miércoles, 30 de junio de 2010

Signos para una postal política

La violencia desorbitada ejercida por las fuerzas del Gobierno de la Ciudad para desalojo de puesteros en Liniers; los huevos que le arrojaron al ex presidente Duhalde al salir del programa de Mirta Legrand en el cual había pronosticado clima social de riesgo; el tumulto que irrumpió en un fallido acto de Felipe Solá y la reciente y trágica represión en Bariloche todavía latente, son indicios o son síntomas, pero algo son. En claro contraste con un bienvenido acuerdo de calma en Gualeguaychú con mejores perspectivas, y con una sociedad argentina que en su gran mayoría y desde el bicentenario se expresa festiva, y que continúa así con el fútbol del mundial. El otro día la plaza del obelisco y la 9 de julio fueron la prueba del espíritu celebratorio que nos concierne. Pero ninguna postal de ninguna sociedad humana es monocromática y menos perfecta. Pero sería democrático que los empresarios del agro y el ganado aunque persistan en el permanente rechazo, al menos controlen sus afanes destituyentes. Que el Congreso reciba acusaciones pero con suficientes pruebas para llevar a tribunales y no infundios gaseosos que no pueden repetir en voz alta por su inconsistencia. Y que los políticos con tal de tener prensa no se sometan a la agenda hegemónica a la que los incitan y someten los grandes medios. La hipotética idea de una democracia estática con sus políticos y actores sociales en diálogos caballerescos y con las corporaciones predispuestas al consenso sensible no es solo una quimera: sino un imposible. Y si eso pasara es porque las que ganaron serían las corporaciones. La ansiedad política por las elecciones es siempre un umbral propicio a las tensiones. Pero hay que buscar la probabilidad de lógica de la militancia pacífica supere a la militancia insensata. En este contexto no estarían mal una policía no tentada a disparar como método, gobernantes templados que no hagan guiños instigadores a la policía; un periodismo que en lugar de encenderlo apague el fuego y altos obispos y pastores que no incidan en decisiones cívicas con sermones ni con intenciones usufructuando el nombre de los diferentes dioses. Pero que va a haber pugna a medida que se acerque el umbral de las urnas, va a haber. Y eso es sano mientras se empleen recursos que equilibren la injusticia que se busca reparar pero no con otra injusticia. Cuentas pendientes en situación de cobro como la Ley de Medios, Papel Prensa, la ya resbalosa identidad de los hijos en discusión de Herrera de Noble y los cada vez más crecientes juicios a los genocidas forman parte de ese escenario. Hay en él vulnerables, vulnerados y vulneradores. Cada uno sabe donde ubica su ideología, su exigencia y la aspiración posible y no fantasiosa. Y cada uno sabe si el lugar elegido responde a lo que pasa en la realidad o es solo fruto de sus propias y rabiosas ficciones. Un huevazo no hace verano, pero una bala produce una víctima. Si desde el poder ejecutivo se insiste en no reprimir y cumple su objetivo, por qué van a reprimir y violentar desde poderes menores descontrolados. En una dictadura- se sabe- a las armas del Estado las carga el diablo. En una democracia popular hay intereses y hay también idiotas que quieren despertarlo.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 30 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 29 de junio de 2010

¿La razón o la magia, la tecnología o los ojos?

Cuando el hombre pisaba por primera vez la luna se alzaron lamentos porque la romántica luna de los sueños había sido alunizada y despoetizada por la tecnología. ¿Por qué –se preguntaban los poetas- perder aquel encantamiento que emanaba de su enigma por el desencanto realista de tantas certezas científicas?
Lo mismo podría pensarse del fin del enigma del embarazo, ya convertido en transparente. Hoy la certidumbre del sexo casi desde el embrión da fin a la espera del parto como única forma de revelación. Y por más que haya madres que para continuar degustando nueve meses la sorpresa, descarten ese proceso, éste es determinante más allá del criterio individual. La ciencia ya sabe el resultado, se quiera o no se quiera. Y la madre, aunque se niegue, no puede cancelar la anticipación. Esa es la discusión de hoy en el fútbol. Si aplicar las innovaciones técnicas electrónicas que eviten graves errores arbitrales o dejar que siga jugando el juego sus azares, incluyendo la probabilidad del desacierto y la injusticia. Desde siempre se plantea culturalmente esta antinomia entre la razón y la magia, entre el pensamiento y el instinto. Para ser más simples: entre la naturaleza y la ciencia. Y ese planteo es falso. Porque cada vez que la ciencia gana territorio y devela misterios, surge otro misterio adelante. Porque si los descubrimientos son interminables, los enigmas son infinitos.
Y si en el fútbol- como ya pasa en el tenis y en otros juegos- la tecnología desplaza a los ojos como sello de certeza, eso no impide otras incógnitas del juego: ya que no se sabe quién será el ganador ni menos cómo se irán comportando los tenistas en el desarrollo del partido. Ni miles de otras situaciones impredecibles. Antiguamente en un día nublado el campesino a lo mejor se decía que el cielo estaba pensativo. Apostaba a su pálpito o a su intuición para tratar de predecir la lluvia. Hoy la ciencia fue quitando pálpitos y permitiendo comprobaciones meteorológicas cada vez más precisas y sutiles.
Y sin embargo la naturaleza sigue siendo un misterio, aunque muchos de sus efectos sean previsibles.
Ya no es gracioso ni justo ni bello que al instante de producirse un gol ilegítimo dado por legítimo la tecnología nos descubra el error y la injusticia se lo siga convalidando en conocimiento ya de la verdad.
Sería como si en lugar de detectar al dinero falso se lo dejara cursar porque, salvo por advertencias técnicas, nadie se da cuenta de que es falso.
También acerca del sexo la ciencia va desmitificando casi todo: se están llegando a revelar el secreto de por qué un poro se siente afín con otro poro y no con otro. Y sin embargo el sexo sigue siendo un azar y un misterio. También lo seguirá siendo el fútbol.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 29 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 25 de junio de 2010

