Pero el antikirchnerismo-versión fraguada y seudoculturizada del gorilismo- se entrampa en la letra como se entrampan los propios cazadores incompetentes en la trampa que tienden. Caen en ella por distraerse en la mira del rifle en lugar de cuidar dónde pisan sus botas.
Obnubilados por execrarla, negarla, agraviarla se topan con sus líneas rectas y rigurosas como ante un diseño cuya intensidad política se potencia cuanto más se pretende taparla con el alquitrán de la rabia. La K ya no es una letra más incluida entre la J y la L Al menos no en este tramo de la historia argentina. Porque ya es un signo de identificación que por su propia inercia identitaria acaba, por paradoja, identificando a quienes la rechazan. Hasta intelectuales de alto prestigio anterior al de este tiempo, como Beatriz Sarlo, ya no pueden pensar sin basar sus pensamientos en la letra. El antikirchnerismo es al kirchnerismo como lo son en la fauna los grandes animales de la selva a los insectos o pajarillos que al picotearlos los ayudan a quitarse las pulgas y a sentirse más felices. Un clima de época “K” cunde sobre el abecedario. Su sucesora Cristina Fernández es también K por vocación y además por transferencia vinculante, y promete prolongar su vigencia fonética y hasta ampliar sus resonancias.
En la Argentina la “K” era una letra exótica. Se la conoció, según las épocas, por Kung Fu, por Kissinger, por el Kamasutra. También fue famosa por “King Kong” un gorila fantástico más tierno y erótico, y menos reaccionario que tantos gorilas autóctonos que todavía sobreviven, incluso renovados con pelos tersos y muy hipócritamente republicanos. Hasta hay algunos, como el intelectual Kovadloff, que usufructúan la K como una versión distractiva de la letra en sentido contrario. La letra lo persigue como una pesadilla desde su propio apellido y ante su desconsuelo, por más que se afane escribiendo en su contra, la letra sigue su destino favorable. Son también palabras con “K” kamikase, una extramaunción bélica individual reactualizada por hombres bomba; por Kenia un país africano infaltable en el “National Geographic”; y por el huracán “Katrina”, de Nueva Orléans, que dejó al descubierto la pobreza negra en un país rico. En Buenos Aires de entre más de dos mil nombres de calles solo hay un puñado cuyos nombres empiezan con “K”: Kennedy, Krause, Korn y King. Y el pasaje Kavanagh, lindero al edificio donde vive alguna gente notoria y no necesariamente notable ni noble. La economía tiene un referente famoso: Keynes. Economista de mitad del siglo pasado que hoy vuelve a ser citado por gobiernos populares. O “populistas”, éste un desdeñoso calificativo usado para categorizar prejuiciosamente a gobiernos con muchos votos pero no con los de gente con coeficiente blanco que presume votar “kalificadamente”. Keynes es usado también por rescatistas históricos que creen en una economía “keynesiana” y no kaníbal como la que atrae a los alborozados “golden boys” que se están viniendo viejos siendo aún jóvenes. En la naturaleza de un “golden boy” está odiar absolutamente la inversión pública aunque sea usada para comprar leche para bebés en estado de hambre. La leche es un gasto, dicen. Y el bebé todavía más.
Y está la leyenda que toda letra tiene. En el alfabeto griego sus dos letras extremas son Alfa y Omega. Se le atribuye a Dios haber dicho: “Yo soy la Alfa y la Omega”. Es decir: el dueño de la clave del Universo. En el Egipto antiguo a la Ka se la conoce como una de las nociones de los faraones más difíciles de concebir para un espíritu occidental. Léase, para un espíritu limitado y cerrado. El misterio de la letra los convierte en iletrados aún siendo doctos.
