibidos públicamente. A pesar de ello, todos los otros partidos consentían esa injusticia, participando de la forzada formalidad democrática. Y aunque el peronismo estaba prohibido no se privaban de hacer como si no lo estuviera. De esa exclusión usufructuó el radicalismo. Así ganó las elecciones a presidente en 1963 Arturo Illia, frente a un alud de votos en blanco que eran los votos prohibidos. Al fin el peronismo vuelve a participar, y en 1973 gana las elecciones presidenciales con casi seis millones de votos. El radicalismo de Balbín solo alcanzó dos millones y medio.
La presión de la olla tapada con agua hirviendo produjo el fenómeno. Fue como una ley de la física: lo que se tapa a presión acaba explotando y haciendo saltar la tapa. Lo que hay este 25 de mayo de 2009 es esta obra política, imperfecta pero real, que no es la que refleja el espejo irreal de Gran Cuñado. Aunque se trate de hacer creer que son los mismo. Querer impugnar hoy las candidaturas testimoniales oficialistas tiene un aire a rémora. Aunque se la quiera disimular en un forzado recurso constitucional o jurídico. Es cierto que hay jugadas dudosas. Y que con rigor académico se podrían cobrar como penales. Pero hay penales que no se pueden cobrar porque licuarían y desligitimarían el juego apasionante. Además no hubo penal mayor- y el referí no lo impugnó- que aquella ignominia “cacerolera y tractora” que fantaseó la revolución al revés. Como una involución anacrónica: la de reducir la vida argentina al poroto de soja. Por suerte la democracia- hasta la más modesta- no se permite a si misma limitaciones extraídas de ningún retorcimiento legal o extorsión ética. Limitar, impugnar, sentenciar va contra su propio “ADN” y contra su propia libertad. El afán impugnador es un complejo de inferioridad nostálgico. ¿ Por qué se piden penales si no los hay? Si son solo jugadas fuertes contempladas en la naturaleza política. Salvo los genocidas, el juego de votar admite toda clase de jugadores.
Para prohibir están las dictaduras.







Carta abierta leída en Radio del Plata- Orlando Barone.

viernes, 22 de mayo de 2009

La transición que quieren los “Okupas”

¿De qué hablan los que hablan de transición? Si en la Argentina ya se hizo. ¿O no fue transición ordenada la de la Suprema “descorte” a la suprema Corte; y la del vaciamiento económico, al Estado cargado? ¿O la de la época de los jubilados sin jùbilo, a la de los jubilados con alguna satisfacción modesta? Y hasta la transición del 25 de mayo del sermón eclesiástico y de los presidentes sermoneados, a la del festejo cívico sin parábolas purísimas. Claro que todavía faltan transiciones. Falta profundizar la transición de “va a estar buena Buenos Aires” a la de Buenos Aires va a estar justa. La de la sociedad de las rabietas mediáticas a la de la intensidad militante, la del dogma republicano a la de la heterodoxia creativa. Y la que va de la villa miseria al barrio sin miseria, la que va del medio pelo al pelo sincerado, la que va del sojero sabático al agricultor sacrificado, del pedigueño al solidario y la de la angurria a la equidad. También la que no deje a las mayorías vulnerables expuestas a las minorías poderosas. Y la que no quede atada al packaging de la tribuna de doctrina sino que juegue para la tribuna popular.
¿Qué clase de sospechosa transición ordenada esperan entonces? Si ya está haciéndose. El dilema sería cambiar de “transicionadores”.
Y dejarle la transición a los okupas. Los que se unen para “transicionar” al revés. Porque quisieran volver al lugar de donde ya nos sacó la transición que ahora prometen sustituir con otra de propiedad privada. Hay transiciones boomerang que vuelven por reflejo condicionado. Que rebobinan, para ovillar de nuevo para el dueño del ovillo. Hay que estar advertidos. Se puede pasar de una transición favorable a una contraria. De una para muchos a una para menos. Esa sí sería una transición “retro”. Sería la transición de la mala nostalgia.