El “mentidero” y el “mentirismo” de cada día

O miente el ex embajador Sadous, o miente el canciller Timerman, o mienten los legisladores de la oposición, o mienten los legisladores oficialistas, o miente el Grupo Clarín y sus decenas de medios, o miente el diario La Nación, o mienten los periodistas oficialistas o mienten los periodistas no oficialistas o mienten los aliados kirchneristas o mienten los antikirchneristas. Pero alguien miente. Y a lo mejor más de uno. ¿Cómo saber dónde está la verdad si ninguno cree que el otro la tenga? Es ese juego de cruzada mendacidad el que consigue que la mendacidad sea la única verdad reconocible. Lo razonable sería que el Gobierno no fuese sospechado de mentir y de que la oposición fuera confiable en que le importa más la verdad que dañar al Gobierno con mentiras. Pero el mentirismo logra aumentar el descreimiento y la credulidad defensiva. Se ha instaurado un estado de permanente “mentirismo”. Ahora con las presuntas sospechas sobre el comercio con Venezuela y el probable interés de demonizar al chavismo atribuyéndole su siniestra sociedad con la Argentina. Pero no solamente con este caso. Tambièn se impone la duda en el caso del canje. ¿ Es mentira que fue exitoso o es mentira que fue un fracaso? ¿Es mentira que se salda la deuda o es mentira que el canje la aumenta? ¿En qué quedamos, si se paga se paga innecesariamente, y si no se paga aumentan los riesgos económicos? Y ¿Es verdad como dicen los medios y las voces que se oponen, que los jubilados están peor que nunca, o es mentira ya que hay pruebas que dicen lo contrario? Cada día una presunta mentira oficial es contradicha por desmentida por una mentira opositora. La sociedad no es neutra ya que se inclina con pasión por una o por otra. Sobre este escenario los medios hegemónicos y sus asociados múltiples se hacen un picnic. Se han vuelto adictos a los supuestos, a los rumores, al trascendido, a los habría, a la presunción, a la suspicacia y al infundio. Los mensajeros, los destinatarios,los protagonistas , los interesados conviven atraídos por la corriente. La sociedad consume las mentiras y tanto puede digerirlas golosamente como rechazarlas con asco. Este último recurso es el más higiénico. Y últimamente están creciendo sus usuarios. El mentidero acaba por contaminar el medio ambiente. Basta pasar por un puesto de diarios, oír programas de radio o televisión, participar de una reunión de vecinos, o permanecer un rato en una fila del banco para darse cuenta de los estragos. Cuando el obsesivo argumento político opositor pasa a ser la continua mentira, el objetivo es no reconocerle al gobierno ninguna verdad. Aunque algunas, el gobierno modestamente tiene.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 25 de junio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 24 de junio de 2010

Los 99 años de Sabato


Ernesto Sabato ya está empezando a vivir un siglo. Porque el 24 de junio cumple noventa y nueve años. Y más de 6O viviendo en su antigua casa de Santos Lugares. A esa edad ha visto vidas y muertes. El es un superviviente de su generación. Y uno de sus protagonistas mayores. Durante todos estos años se resignó a la pérdida de un hijo, de su mujer, y de casi todos o todos sus amigos generacionales. De algún modo la longevidad que es un don es también una nostalgia. Y así como es una acumulación de vida, también es un vaciamiento. Sabato vio morirse gatos y perros que criaba y quería. A su alrededor vio demolerse casas. No hace falta decir que vio demolerse hombres y demolerse sueños. Y tampoco hace falta decir que a los sueños sigue reconstruyéndolos. A él le gusta esa frase del poeta Hölderling que dice: “El hombre es un Dios cuando sueña y solo un mendigo cuando piensa”. A los noventa y nueve años en la fauna animal apenas si sobreviven las tortugas gigantes de Galápagos. En la Biblia se cuenta que Matusalén vivió 969 años. Hay criaturas leves de la noche que solo viven un soplido de luz. Sus libros y sus obras ya llevan casi tres cuartos de siglo. Lo conocí, nos conocimos hace más de cuarenta años: y él era para mi un hombre mayor y yo para él un joven. Por esos misterios de la vida el tiempo nos ha ido emparejando y hoy los dos somos hombres mayores. Aunque el lugar que para mi él ocupa sigue siendo aquel tan alto de antes.
Durante cada año de gran parte de su vida festejó el cumpleaños en su casa rodeado de la familia, de amigos y discípulos. Últimamente más en solitud. O más esencializado. Ernesto Sabato ( así sin acento como a él le gusta porque responde a la escritura genuina de su apellido) ya no viaja en el tren de la línea San Martín, que antes se llamaba Pacífico. Hubo días en que cuando entraba al vagón la gente al reconocerlo lo aplaudía. Ya no viaja. Está en su casa. Su imaginación que no tuvo límites no se la puede transferir a su cuerpo que los tiene.
Que en su día sienta la vida como sea. Bastante sabe acerca de ella para no dejar de abrazarla con toda el alma. Porque las almas no cesan.
La vejez de un maestro de la literatura es como un relato inconcluso en el que el novelista se demora en escribir el último párrafo.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 24 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 23 de junio de 2010

