martes, 29 de marzo de 2011

La oposición sólo ruega piedad


La prensa opositora es cruel con la oposición: le exige lo que ésta no puede hacer: reaccionar, redoblar sus esfuerzos, competir de igual a igual con el oficialismo. Si tuviera a Messi o aunque sea a Riquelme a lo mejor podría. O un referí tramposo reclutado en Chubut. Pero no. En la oposición hay políticos convencionales, antiguos, que actúan como esos actores moldeados en la declamación y la rutina; en la gestualidad sin entraña y apartados de la naturalidad.
El lamento del periodismo opositor es inútil como el grito del director técnico y de los suplentes al equipo que en la cancha delata su inferioridad y va de cabeza al descenso. Ni todos juntos: ni juntando el equipo titular, a los que están en el banco, al cuerpo técnico y a los fanáticos de la barra brava, va a dejar de perder. ¡No es el equipo en la cancha, idiotas!; es el concepto ideológico, las convicciones políticas. Es el proyecto, el modelo, el cambio de paradigma; lo que sea o como se llame.
Por más que el periodismo opositor azuce a los políticos opositores, a los ciudadanos que aún les quedan, a los indecisos que siempre están indecisos hacia la derecha, a las corporaciones que conspiran, a los diplomáticos “whiskycola” remanentes de las relaciones carnales, a los peronistas que no saben que ya no son peronistas, a los izquierdistas de derecha que en la marcha del jueves cantaban “Cristina, Cristina, no chamuyés más” y a los huelguistas de ATE que enceguecidos van en camino de hacerse huelga ellos mismos, no hay caso: no “funcan”. Ni siquiera con changüí. Ni dándoles la ventaja de quejarse porque trabajadores damnificados les bloquean un rato la salida de los diarios. Ni considerando eso un error táctico que, no obstante, comparado a aquel lockout patronal sojero de tres meses no es nada las chances de Cristina no se “descristinizan”. No insistan: no tramen fraudes, no se la tomen con la Cámpora que son jóvenes, no vayan a buscarlo a Bergoglio que está convaleciente, no asusten con que Obama está enojado con la Aduana y quiere que les devuelvan la valija. Resígnense. No se afanen en fantasías destituyentes. No rujan con nostalgia libertadora. Ni aunque se le otorgue el premio Rodolfo Walsh a Chávez en lugar de a Fontevecchia. Ni incitándola a Beatriz Sarlo a escribir en La Nación notas tan dubitativas que le deben dar más trabajo que sus ensayos críticos literarios. Ni que Pino Solanas se pusiera a filmar un documental “marketinero” con Cristina tirando basura sobre los glaciares o llevándose oro en carretilla de las minas de Barrick Gold. Ni por más que lograran que Plácido Domingo hablara mal de los músicos del Colón para darle una mano a Macri. O si consiguieran que Graciela Ocaña sea nombrada en el Washington Post como campeona del agua destilada. Y que Mora y Araujo, Zuleta Puceiro, Julio Aurelio, Analogías, Rouvier, Ibarómetro, la encuesta de la peña del barrio, y hasta Poliarquía ante la certeza de la gran chance ganadora de Cristina, se animarían al bochorno y a publicar que está perdiendo. Ni aunque la pitonisa desorientada le reclamara a Riverito que en la lotería de denuncias le soplara aunque sea un solo acierto.
Por eso, respeten a la oposición. Está haciendo lo que puede incluso falseando la falsedad. Y por más que sus candidatos imitan lo que los medios dominantes les escriben, no les rinde. El periodismo opositor debería dejar de castigarla. Ruega piedad, compasión. La oposición ya no da más. Déjenla que pierda sin exigirle lo imposible. Bastante tendrá con el resultado de octubre.