martes, 19 de mayo de 2009

El “antisemitismo” es la conjura de los necios


Jean Paul Sartre decía hace más de medio siglo que
“ Si el judío no exisitiera los antisemitas lo inventarían”. Y aquí un grupo dobló la apuesta de Sartre. Porque para los agresores que atacaron a la comunidad judía en la celebración del Estado de Israel: “ Si el antisemitismo no existiera lo inventarían para poder justificar su deseo de violencia”. Dudé en si ocupar este texto con tan pocos en una sociedad que no representan aunque integran. Pero me pregunto si la violencia de argentinos dirigida hacia otros argentinos pacíficos nos causa algo: nos averguenza. Y nos agravia como personas, cualquiera sea nuestra creencia. Pero si ante ese acto infame y artero uno no siente que lo es, y no lo rechaza y no siente fraternidad hacia los ofendidos, es que hay algo de ignorancia y de prejuicio que nos alía a esa vergüenza. Igual sería si la comunidad palestina fuera la agraviada. No hay que instalar odios históricos, sino discusiones actuales.
Ante cualquier indicio de antisemitismo o antijudaísmo no queda más que estrechar filas en su condena. El Estado, los medios y los ciudadanos debemos solidarizarnos natural y espontáneamente. No es que haya que pensar en hacerlo para lucir democráticamente. Ni que haya que aparentar una puesta en escena de corrección ciudadana.
Hay que sentirlo como un acto reflejo de reivindicación de la condición humana.
Porque basta un indicio de discriminación religiosa, étnica, cultural o de origen para tomar conciencia de si nos conmueve, o resbala. Si nos pasa esto último es que estamos resbalando por la pendiente del odio que discrimina neciamente al odiado. En aquella formidable novela de John Kennedy Tool, “La conjura de los necios”, los necios del mundo vencen. Los antiojudíos de aquí son necios que no pesan, pero lastiman.

viernes, 15 de mayo de 2009

Sátira campestre sobre Hugo Biolcatti.

Para mi que Hugo Biolcatti no es peronista. Y no solo no es peronista sino que es antiperonista y recontra antiperonista. Y es seguro que cree que el himno nacional solo se debería cantar en los actos de la Mesa de Enlace y de sus aliados con woks de teflón. Si por él fuera, las retenciones que se le cobran al campo se las cobraría a los trabajadores, esos que se agremian para sacarle tajada a los patrones.El ADN del gorila es simil humano. Hasta ahora se conocían el gorila occidental y el oriental, el de las tierras altas y el de las tierras bajas: y ahora se conoce la subespecie troglodytes gorilla de las pampas.Un sorprendente fenómeno antropológico y político.Biolcatti acaba de decir que “Evita no puede asumir porque está muerta. Y cuando la quieran hacer asumir se van a dar cuenta- dijo- que es Nacha Guevara disfrazada”. ¡Bravo! parece que se robó un guión de Nik que nadie se atrevía a decir en Gran Cuñado. El dirigente de la Sociedad Rural, que hace unos días ante Mariano Grondona insinuó oblicuamente que la presidenta podía cesar antes de tiempo, estuvo en Córdoba.Y ahí, en San Francisco, en la exposición Mercoláctea encontró el lugar ideal para mostrar la mala leche. “Las candidaturas testimoniales son una trampa” advirtió a la sociedad, espantado por el destino actual de la Argentina. Siente nostalgias de aquel país que él y La Rural celebraban jubilosos cuando las dictaduras militares lo mantenían campestre, sangriento y ordenado. Ahora se sabe por qué Biolcatti no entró a la Casa de Gran Cuñado. Porque la caricatura de una caricatura es una redundancia. Decir que Evita no puede asumir porque está muerta desnuda su ignorancia: Evita debe de ser uno de los pocos espíritus de La Recoleta que no está adentro de la bóveda sino afuera, en millones de corazones y de lugares. Y Nacha Guevara no se disfraza de Evita; Nacha encarna el gran personaje. Son otros los que usurpan al gaucho y al labriego.Thomas Savage, el descubridor de los primates en Liberia, descubrió que eran hervíboros y que a veces, cada tanto, incorporaban a su dieta algún bichito o abejorro. Savage no llegó a la Argentina. Aquí hubiera descubierto gorilas angurrientos que quieren comérselo todo. La tierra, sus frutos y el Estado. Y si hay derrame, también el derrame. Esta especie de gorila es insaciable.