De la Odisea a Maradona

Y eso que jugó Sócrates. Pero los griegos extrañaron a Pericles, a Arquímedes, a Tales de Mileto, a Heráclito y Pitágoras. Vivieron su odisea mundialista sin contar con la pluma de Homero. Porque el poeta ciego de haber estado hoy habría cantado versos en argentino. Y éstos les ganaron, al fútbol. No fue una lucha entre la civilización helénica y la cultura criolla. Ni entre Platón y Maradona. Fue una cuestión lúdica, un torneo de destrezas. La selección argentina reúne dones tan opuestos como los de Messi y Palermo. Uno la poesía y la lírica, el otro la prosa sin metáfora; Messi la sinfonía ; Palermo el rock duro. Y sin embargo congenian. Si hay algo en el equipo que congenia es el genio con el esfuerzo. La pirueta con la fatiga. Y el origen con el post grado en otras geografías. Es como si hubieran estado juntos en una situación extrema que los hermanara en un código muy íntimo. Impenetrable e inextricable para agoreros y buscapleitos de vestuario; invulnerable a los chismes y al mal deseo partidista o ideológico, que nunca faltan. Y no sé consecuencia de qué es ese amasijo de abrazos y de besos y de palmadas de trasero que se intercambian, a la par que se rozan y soban tan cercanamente casi en el umbral del pensamiento incorrecto. Tampoco se sabe si ese “abrazismo” corpóreo es resultado de afanes sicológicos y terapéuticos, de libros de autoayuda, de masajes de miel o del puro instinto. Pero una intensa pulsión de alegría los vincula y abraza. Diego Maradona cataliza ese estado de ánimo. Ánimo es alma. A veces desgraciadamente desalmada. Otras, como ahora, alma solamente. Alma a lo grande. Algo hay en gran parte de la sociedad argentina que sigue bicentenaria como si para si misma prolongara aquella gran fiesta. Una alegría privada y pública. Alegría de época, tan justificada como cuando hace diez años era justificada la amargura sin futuro. Esta es una alegría antídoto, que protege de la conspiración y el negativismo que todavía sobran en algunas regiones de la otra alma. Por suerte en retroceso anímico, porque no adherir a la alegría es desunirse. Y es Maradona en su mejor estado angélico- precisamente él que ha padecido otros estados que ya ni recuerda ni nosotros tampoco- la esponja que se abre y que absorbe lo que esa sociedad sonríe, canta, desea, augura y sueña. ¡Y cuánto absorbe esa esponja! Cuando él recibe mensajes de sus hijas va a leerlos a escondidas para que los jugadores no le vean los ojos húmedos. Y sale del escondite con los ojos llenos de ilusiones. Prestemos atención a ese esfuerzo de acumulación masiva en un solo individuo. Y con un atributo: la esponja solo absorbe alegría. Y descarta los estados de ánimo maliciosos y sombríos. En su interior purifica todo lo que ingresa. Hasta el drama más denso. Y después lo transfiere procesado. Extraordinario circo el fútbol. No da pan. Pero no impide que quienes no lo tienen puedan conseguirlo. Sigamos llenando a la esponja. Aún le queda lugar para absorber y repartir toda la alegría argentina. Si la leyenda le atribuye al griego Homero haber nacido en siete ciudades; la leyenda le atribuirá al argentino Maradona haber nacido siete veces.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 23 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Así que la Jabulani no dobla ni hace caso?


Todo cuanto decían de vos Jabulani. Y de pronto nos sorprendiste desnudando tu vocación de entrega. Gracias pelota. Tu nombre “Jabulani” de origen zulú ya se celebra traducido a “Pipita” Higuain tres veces. Todavía te falta ser traducido a otros nombres que te tenemos preparados para nuevos espectáculos. Gracias por haberte vuelto obediente y dejarte mimar por la Argentina. Jabulani quiere decir celebra o regocijo; y es tan perfectamente redonda como la luna llena o como El Aleph, “una esfera pequeña, tornasolada, de casi intolerable fulgor…” como dice Borges. Y como dice Maradona: “la selección fue implacable”. Es decir: no se aplaca. Es implacable desde los pies a la cabeza. Desde el corazón a la uña encarnada o al tobillo escoñado. Y nos remite en un viaje sin estaciones desde la remota brizna seca de un potrero del suburbio a una cancha de césped rasurado por coiffeurs y no por cortadores de césped con guadaña. Si la palabra “implacable” existiera como verbo sería “implacar”. Y se conjugaría en presente: yo implaco, tu implacas, el implaca…etc. En futuro sería “implacará”. Mirá que lindo que sonaría este augurio futbolero: “en este mundial implacaremos con la sensibilidad implacable de los pies”. Si lo sabrá el “Pipita”. Si lo sabrán “la pulga”, el Kun y el apache, implacadores al acecho y al asecho, con c y con ese respectivamente. Gracias “jabulani” exótica y cerril.
Fabricada tal vez por factorías que no pasarían sin vergüenza por el ojo de una aguja. Pero purificada en los botines argentinos el jueves a la hora del desayuno, ya no en Tiffany`s como dice Capote, sino en un desayuno bilingüe con elaboración gourmet en Sudáfrica y con delivery puerta a puerta para cuarenta millones de argentinos. Pelota de fútbol. Tan ardua, indócil y retobada que se decía que eras maldita. Y te volviste lúdicamente maradoniana. De Maradona. De Maradó. Del ave Fénix. Del dios de barro de galeano. Del de la mano del pecado, que prueba cómo los mejores argentinos adoran ese pecado. Y los peores cara de mufa siguen viéndolo como un gol indecente porque son ellos los que tienen pensamientos indecentes.
Jabulani no importa si estás hecha de hielo y de marketing. Es como si ya hubieras decidido por quién te dejarías derretir y por quién te dejarías toquetear y calentar con los “pies manos” de jugadores implacablemente cariñosos. “Pies manos” delicadísimos que hasta tienen callos y machucones de terciopelo, resabios de Fuerte Apache o de un baldío de tierra con cascotes. Y que hoy se embellecen con manicuras expertas en manitas de muñecas y con cremas que les regalan las botineras.
Gracias “Jabulani”. Si en lugar de diseño y material de ciencia hubieras sido de trapo, igual te hubieras entregado a la Argentina.
Pensar que te teníamos miedo.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 18 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 15 de junio de 2010