Por Orlando Barone, 29 de marzo de 2011.

miércoles, 23 de marzo de 2011

La desesperanzada esperanza anti K

El kirchnerismo está dividido; Hugo Moyano se enfrenta al Gobierno; los barones del Conurbano no aguantan a La Cámpora; Scioli les va a hacer la de Cobos; las Madres y las Abuelas ya no se toleran; el triunfalismo oficial no se condice con la intención de voto; los encuestadores están pagos por el Gobierno; Catamarca y Chubut son dos distritos insignificantes; Cristina no se va a presentar porque se ve venir mal la segunda vuelta; y si ganaran en octubre es el fin de la República y el triunfo del clientelismo; Clarín, La Nacion, el radicalismo y los gauchos agrarios unidos son un ex partido hegemónico; Mauricio Macri es una víctima de la maldad del oficialismo; Das Neves es una victima de la maldad de los chubutenses; el consumo argentino es por el viento de cola; la economía antes de octubre explota; el récord de turismo y de autos es porque por la inflación la gente no ahorra; regalan computadoras a los estudiantes porque enseñarles a pensar no les conviene; los científicos regresan del exterior engañados, pero ya se van a dar cuenta; los emigrados que se vienen de vuelta es porque fracasaron allá y quieren que los indemnicen aquí; y no sigan dándoles derechos a los trabajadores golondrinas y a las mucamas porque no van a tener quien los emplee; como la Garré siga jodiendo la Policía se les va a dar vuelta peor que a Correa; y que controlen la central nuclear de Atucha porque en cualquier momento es Chernobyl o Fukushima; la inseguridad es más grave acá que en Ciudad Juárez en México; y basta de perseguir a militares ancianos: a quienes habría que perseguir es a los okupas que se apropian de la propiedad privada; que Plácido Domingo no actúe en el Colón es un papelón mundial; Obama quiere más a Brasil: le dio el honor de ordenar desde ahí el bombardeo a Libia; ADEPA tiene razón: la libertad de prensa corre peligro; “6,7, 8” le lava la cabeza a los televidentes y centrifuga a Lanata; Fontevecchia ya no sabe qué hacer para defenderse del Gobierno, si lanzar una nueva revista opositora o contratar algún otro Leuco o Eliaschev; cuando en la Feria del libro hable Vargas Llosa el mundo se va a enterar lo que aquí se oculta; los piqueteros intelectuales de Carta Abierta son la barbarie ; Marcelo Bonelli y Majul son la civilización; el cardenal debe volver a tallar y proferir alguna alegoría antiK como antaño; la presidenta, por hereje, es capaz de hacer el Tedeum del 25 de mayo en El Calafate; el luto lo lleva por marketing; hasta hace poco los de la oposición, con un lockout oligarca y un poco de WikiLeaks, ponían al Gobierno en el abismo; ahora ni mil títulos de Clarín en contra le hacen cosquillas; y hasta tienen la suerte de que Fuerza Bruta les convierte en fiesta los velorios. Cuatro años más es un abuso de la Democracia.



Orlando Barone, 23 de marzo de 2011.

miércoles, 16 de marzo de 2011

A quienes interese

A continuación transcribimos fragmentos del próximo libro de Orlando sobre periodismo. Son borradores, aproximaciones que iran corrigiéndose y ampliándose hasta ser publicadas.


1 [... Emprendo aquí la temeraria aventura de reflejarme a mi mismo en un espejo que me contraría y a la vez me sincera. O quizás ante la absurda idea de que volcando en la puerta de casa el contenedor de residuos se va a poder ver la cantidad y calidad de los desechos que me involucran. Pero que a lo mejor, en la discriminación visual de los mismos, el lector podrá encontrarse con alguno que aún podrido y corroído deja entrever que en su origen, cuando todavía estaba fresco e intacto, tuvo algún valor o mérito.
Esto sería algo así como el hallazgo de una cierta porción de basura que se resiste a serlo; que pelea por ser considerada todavía aquel producto originario cuyas cualidades –aún limitadas pero frescas- no habían entrado aún en la etapa en que a la lozanía ya no hay freezer que la mantenga. No me arrepiento de haber apelado a esta metáfora. Me siento confiado en que sabré resistirla. Desde ese lugar de inmersión y de confesión que nadie me exige, me será más fácil el intento de que al final del libro luzca menos podrido, y al menos un poquitín digerible. Pero a sabiendas que escribo sobre lo incierto. Porque lo que yo consideraba cierto en el periodismo se me está derrumbando y no consigo repensar cómo es o será el que se está presumiblemente construyendo. Y no sé si esta -mi incertidumbre -ni siquiera es cierta como incierta. ...]