Carta abierta leída el 15 de Mayo en Radio del Plata por Orlando Barone.

Psicología y rating de la risa argentina

Se dice y se sabe que la risa es sana. La historia del humor argentino sobra en protagonistas y creadores extraordinarios y sublimes. Y transita el género en distintas variantes y soportes ejercitado por diferentes estilos. Hay chistes fáciles y chistes difíciles. De salón y de prostíbulo; de reunión familiar y de borrachería. El peor chiste es aquel en el que es uno el objeto del chiste. El mejor suele ser aquel en el que el destinatario es alguien que nos es antipático o que es nuestro enemigo. Nos gusta reírnos de los políticos famosos. El rating de la televisión lo demuestra. El gusto de ver a esos políticos representados desde la caricatura y luciendo ridículos no deja de ser contradictorio. Ya que esos políticos son los que la sociedad o los ciudadanos eligen.A los argentinos nos gusta reírnos a costa del político: sobre todo del que no votamos. En cualquier clase estudiantil o en cualquier oficina lo que más hace reír es que alguien imite y deje con el trasero al aire al profesor o al gerente. El que manda. Es el desquite psicológico hacia aquel que nos ordena y al que culpamos por ignorar nuestros méritos.Hacer humor con el poderoso es más virtuoso que hacerse el gracioso tomando como motivo a una persona débil o vulnerable. De este tipo de sobradas hemos visto muchas: se hace mofa de una persona mayor a la que un pícaro tonto le hace pisar el palito. Y nos reímos en casa porque el burlado no es nuestro abuelito. El humor en la democracia, en escala pública y como espectáculo, es tan poderoso como el poderoso al que se caricaturiza.Y a veces el poderoso queda tan humillado que uno siente piedad por él como nos pasó no hace mucho con un ex presidente desorientado por un telón de fondo. Lo que sí se nota es que casi nunca el humorismo se concentra en las personas o protagonistas del poder financiero ni económico. Salvo si ejercen como políticos. Se caricaturiza y hacen chistes hasta con dioses- desde Jesús a Mahoma- pero no se hacen caricaturas ominosas ni ofensivas de los famosos multimillonarios que están en la lista de Forbes. La caricatura es más cruel cuando el caricaturizado sirve como estereotipo de la burla burguesa. Chávez resulta más apetecible como hasmerreir que Uribe; Fidel Castro, que Obama. Por eso los chistes sobre el poderoso Berlusconi se basan en sus picardías y machismo. Cuando lo que cuenta es su xenofobia: que propone deportar a los inmigrantes y que no quiere una Italia multiétnica llena de gitanos. Es sano reírse con el humor que observa y critica. Pero hay que estar atento a las intenciones del guión. En el caso de show match el guionista es Nik de notoria oposición al gobierno y a los gobiernos populares. Es un destacado humorista de derecha. La elección de él a lo mejor tiene ese sentido. Todavía no se sabe. Habrá que prestar atención a las caricaturas políticas: cuáles son ridiculizadas fisonómicamente, cuáles gestualmente y cuáles ideológicamente. No hay prueba que determine si un ridiculizado pierde votos o si uno intencionadamente favorecido los gana. El humor tiene sus riesgos: a veces nos reímos tontamente de quienes en realidad se ríen de nosotros.