La corneta negra no se calla

¿Qué ruido es más insano en una cancha de fútbol, el que producen los bombos, las matracas, la rechifla, los pedorreos o las vuvuzelas? La anecdótica discusión sobre el batifondo que arman las cornetas sudafricanas-parte coreográfica y musical de sus hinchadas-se incluye ya en la cultura popular futbolera. En esa cultura participan los que putean a toda voz al lado del oído de uno, los que inflan condones y los lanzan al viento para que revienten en la cara de un distrado, los que ponen la radio a todo volumen en el asiento de al lado y mastican pochoclo, los que desparraman el café caliente sin mirar a quien queman, los vendedores ambulantes que cargados con una mochila de vasos de gaseosas al tope pisan los pies de los que están en la tribuna, y los que se sacan la camisa y con el cuerpo sudado y sin desodorante se pegan cada vez más al lado de uno. Pero ahora el mal de las canchas pasa por las cornetas. Las negras oriundas de Sudáfrica. Si se hojean las referencias básicas se sabrá que vuvuzela es un término zulú que presumiblemente viene de la palabra vuvu que significa hacer ruido. Suele estar hecha de plástico, y el sonido que produce es similar al barritar de un elefante o al zumbido de una abeja. Originalmente se fabricaban con estaño y ya en 1978, para el Mundial de Argentina, se popularizó esta en material plástico que resultó más barato y accesible para el público. La vuvuzela está bastante extendida en el fútbol sudafricano, donde es frecuente ver a los seguidores con bocinas personalizadas. Sin embargo, su uso a nivel internacional es bastante más controvertido. La FIFA llegó a plantear su prohibición alegando la posibilidad de que pudieran ser usadas como un arma Últimamente las cadenas de radio y televisión solicitaron al organismo mundial la prohibición de las vuvuzelas al considerarlas demasiado molestas y perjudiciales para la retransmisión de los encuentros, algo que también hicieron algunos jugadores y entrenadores Incluso, un estudio ha concluido que pueden ocasionar serios daños al aparato auditivo A modo de comparación, el motor de un avión en marcha al momento de despegar genera una intensidad de 130 decibeles y una vuvuzela alcanza 127 aunque si el soplador es corpulento y sopla como soplaba Louis Amstrong la trompeta aumenta considerablemente. Tantos remilgos auditivos no parecen coherentes con una civilización tan ruidosa que en los megaconciertos de rock o en los atascos de tránsito a bocinazos plenos seguramente multiplica el barullo de las cornetas. Tengo varias moralejas o sentencias para este cuento de alboroto. Una, que cuando el juego se hace aburrido la vuvuzela divierte. Otra, que a veces entre el desaforado relator de fútbol y la corneta , la corneta es un alivio. Y la última es que el fútbol es tan afín al ruido ,al barullo y al quilombo como el fuego a la leña.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 15 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 14 de junio de 2010