2 [... La sociedad es un organismo en permanente cambio. Los receptores cautivos de los medios dominantes de las últimas décadas están sublevados. Algunos sublevados a favor de la sublevación que los reubica en un lugar de damnificados finalmente asumidos. Pero no en el sentido de la violencia sino en el de la reacción contra el cautiverio. Muchos ya no miran la televisión o escuchan la radio o leen los diarios como si los consideraran inocuos y como si consumirlos no generara daños antes ignorados o irreconocidos, sino que se han vuelto receptores sublevados. Hay un desvelamiento colectivo. El periodismo ha sido expuesto y ya no es aquel distraído encantamiento lo que despierta. Los otros sublevados a los que me refiero están sublevados en contra: se aferran a las viejas certidumbres, aún a sabiendas que ya han sido reveladas inciertas; porque ese anclaje los exime de reconocerse en un cautiverio que prefieren creer lo contrario. ...]


3 [... Porque la profesión misma es mercenaria. Y la presión es tan grande que el buen mercenario acaba convencido de que cuanto escribe, dice y opina bajo dictado o influencia es suyo propio. De ahí su convicción y su entusiasmo. A más y mejor paga más y mejor entusiasmo. Ya que si se mantiene siempre en el mismo campo de intereses acaba metamorfoseado con ellos. Y si cambia y también muda de opinión y la de ahora es contraria a la de antes demuestra que sabe cumplir con la empresa y con otro público, pero ya no consigo mismo. Pero el problema de conciencia es reservado y nadie se entera. ¿El periodista se debe a la obediencia debida como el obrero de una planta de armas que serán destinadas a matar gente, o como el amanuense de una secta impía en la que no cree? El periodista –al contrario de otro tipo de trabajador- arrienda su inteligencia. Arrienda su moral. Arrienda su visión de la vida y del mundo. El ideal sería que pudiera y tuviera la voluntad de elegir al arrendador que le paga pero sin que lo obligue a traicionarse.
Aunque en un mercado de trabajo de intereses hegemónicos, de medios dominantes son pocas las chances de ser un mercenario voluntario, a favor de la causa que se defiende y sostiene. Esta es la vulnerabilidad del oficio periodístico. Se finge omnipotente para no descubrirse en su debilidad. La opción es tentarse a hablar con su voz desde la voz de otro o de otros. O no tentarse y reducir sus expectativas de vocación y de éxito. Esa es la cuestión. El mercado demanda, el periodismo hace el delivery, el público consume y los inversores conducen el negocio. Hay toda una tradición que impregna el oficio. Un mandato enhebrado a través de generaciones. La idea de un cambio en su naturaleza suena a epopeya, a inocencia o a milagro. ...]