lunes, 11 de mayo de 2009

En las listas de candidatos estamos nosotros- Orlando Barone

Ya está. Estos candidatos son todos los que son y los que están para elegir. El ejercicio de la política en democracia no es otra cosa que la representación del promedio colectivo. No hay nada para quitar ni para agregar. Frívolos o profundos ahí están y ahí estamos. Están los candidatos que se oponen y los candidatos que apoyan al gobierno. También están los ciudadanos que se excluyen porque no les importa.
Y seguramente han quedado fuera de las listas algunos candidatos de mayor idoneidad que quienes les ganaron el lugar. ¿ Y qué? Nada que no confirme lo que pasa en todas las cuestiones de la vida. No hay candidatos unánimes, absolutos: los hay unos con más y otros con menos votos. Si Dios se presentara a elecciones también tendría opositores. Por eso ningún candidato puede atraer a todos y ninguno puede ser rechazado por todos. Porque hasta el aspirante en apariencia más execrable recibe algún voto de quienes no lo consideran execrable. Y en este juego de la democracia bastaría un solo voto para justificarlo. Por eso en las listas hay sapos que para unos son medusas y hay cóndores que para otros son alimañas. De lo que se trata ahora es de cómo los diferentes partidos y alianzas que se postulan a legislar terminan de encantar o desencantar a la sociedad de la cual son parte. El voto no es aséptico sino que viene manchado, como cada uno de nosotros.
Manchado de pasado - pasado o de pasado reciente, de anclajes y utopías. A veces manchado de “nada” , porque la nada mancha todavía más que equivocarse . Manchados como estamos todos, cada uno cree que las peores son las manchas del otro. Estos son los candidatos que moverán entusiasmos o aumentarán desganos. Ninguno de los que será elegido será para tanto. A solas ninguno tiene el poder de hacernos más eternamente felices ni más eternamente desgraciados. Es el conjunto el que garantiza o define el resultado. Y además, en esta elección no se juega aquella letal convertibilidad del todo o nada , ni la amenaza de los acreedores internacionales. No se juega la persecución política, ni la censura ni la libertad de prensa, ni una suprema corte subordinada. Ni la persecución a ninguna minoría. Tampoco se juega condenar a la hambruna a los pequeñísimos productores de soja cara, o votar por la flexibilización laboral o rebajar las jubilaciones. No se juega a ver quien corre más rápido a ver si se salva primero. Hoy se entra a los bancos caminando y charlando con el vecino de la fila. Eso es lo raro. Lo democráticamente seguros que vamos a votar. A pesar del griterío mediático, que es parte del espectáculo y no asusta a nadie de tanto repetirse. El voto que viene es un voto país, no un voto colapso. Sería un progreso cívico que no venga manchado de olvido.


Carta abierta leída el 11 de Mayo en Radio del Plata.

viernes, 8 de mayo de 2009

Caos, caos y caos: el juego verbal más torcido - Orlando Barone


Cálmense medios: no es para tanto. No se trata de que una marcha de piqueteros mantengan a la ciudad “sitiada” y la conviertan en un caos. Ustedes saben muy bien qué quiere decir esa palabra. Lo sabe cualquier director de noticiero y hasta el movilero de menor calificación en el examen de lengua. Caos es algo bíblico, planetario. Basta imaginar aquel caos original cuando el huevo del universo estallaba en trozos. Y todavía no había televisión y D’Elía aún no se había graduado de bestia negra. Y en nombre de él no se describía una marcha militante como si fuera una ocupación armada.
Pero esta anécdota urbana de calles cortadas y vehículos desviados de recorrido no da para tanto. No. Caos pudo justificarse cuando Bagdad fue atacada por veinte mil bombas y la gente echaba a correr despavorida entre los escombros. O cuando una población asolada por un terremoto o un tsunami huye aterrorizada a los empujones. Usar esa palabra por un problema de tránsito circunstancial es un abuso. Una intencionalidad incendiaria.
No costaría nada decir desorden, atasco, trastorno, demora, confusión, y hasta anomalía . E incluso quilombo o despelote. Pero estas palabras no compiten con “caos” en la fuerza condenatoria que tiene para sentenciar a sus causantes.
Sean piqueteros o huelguistas, y étnicamente morochos. Pero los medios deberían ser más fieles a la situación sin inflamarla y sin producir en el ánimo social la forzada sensación de suplicio. De ya no se puede vivir en el caos.
De tanto malgastarla y enanizarla esa palabra va a terminar insuficiente y desvaída, y entonces va a hacer falta emplear alguna otra más potente. Pero no hay. “Caos” es la máxima. Porque quedaría ridículo si en lugar de “caos”, se empezara a decir “caosaso”.
Esto que se está haciendo es vaciamento mediático del lenguaje. Torcimiento del relato. Los medios no relatan a D´ Elía, con la misma prudencia y simpatía con la que relatan a D´Angeli, ni a los bloqueos de la Mesa de Enlace.