Derechismo bipolar y la moda centro izquierda

Hay colores de época, hay diseños y hasta tipos de mujeres y de hombres que de pronto pasan a ser representativos desplazando a los colores, diseños y tipos humanos precedentes. La moda nace en un creador y de una motivación auténtica y envejece como impostura o trucha en una tilingada de bajo precio. Los tiempos cambian: y nos cambian. Y la derecha que imponía su discurso ganador ha estado empobreciéndose y dejando su lugar al discurso progresista o más de izquierda. Hoy es una antigualla hablar mal de los pobres en voz alta: luce bien un discurso que los incluya aunque sea por compasión y porque no hay más remedio que incluirlos en la retórica. Por eso apenas se huelen nuevos aires ideológicos que relevan a los aires anteriores van surgiendo inesperados entusiasmos que proclaman los beneficios de los aires de moda. La tendencia de época latinoamericana tienta a los menos pensado. Aparecen advenedizos e intrusos que militando largamente con la diestra se van corriendo un poquitín a la siniestra. Por nada del mundo quieren perderse el proceso de la historia languideciendo en una estación política fuera de línea, y últimamente manchada de colapsos europeos y de infinitos derrames de petróleo.
Algunos de esos advenedizos de la política argentina lucen menos legítimos que un predicador falsario que trabaja con biblias de dioses surtidos según la cara del incauto creyente.
Desde alguno de estos miradores y oteando la geografía a ojo de mercado, el candidato De Narváez desmerece a Mauricio Macri por “derechoso”.
La advertencia suena como una de esas cornetas sudafricanas-vuvuzelas- que pretenden ser fervorosas del fútbol pero solo suman batifondo. De Narváez le atribuye a su ex socio o socio latente o socio elusivo, no aspirar a reducir la brecha entre los de arriba y los de abajo. Dando por supuesto que él-De Narváez- está empeñado en eso. Y hasta se puso como ejemplo del rico que quiere elevar a los pobres. Postura en línea con la moda ya lanzada exitosamente por el Gobierno. Y a la que van a ir inclinándose hasta los que siempre creyeron que la fortuna estaba a la derecha. Entonces una vez descubierto el yacimiento cualquier cacatúa fantasea con explotar la misma veta. Así las últimas noticias de la política de góndola y de utensilio corta uña harían sospechoso a Macri de excesivo liberalismo y de conducta “bipolar”, ante el súbito progresismo del peronismo disidente “antiperonista”. Se avecinan cada vez más políticos progresistas. Es un decir. Se alquilan disfraces a rolete. Nos van a empezar a atosigar los proyectos de centro izquierda, aunque sea por la moda. Sobran maquillajes y máscaras. La tentación a simular reditúa, aunque tengan que contener públicamente la mano derecha. Los impostores estaban hace un rato en contra de la asignación por hijo, de las jubilaciones estatales, de las retenciones, de los aumentos salariales que inflacionan, y de la Ley de Medios, y ahora se hacen los distributivos y sociales. El que no se da cuenta de la impostura es un cola de perro.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 14 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 11 de junio de 2010

“Desclonación” del menemismo póstumo

Clonar y desclonar, he ahí la cuestión. Ese fue el tema y el tono de la broma de Cristina Fernández al visitar una planta de fertilización de ovinos. Dijo que así como habría que clonar a Messi, Maradona, Higuain, Agüero, Tévez o Verón, habría que desclonar a otros. Ese “otros” burlón no aludía a jugadores mediocres y olvidables, que igualmente merecen simpatía, sino a políticos. Y más allá de si en la ciencia existe o no la “desclonación”, lo que si existe es la declinación, sobre todo ideológica y ética. En estos días un grupo paradójico de antiperonistas que se ufanan de considerarse “peronistas disidentes” conforman un friso ahistórico del menemismo póstumo. Del menemismo residual, anacrónico y de resabio . A sus actores los une una nostalgia aún reciente activada por exceso de la pastilla azul, de energizantes y de hábitos de senectud que tuercen con entusiasmo a la derecha. Y en esa dirección en la Argentina hay varios tipos de tipos: los tilingos jauretchianos que viajan con “motochorros” y malhablan y farfullan con una papa en la boca y los “guarangos”, a los que Jauretche consideraba más auténticos porque aunque tilingueaban por cursis en Paris extrañaban el barrio con la zanja. Sabato pensaba que un tilingo prefiere presumir que desciende de un chanchero de Bayona porque su apellido suena Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano llamado Sparafulle. Hoy aquí hay tilinguitos básicos políticos que creen que TN o la mesa de Mirtha Legrand son mejores escenarios de debate que andar sudando y militando por suburbios y arrabales. A esos menemistas póstumos- Reutemann, Duhalde, Felipe Solá, Puerta, De Narváez, Toma, Rodríguez Sáa etc- los motiva un extraordinario rencor y envidia al paulatino éxito del peronismo K, al que llaman kirchnerismo. Pero que es peronismo, por más que esos peronistas cada vez más antiperonistas se empeñen en negarlo. Y la hipotética desclonación a que aludió la presidenta – aparte de la sorna- no va a ser un proceso científico. Y ni siquiera arduo. Será el transcurrir de un proceso popular y político. Y puramente democrático. Hoy a pocas horas de inmadurados ya sus clones disidentes empezaron a disentir y a pelearse. A este menemismo póstumo o peronismo “antiperonista” lo está desclonando el calendario.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 11 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 10 de junio de 2010

La pregunta es: ¿Cómo?