4 [... Más consumimos más necesitamos. Y si no nos abastecemos, más nos ataca el síndrome de abstinencia. Ante esa demanda los medios se entusiasman y nos abruman. Y hasta son capaces de ponerse a exagerarlas; a condimentarlas con mejores y llamativos argumentos. Y como ya estamos ahítos de consumir miedos , muertes, tragedias, peleas, debates, choques, inflación, soja, chismes, culos, protestas y sospechas, les exigimos a la televisión, a las radios y a los diarios que nos sorprendan y nos den mayores emociones. Que nos sacudan. Ya que cada vez requerimos estímulos más fuertes. Porque las noticias correctas, apropiadamente informativas, despojadas de sangre y de alboroto ya no causan efecto. Son insatisfactorias, sosas para nuestro gusto ya enfermizamente atraído por el picante y el aderezo. Y el recontrapicante. Y ¿por qué no? También por la mentira. Porque la mentira nos gusta sobre todo si habla mal de nuestros enemigos. Cada día una presunta mentira oficial es contradicha o desmentida por una verdadera mentira opositora. La sociedad se inclina con pasión por una o por otra. Y cada día la mentira opositora gana en la mentira mientras pierde en la verdad de los hechos. Sobre este escenario mentiroso los medios hegemónicos y sus asociados múltiples se hacen un picnic. Se han vuelto adictos a los supuestos, a los rumores, al trascendido, a los habría, a la presunción, a la suspicacia y al infundio. Los mensajeros, los destinatarios, los protagonistas , los interesados conviven atraídos por la corriente. La sociedad consume las mentiras y tanto puede digerirlas golosamente como rechazarlas con asco. Este último recurso es el más higiénico. Y últimamente están creciendo sus usuarios.
El mentidero acaba por contaminar el medio ambiente. Basta pasar por un puesto de diarios, oír programas de radio o televisión, participar de una reunión de vecinos, o permanecer un rato en una fila del banco para darse cuenta de los estragos. Cuando el obsesivo argumento político opositor pasa a ser la continua mentira, el objetivo es no reconocerle al gobierno ninguna verdad. Aunque algunas, el gobierno modestamente tiene.
“ A una verdad sin interés la desplaza una mentira emocionante”. El pensamiento es de Aldous Huxley.
Estamos entregados a la gula emocionante. El purgante, el antídoto para esto es darse cuenta. Por ejemplo darnos cuenta que cuando hablamos en vez de hablar nosotros por nosotros, hablamos por lo que dijeron los medios. Somos como muñecos de ventrilocuo. Y transportamos de aquí a allá la bacteria. Repetimos lo que escuchamos sin incluir ningún pensamiento nuestro. Encadenamos el cerebro a la agenda. Y ahí está el problema: esa agenda que pretende ser colectiva – es decir la que surge de las urgencias, necesidades y deseos colectivos- es un arbitrio generado en los medios. ¿Qué cómo generan ese arbitrio los medios? Ah, con arbitrariedad. La agenda diaria de las noticias que consumimos es un hipotético consenso entre emisores y receptores. El cúmulo de información que mana es inversamente proporcional a la capacidad de almacenamiento de nuestro disco rígido. Entre los trillones de noticias que se entrecruzan en ese mar de los Sargazos que es Internet unos pocos editores, directores y patrones a cargo del índice selectivo escogen el puñado que merecen ser difundidas y entre estas cuáles son las de primer plano y cuáles las otras. Gracias a esa preocupación y generosidad los receptores están a salvo de enmarañarse con los Sargazos y de desorientarse y naufragar ante el vasto surtido. Los Medios median para que estemos anoticiados como es debido. Ese es un consenso nunca consensuado. Se les otorga la responsabilidad de seleccionar los relatos. Es el despertar del ciudadano receptor el que nos plantea el primer indicio audible de sus efectos. ...]







Orlando Barone, 16 de marzo de 2011.

martes, 15 de marzo de 2011

A quienes les importe.

Mi parcial distanciamiento se debe a que estoy escribiendo un libro sobre periodismo, periodistas, receptores, medios, y sobre mi mismo; todo atravesado por los vientos de la letra K. Letra dura de sustancia tierna. Se supone que estará en librerías en julio o agosto. Falta mucho.
Les pregunto si desean que le envíe algunos párrafos de la primera versión así me ayudan a corregirla, descartarla o ratificarla. Inclusive hasta podría desistir de publicarlo y nadie se perdería nada.
No quisiera comprometerlos ni interrumpir los debates que se intensifican cada tanto entre algunos.
¿Les envío o no el anticipo?
Orlando