Carta Abierta leída el 8 de Mayo en Radio del Plata.

jueves, 7 de mayo de 2009

Mucho teatro y poca militancia.- Orlando Barone

¿Si Marcelo Tinelli fuera candidato político su éxito eleccionario estaría garantizado y sería proporcional al que obtiene como showman y empresario? La pregunta no es desmedida: la actualidad de los aspirantes que vienen del espectáculo o del arte la estimulan. El prejuicio de calificar de banal a una candidatura de este tipo se asienta en el criterio no menos banal de considerar a favor los presuntos valores de un referente del arte culto, respecto del de un arte menor o de entretenimiento. Según esta forma de juzgar, luce más y se presenta más merecido el que ejerce un arte serio que el que ejerce , digamos el desnudismo porno, como fue en Italia el caso de la bella Cicciolina. La duda es si en caso de ser elegidas/os estos candidatos extraños a la tradicional militancia, aportarán mucho, poco o nada al papel que les toque. Tampoco hay una única respuesta para esto. Para los norteamericanos el ex actor Ronald Reagan fue uno de los presidentes notables de su democracia.
Y de haber ganado los republicanos, podría haber sido vicepresidenta la ex reina de belleza de Alaska.
En la historia argentina Evita, actriz no famosa, significó en política una línea divisoria con la etapa en que la mujer solo podía aspirar a ser la consorte.

Sin comparar tendencias o ideologías, tanto Carlos Reutemann, Ramón Ortega y Daniel Scioli, por citar nombres que alcanzaron cargos ejecutivos, confirmaron la apuesta que se hizo con ellos fuera ya de sus roles deportivos y musicales específicos. En áreas legislativas Luis Brandoni e Irma Roy reafirmaron carreras largamente aprobadas. Con Andrea del Boca podría pasar o no pasar lo mismo. La práctica a veces parece desairar los prejuicios. Por supuesto que el pensamiento correcto sería que la política la practicara un sujeto político o militante y no un arribista inesperado empujado por la fama. Pero la política es más transgresora que los mismos políticos que la transgreden. Ahora se apela a la farándula; mañana se podría apelar a los chips o los floggers. Depende cómo seremos entonces los votantes. Por eso no sé si Marcelo Tinelli como candidato tendría o no los votos que le sobran a su rating. Pero lo que sí es cierto es que aunque no se involucre, estará incluido en los votos tácitamente. En la democracia todas las piezas que juegan, a priori valen igual: desde Abraham Lincoln a Arnold Schwarzenegger. Aquí nadie sabía, antes de que Evita fuera Evita, si iba a ser lo que sería. Claro que parece más lógica una candidatura militante que una desprovista de cultura política. Pero, hoy, teniendo en cuenta que los nombres pesan más que el curriculum, esa lógica puede estar quedando anacrónica.
Si el mercado de la política sigue creciendo la demanda de farándula, la aprobación y desaprobación, está en los consumidores.


Carta Abierta leída el 7 de Mayo en Radio Continental.