A no pocos mensajeros se le notan las ganas de que en Gualeguaychú se arme la gorda. Se les sale la insidia en el mensaje. Echan nafta en los títulos.
Pero la mayoría de los ciudadanos, digamos nobles y decentes, y democráticos sean uruguayos o argentinos, seguramente desean que el largo desacuerdo de Gualeguaychú con la pastera Botnia concluya. Y que en esa conclusión no hubiera derrotados, damnificados ni rencores. El fallo de La Haya lo concluye en los papeles, no en espíritu. Entonces ¿Cómo conseguir ese escenario de derecho y de armonía si la causa del trastorno está instalada y cada día más activa, y los que reclaman más obstinados? Sería onírico imaginar que Botnia se retira a un lugar apartado y deja en su lugar otra vez aquel paisaje de árboles y playa. O también bastante ilusorio imaginar que no hay ni habrá nunca tóxico en las aguas, que el humo amarillo y el hedor denso en la atmósfera, de pronto se disipan para siempre y en su lugar el aire se purifica más que antes.
La determinación de la Justicia de desalojar los pasos fronterizos entre el litoral y la otra orilla, se plantea un interrogante mayúsculo. ¿Cómo? Si: ¿Cómo? Porque si la Ley existe para ser cumplida también coexiste la intención del Estado de no ejecutarla ejerciendo la fuerza. ¿Y si los asambleístas no se retiran, y si las fuerzas del orden en contrario tienen la orden de que aquellos se retiren? ¿Y si uno o dos vecinos reaccionan sin importarles el riesgo y uno o dos gendarmes actúan sin prudencia?
De ser así no podría haber empate. Y eso sería pérdida para los vecinos y la Justicia. Y para el Gobierno.
Supongamos un hipotético criterio: que los asambleístas desistieran de sus reclamos convencidos de que la vida continúa y que ya no hay chances para cambiar el estado de las cosas. O supongamos que Uruguay, se decide a perder plata y consigue indemnizándola, que la pastera cambie de geografía. Si ninguno de estos supuestos es posible supongamos otras conjeturas y otras fantasías. La esperanza de que los asambleístas abandonen sus posiciones sin resistir al desalojo y comiencen a planear otra estrategia creativa y más eficaz todavía. Y la otra esperanza: la de que las fuerzas ejecutoras del desplazamiento no se exijan ni siquiera las manos para lograrlo. Que no haya ni el insignificante daño de una uña raspada por un palo, ni un uniforme desarreglado por ningún manotazo. Unos a su casa y otros a sus cuarteles y sanos. Especular con romper vínculos con Uruguay está más cerca del absurdo que de la lógica. ¿O no?
Pocas veces se planteó un asunto tan sensible. Tan lábil. Tan psicoanalítico. Si aplicar la Ley no parece ser justicia y causa la infelicidad de muchos, y no aplicarla sería injusticia, y malogra la razón y el derecho, ¿Cómo se hace? Lo cierto es que hasta ahora el Gobierno sabe cómo no se hace: no soplando las brasas, ni quitándolas esperando que se apaguen. O que la Ley salde el litigio. ¿Podrá ser saldado con ningún daño o con el mínimo?


Carta abierta leída por Orlando Barone el 10 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 9 de junio de 2010

La angurria del fútbol


Eduardo Galeano dice que en su casa va a colgar un cartel todo el mes que diga “Cerrado por Fútbol”. La exageración, o no tanto, nos concierne a una gran mayoría. Va a ser difícil aislarse de un fenómeno global y colectivo cuya fuente original es una pelota y cuyas consecuencias colaterales conforman un mercado cuantioso. ¿Es necesario? La pregunta es inútil. También lo es preguntarse acerca de por qué seres pobrísimos se compran un teleplasma tamaño auto en lugar de comprarse un montón de ladrillos y de libros. O preguntarse si son necesarias la poesía o la música. O el baile del caño. Si ni siquiera hay certezas, dadas las leyes de causalidad, casualidad y fatalismo, si un ornitorrinco que maulla, un Ricardo Fort o un Barra Brava son excedentes no queridos de la vida en la tierra, o son criaturas a cargo de Dios con fines específicos que solo él maneja. ¿O acaso alguien sabe quién desde allá arriba o desde allá abajo consienten por igual a un investigador de la nanotecnología o de las honduras del cerebro, y a un batidor de récords del libro Guinness que se empeña en la hazaña de comer más huevos duros? La cultura de la llamada sensatez nos dicta que más que en el fútbol le valdría a la humanidad concentrarse en la infinita mancha voraz de petróleo en los Estadios Unidos; metáfora de la naturaleza reaccionando contra el cautiverio de un caño perforando las entrañas del mar que hace maldecir de impotencia al presidente más poderoso del mundo. Lo cierto es que el fútbol encadena a una gran parte del género humano en una colosal competencia. Sudáfrica, tierra de historias negras propiamente dicho, tierra de un gran líder libertario y coherente de la época, se entrega como escenario y ofrece su negritud a una creación blanca. A un deporte, a un juego que ha ido colonizando hasta culturas que parecían refractarias. Si los extraterrestes se hicieran visibles también tendrían su Tévez, su Messi, su Drogba o su Ronaldo y sus pies emitirían vibraciones inextricables al oido humano. Como pasa ahora sin necesidad de que sean extrarrestres. ¿Por qué las extremidades llamadas inferiores adquieren en el fútbol un rango de destreza superior? Y ¿ Por qué su contagio planetario desplaza por un mes los marasmos financieros que atraviesan las vidas de miles de millones que quedan con el culo y la cuenta corriente al aire y el futuro reducido al instante de supervivencia? Hay mucha propaganda , es cierto. Hay mucha inversión y mucho lobby y mucho retorno. Hay muchas botineras lujuriosas y muchos chismes y muchas suspicacias de vestuario. Y algunos periodistas “porno” metidos en la película como esos enanos que aportan al film un toque de perversión adicional. Y están esos futbolistas empujados al lugar de dioses a una edad en que todavía ni siquiera son hombres. Y cuando ni siquiera saben cuál es el fin de un Dios construido sin divinidad en una cancha, pero al que se adora con tanta unción que nadie duda que en ese ritual es, como deidad, superior a las de las religiones consagradas. Es el fútbol mundial. El mundo “se cierra” como dice Galeano, para que un hipotético templo nos amontone y nos excite y obligue a nuestros ojos a mirar a ras de la tierra. A los pies. Y ahí abajo está el cielo esta vez. En el lenguaje del fútbol se dice que hay pies que son como manos, como guantes, como sedas, como qué se yo qué. Y durante todos estos días se refuta aquel apotegma de Descartes cuando dice: “Pienso, luego existo”. Porque el fútbol logra hacernos existir sin pensar.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 9 de junio de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 7 de junio de 2010