miércoles, 2 de marzo de 2011

El escribidor y el palabrero


"Cristina Fernández es un desastre total. Argentina está conociendo la peor forma de peronismo: populismo y anarquía. Temo que sea un país incurable". Lo dijo Mario Vargas Llosa al Corriere de Italia y fue difundido en el mundo, mientras aquí el pueblo festejaba el Bicentenario.
Palabrerear no es solo un abuso de los charlatanes de cualquier rubro o clase; también palabrerean individuos notables. Y hasta escritores que no conformes con el oficio de escribir libros –y buenos- se afanan por desescribirlos con declaraciones orales no necesariamente iluminadas. Esa temeridad les provee de un correlato de polémicas y arrebatos, de los cuales aunque no salgan espiritualmente ilesos salen beneficiados en la recaudación de sus derechos autorales. El mercado nunca premia los silencios: premia los escándalos.
El premio Nobel Vargas Llosa ha sido invitado a inaugurar con un discurso la próxima feria del Libro de Argentina. Invitación que produce una quiebra en la hasta hoy continuidad protagónica de autores locales. Que un español, (también peruano, aunque esto ya no se sabe en qué escala) altere la tradición de la feria puede que tenga una lógica de pertenencia: ya que las más importantes editoriales de nuestro medio son españolas. Y Vargas Llosa es acaso el escritor preferido del Grupo Prisa (Diario El País, más de 500 emisoras en su país y en el mundo, y una de las más importantes editoras de libros). Sobre todo la idea de invitarlo a inaugurar la Feria debe haberse inspirado en su incesante vocación por hablar pestes sobre los gobiernos populares.
Incluyendo al actual Gobierno argentino entre sus destinatarios más empecinados. Este es un año electoral con su consiguiente intensidad de debate, y a los organizadores de la Feria, siempre sagaces, les debe haber parecido oportuno tener un Vargas Llosa de cuerpo presente. Aún más tras sus otras recientes diatribas hacia el país y a sus mayorías populares por elegir mal a sus gobernantes. "La fuerza oscura, que hace medio siglo llegó a arrastrar a la ruina a una tierra entre las más ricas del mundo, está aún en movimiento en la Argentina", es otro de sus fraternos comentarios. Hay tantos como para llenar un container. Desde ya, aquí las corporaciones mediáticas dominantes, principales soportes con el mundo comercial de la Feria, deben estar degustando por anticipado ese ingrediente cultural opositor. Un bocatto di cardinale, que va derechito –y bien derechito- hacia el Gobierno. Acaso fue demasiado emocional la postura de rechazo ético propuesta por Horacio González, director de la Biblioteca Nacional. La Presidenta- rápida, visionariamente- lo convenció de retirarla. En este contexto una golondrina, “una visitadora” no hacen verano. Otros intelectuales – contradiciendo a los muchos firmantes del rechazo por izquierda- adujeron entre varios motivos la idea comparativa de que con ese criterio lo hubieran rechazado a Borges. Pero Borges, aparte de no estar en condiciones de hablar desde un palco, es argentino y no hubiera trasgredido el criterio histórico de la Feria. La comparación no es pertinente, es forzada. Si a la feria la inaugurara Marcos Aguinis, por ejemplo, desde el punto de vista de la tradición es razonable.
Lo que no parece ser forzado sino gustoso es la decisión de las autoridades de la Feria al elegir a Vargas Llosa. ¿Con esos antecedentes orales contra el actual Gobierno Argentino quién más adecuado que él para inaugurarla? Buen signo de diplomacia y concordia, no? Tómese esto como sarcasmo. Hacia ellos, los organizadores, hay que enfocar la lente, no hacia el invitado.
Se puede ser un intelectual de izquierda y de derecha, el problema es cuando se sale del libro y se pone en palabrero.
La presidenta no se merece al Vargas Llosa injurioso, pero menos se merece que por él se la asocie a la censura ni al escrache.


Por Orlando Barone, 02 de Marzo de 2011.