martes, 5 de mayo de 2009

El mundo se cae y los caídos lo levantan. - Orlando Barone

Apenas se derrumbó el Muro de Berlín se derrumbó el comunismo del Este. Todo. Como un castillo de naipes. No pasa igual en Occidente: se derrumbó el Muro de Wall Street pero no el capitalismo. El fin de la Unión Soviética permitió augurar hasta el absurdo el fin de la historia; pero no pasa eso con el fin de la burbuja financiera en los países ricos: porque igual que la cola de lagartija, por más que se caiga a pedazos esta se va recuperando sobre si misma.
Cuando uno ve el comportamiento de los actores sociales- nosotros los humanos- no se entiende por qué no pasa algo parecido al asalto a la Bastilla o al Palacio de Invierno. Y no pasa. Las sociedades más atrozmente asoladas del planeta no reaccionan; en distintos países- aún pobrísimos- se siguen eligiendo presidentes acordes al sistema, incluso millonarios. Y hasta hay gobiernos progresistas que se resignan y no apuestan más que a una mayor autonomía pero dentro del actual mecanismo. Sin salirse del plato. Es como si el colapso económico-financiero planetario no produjera un efecto de ruptura con el orden establecido y este continuara reordenándose como si nada. Nos sucedió aquí en menor escala con los bancos. Los apedreamos, pero ayudamos a que se reciclaran como antes para hacer cola ante sus ventanillas. Y el mundo sigue andando, dice el tango. Como siempre.
Ahí el imperio, allá los miembros poderosos de ese imperio y más allá, en los márgenes, los estados al margen buscando colarse por una hendija y pertenecer. ¿ Por qué los débiles, los excluidos, los desesperados que suman millones en el mundo, siguen esperando?
¿ Y por qué esa esperanza no se busca en el reservorio de ilusiones todavía vírgenes, y en cambio se recicla en la misma cola de lagartija que se fue haciendo trizas?
Según el pensador alemán Ulrich Beck, está ocurriendo un fenómeno extraordinario: “ son los propios Estados Nación los que se han deslizado involuntariamente hacia el rol de sujeto revolucionario. Y entonces de repente ponen a la práctica un socialismo de Estado solo para ricos. Apoyan a la gran banca con cantidades inconcebibles de millones , que desaparecen absorbidos por un agujero negro. Al mismo tiempo- dice Beck- aumentan la presión sobre los pobres”. Algo así como si de pronto el esclavista perdiera su poder y su fuerza, se le cayera el látigo de las manos, pero sus dominados le permitieran esperar a recobrarse, y así más tarde recobrarse ellos para volver a ser esclavos. Lo cierto es que por ahora el sujeto revolucionario está ausente. Se duele o se frustra pero no ataca. A lo sumo son las propias corporaciones las que toman recaudos y entonces, en ciudades como Londres, les recomiendan a sus ejecutivos que no se paseen por ahí con saco y corbata para evitar riesgos de rencores aislados. No tengo respuestas. Solo esta pregunta: ¿ Por qué los desesperados siguen esperando algo de los mismos que los desesperaron?

lunes, 4 de mayo de 2009

El apocalipsis cambia de dueño

Con una paradójica dialéctica el Gobierno le acaba de soplar a la oposición el apocalipsis. Y advierte que si el electorado lo abandona, se viene otra vez el abismo. Hasta ahora era la oposición la que se la pasaba presagiando colapsos y augurando crisis tras crisis propagadas con unción por la elite de la corporación mediática. También una gran parte de la sociedad expresada en las encuestas y sondeos, viene desnudando el deseo de la profecía auto cumplida. El país que se nos transfiere diariamente en el relato sobra de caos, de ruinas y de anuncios sombríos. Pero de pronto, en un movimiento inesperado, el “kirchnerismo” se apropia del discurso apocalíptico de los adversarios y lo hace propio. Elisa Carrió se queda estupefacta. ¿Cómo es esto , si el apocalipsis siempre fue mío ahora me lo sacan? Y se da cuenta que ya no puede seguir echando catástrofes por la boca, porque es el gobierno el que las anuncia. El antes presagiado, es el que ahora presagia. Los ruralistas, que anticipaban el fin del granero del mundo, y los líderes de la oposición, que no paraban de apurar el siniestro futuro, advierten espantados que es el Gobierno el que se adueña de la premonición del peligro. Lo nuevo es la trama del revés. El apocalipsis cambia de anunciador. De heraldo negro.
Y es el propio gobierno el que activa la alarma metafórica que antes activaba el adversario. Extraños gustos y vaivenes de la campaña política. Los clásicos augures se ven plagiados del argumento básico que los vino nutriendo todo el tiempo. Ante tal expropiación del concepto, la oposición se ve empujada a cambiar y a empezar a emitir un mensaje distinto al del descreimiento. Pero el discurso optimista exige algo más que un entrenamiento de publicistas. Exige alguna tradición práctica o ideológica.
Lo cierto es que nos la pasamos jugando con el cuco. Paremos de llamarlo. No es bueno ni en contra, ni a favor. Pero el apocalipsis a que se refiere el gobierno lo conocemos. Y en eso acierta. La causa y los causantes nostálgicos, donde más militan es en la oposición.


Carta abierta leída en Radio del Plata el 4 de Mayo.