Consejos de periodista para mi mismo

Un periodista no debería ser rico ni famoso. Al menos mientras esté en ejercicio. Y si es rico y famoso, carga pesada, debería probar más que ninguno que su rango no daña su pensamiento. Para que su bienestar no lo ubique tan cerca de quienes le pagan como lejos de quienes debería sentir cerca. Como trabajador un excesivo estatus desubica.
A la par de aquella elite coexiste la de los periodistas anónimos, y sobre esta se asienta el periodismo; como se asientan las cumbres de las montañas sobre su base en la tierra. Y si las bases se sacudieran se vendrían abajo las cumbres. Se verá que algo de eso está sucediendo. En tanto, los periodistas anónimos que trabajan en laterales y márgenes, en medios y en papeles sin protagonismo, son quienes más saben las debilidades de tantos pavos reales que son protagonistas. Existe la altísima sospecha de que muchos son premiados por mérito ante sus empresas y no ante su oficio. La tentación, cara o barata, actúa igual sobre el alma que nunca rechaza un precio. Un periodista- y este es un consejo primordial- no debería decir que es libre e independiente; salvo que quiera irse al infierno. O salvo que no ejerza el periodismo y ejerza el libre albedrío en un nicho recóndito. Tampoco un periodista debería decir que no miente sino, a lo sumo, que su deseo es no mentir y que eso no basta para cumplir con su promesa. A veces miente o tiene que mentir por ignorar los disfraces en que viene la mentira, y al ignorar se perdona pero no es inocente ya que las dice. Un periodista debería considerarse nada más que un periodista. Es decir: considerarse como tantos que practican profesiones que terminan en “ista” o en cualquier otra forma.
No es nada del otro mundo serlo, y en la Argentina durante bastante tiempo fue insalubre y eso impide que posemos de sanos o de puros. Ya es arduo ser persona a cada instante y una hazaña seguir siéndolo después de una vida emitiendo opiniones y noticias. Y cobrando sueldos; y cada vez más sin saber de dónde provienen. Posar es ya un narcisismo injustificado e infundado por más que con insolencia nos presumamos colegas de algunos héroes que paradójicamente para serlo renunciaron a ser periodistas cualesquiera. Esos pocos, que nos dan dique, fueron periodistas héroes, que no es lo mismo que ser periodista y cada 7 de junio disfrutar de cócteles, de regalos, de lisonjas, de viajes y de premios. Para todo hay un límite y deberíamos considerar quien nos premia antes de llevarnos la canastita con el moño o , en el sorteo, el auto cero kilómetro con la nafta incluida. Al periodismo le costará recuperar su identidad robada, y el periodista que se niega a recobrarla sigue cautivo de los ladrones.
Sin embargo nuestro día en la Argentina actual es una de las celebraciones más extraordinarias. Se festeja en una situación de ruptura y de aclaración. Está por develarse la clave para abrir la caja fuerte cargada de verdades escondidas. Que no estaban tan escondidas sino que entre todos simulábamos que estaban escondidas para así exculparnos de no verlas o advertirlas o tantearlas poniendo el oído sobre la caja. No es un consuelo ya que pasamos por ser más sagaces que los de otros oficios. Estamos en un tiempo de lápida y desenterramiento que se empeña en atravesar el desconcierto para llegar a la certeza. Me aconsejo a mi mismo en este día. No te creas que te la vas a llevar de arriba. La mayor parte del periodismo está en trance de condena. Conformate si por benevolencia solo te toca el Purgatorio.


Carta abierta leída por Orlando Barone el día 7 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 3 de junio de 2010

Preguntas de autoayuda colectiva

¿Se pone contento cuando se entera que la economía argentina bate records de recaudación de impuestos y que se anticipa un crecimiento del país en los próximos años? ¿Se alegra de que el Gobierno estreche vínculos con los países vecinos y con otros más lejanos? ¿Lo satisface que los trabajadores consigan aumentos de salarios en la puja con sus empleadores? ¿Lo enorgullece que la Abuelas de Playa de Mayo sean aspirantes al Premio Nobel de la Paz y sentir que muchos de aquellos argentinos desesperados que emigraron a Europa con la crisis retornen aquí esperanzados? ¿Lo tranquiliza saber que aquí está creciendo el consumo que en otras partes disminuye? ¿Lo pone contento que el gobierno siga gobernando en lugar de inmovilizarse por las críticas?¿ Lo hace pensar mejor el haberse dado cuenta de que los medios son un poder interesado y que a cada información que dan hay que razonarla y sopesarla, y a veces rechazarla de plano? ¿Lo divierte comprobar que su estado de ánimo real está más cerca de la celebración del bicentenario que de la exageración mediática de corrupciones, barras bravas, inflación, profecías de falta de gas y de caos de tránsito? ¿Acepta con sabiduría biológica que hace frío porque es invierno? ¿Le gusta que haya avances en los derechos de los gays y de los pueblos originarios? ¿Lo alegra haber recobrado su autoestima nacional? ¿Aprueba el nuevo dictámen a favor de la Ley de Medios? ¿Le parece justo y democrático que al fin se revele el ADN de los hijos adoptados Herrera de Noble? ¿Lo hace sentir bien que el seleccionado recoja tantos augurios favorables? ¿Le cae simpático el nieto de Maradona? ¿Se divierte más con los opositores rabiosos, que con los grandes humoristas? Si sus respuestas son todas afirmativas usted no necesita ninguna autoayuda.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 3 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 2 de junio de 2010

Obstruir es obturar

Las Abuelas de Plaza de Mayo denuncian a la directora de Clarín de obstrucción a la Justicia. Palabra obturadora, obstrucción. Se obstruyen muchas cosas: el paso de una calle, de un desagüe o de un pensamiento. Hay quienes no advierten que son obstruidos, porque son cautivos de la obstrucción y no saben sentirse desobstruidos. Obstrucción nace de su contrario: construcción. Construir una sociedad requiere que no haya obstrucciones que lo impidan.
Todavía en la Argentina hay demasiados obstructores. En un proceso judicial la obstrucción es una táctica obsesiva empeñada en retardar, enmarañar e impedir su normal desarrollo. Y porfiada en negar y desbaratar la revelación.
La basura suele obstruir una alcantarilla; también la basura abogadil y el privilegio suelen obstruir el camino a la verdad. Hay abogados que trabajan para Dios y para el Diablo, y si trabajan para los dos trabajan para el diablo. Lo extraordinario es que esta verdad tan grande como una tragedia grande, cabe en una mínima gota de sangre. Y hasta en la hebra usada de un calzoncillo. Y hay tanta sangre viva derramada por ahí. Los padres de los hijos adoptivos de Herrera de Noble la tuvieron para poder concebirlos. Cualesquiera hayan sido. Sangre joven, llena de amor.
Y si fueron torturados, asesinados y desaparecidos la deben haber vertido en una catacumba o en una zanja. Y la sangre que se cuela en los intersticios de la tierra fluye y se expande, y anda ya seca, en grumos, o en partículas debajo de nosotros y debajo de sus hijos. Y estamos pisándola.
Los mismos que hoy obstruyen a la justicia no obstruyeron aquella injusticia. La ocultaron y la alentaron. Los dos desgraciados jóvenes de inciertos orígenes por ahora, deberían escuchar aquel estribillo de una canción de negritud que dice: “Uno es lo que es y no es lo que no es”. Deben saber que no hay forma de huirse de uno aunque se huya por los rincones. Porque la verdad siempre acaba instalándose en el centro de la escena bajo la luz. Bertold Brecht dice algo que le viene bien a todo esto: “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse de la mentira, tendrá que pasar al ataque”.
Y entonces no hay argucia que la obture ni obstructor que la obstruya. Si este caso lo ganara el privilegio y la obstrucción, la sociedad perdería más que lo que perderían los jóvenes Herrera noble si por artimañas no fueran identificados.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 2 de Junio de 2010 en Radio del Plata.

martes, 1 de junio de 2010

El alma negra del chisme

El periodismo se ha convertido en un chismerío. Bocones interesados o repetidores –cobijados por el ala empleadora- afirman y propagan que los hijos adoptivos Herrera de Noble han sido vejados por la justicia sin explicar las veces que los involucrados la desoyeron y manipularon. Y las veces en que su grupo se burló en la cara de los ojos vendados. En tanto la jueza, que alguna vela tiene en este entierro, los desmiente, y le dice a la sociedad que los adoptados tan raramente, han sido tratados con dignidad y bajo derecho. Y además aclara a quienes denuncian y nunca se ocupan de esclarecerse, que el Banco universal Genético no está en la esfera del Gobierno Nacional sino que depende del Gobierno de Macri. Lo dijo la jueza. Pero los medios están llenos de chismosos amparados en el oficio de periodista. Algunos hasta son fatuamente solemnes y posan de analistas y siempre están jodiendo al Gobierno, porque si no lo joden se intoxican con la propia toxicidad que los transita por dentro. Sin embargo todo oficio o profesión ofrece las chances de honrarlos o de deshonrarlos. Y en el ejercicio, el oficiante puede enriquecerse hasta la trascendencia y la cumbre, o bien puede degradarse hasta el fondo de un pozo. Entre las desvirtuaciones más tristes está de la del periodista que se convierte en un vulgar “chimentero”. Que lleva y trae chismes de toda clase, desde políticos a deportivos, desde económicos hasta de la farándula. Los medios argentinos no bien llegaron a Sudáfrica, desataron la chismografía de la jungla. Claro que hay categorías de chismosos y rangos de chismes. Pero ya hoy no se trata de invenciones o de fábulas de cotilleo vecinal o intrascendente sino de invenciones duras, conspirativas que se largan públicamente como si fueran informaciones verídicas y válidas y son solamente chismes sin certificado de origen. Desde un litigio internacional con Brasil que no existe, hasta asegurar que en Santa Cruz se robaron a la vista los millones de las regalías sin más fuente que la lengua larga del dicente. que contrató el avión legalmente. Al menos los otros chismes-los de farándula- son para entretener a los que se divierten con chismes sabiendo que son chismes no razonamientos. En el ya escándalo del caso Herrera de Noble, le creo a la jueza y descreo de quienes incumplen desde hace años con las reglas del juego. También descreo de aquellos que quieren hacer creer que se trata de un conflicto entre el Gobierno y el grupo Clarín, y que por eso hay persecución hacia los jóvenes. La estrategia que los influye predispone al sentimentalismo y hace perder la conciencia originaria del crimen y secuestro de origen. Y mientras se quiere distraernos enarbolando la bombacha y el calzoncillo, la Justicia se concentra en la fatalidad de los hechos.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 1 de Junio de 2010 en Radio del Plata.