Lo cierto es que la “K”, entre nosotros, ha pasado a ser una letra famosa. Del frío distante y patagónico pasó al estado de sensación térmica calórica. Y aunque el año 2009 a la “K” le resultó frío, y su mayor punto de congelamiento fue en octubre, en la primavera; al año siguiente, en el invierno del Bicentenario alcanzó calores multitudinarios. No obstante hay gente algo trémula, a la que todo le gusta tibio para no quemarse la lengua delicada. Pero hay otra a la que le gusta caliente y además picante y entonces esta letra le cae más gourmet que cualquier otra. La K exige paladares entrenados en el puta parió y el chili. En el aguante. La reivindicación de los Derechos Humanos desandando la ambigüedad de la Obediencia Debida y descolgando el cuadro que resumía el Mal en el propio recinto de los viejos adoradores, es un picante no apto para tantos democráticos aparenciales. La letra como sello de identidad otorga un rango semiológico a quien es designado con ella. Los “K” argentinos, estigmatizados por sus compatriotas negadores, no solamente recobraron la autoestima y se la fueron propagando y transfiriendo entre sí, sino que ya glotones y angurrientos de K, deberían pensar en achicar las porciones de su ingesta para evitar el empacho. Aunque para este tipo de excesos hay sanadores K que los desintoxican.
Sus detractores krepitan en sinuosidades rabiosas; solo ven que la K es una letra dura pero ignoran que lo es para proteger sus entrañas dulces. Eso los va desmoralizando, la letra se expande en la geografía y en los hechos. No para. A una golosina de tipo chupetín de Nestlé se la llamaba o llama “Sin parar”. Su sabor tiene un efecto tan adictivo que el que empieza a sentir su gusto no para y cuando acaba la golosina tiene ganas de seguir con otra. No obstante ese encanto, a la letra le restan acechanzas no por menores menos amenazantes. Son poderosas y cuentan con lingüistas mediáticos obsesos y atacados de esa patología antiK e incapaces de instalar otra letra que le compita. Les sobra el abecedario pero se quedan rumiando alrededor de esa letra sola que los aglutina en el rechazo. No conciben o no reaccionan que ese anti los ata a la letra y la agigantan. Hace más de medio siglo el pueblo consagraba un estribillo que cantaba algo así: “…Y te daré una cosa/ una cosa maravillosa/ que empieza con P: Perón”. Tuvo que pasar todo este largo tiempo para que a otra letra del abecedario- la K- el pueblo la asumiera como suya.
Pero no es por Fuerza Bruta, por más fuerza que haga, ni por creativos del diseño que se instala una letra como símbolo. No basta una sopa de letras para escoger una con la cuchara al arbitrio de la glotonería. La oposición de estos años es una sopa ilegible e iletrada. Y no es consciente de que la letra K es un fenómeno de aparición espaciada. Quienes se apuran en sustituirla baten el abecedario ignorando que por más que lo batan hay pocas chances de que hoy fluya otra letra que la supere.
Por Orlando Barone.
* Texto publicado en la revista Debate y fragmento de su próximo libro.
disculpe, la liga de rebote
ResponderEliminarhttp://poesiayramosgenerales.blogspot.com/
UNA K GIGANTE!!!
ResponderEliminarwww.facebook.com/yoquieroserparte
Para recordar a Néstor en el documental. No te olvides de pasarnos las fotos, videos, audios y notas.
Buenísimo el komentario Orlando!!!Lo disfruté en toda su extensión.Menudo kilombo les kreó a los antikirchneristas kon su komentario.Kariñosos konsejos además,para los kompañeros ke no kaerán en sako roto.
ResponderEliminarSaludos
ResponderEliminarAlgo parecido pasaba con la M, en epocas que el peronismo era gobierno y el finado Nestor se abrazaba con Menem.
Tambien habia periodistas obsecuentes, recuerdo a Bernardo Neustadt.
Las letras estan todas, y no son moda,cumplen una funcion primordia en el lenguaje, son la minima expresion en la que se puede reducir todo lo que hace el hombre, desde dar una orden hasta una puteada.
Igual no se preocupe, que por mas que sean dueños de todo Calafate el lugar no va a cambiar de nombre.
Saludos
No te hagas problema,ahora se llama El Kalafate, ¡¡memorizalo!!
ResponderEliminarMuy bien K, Orlando,
ResponderEliminarTenemos letra para rato.
La K ya no nos pertenece sólo a nosotros, la K se latinoamericanizó y mostró el camino.
En todo el mundo, en el fmi, los poderosos tienen miedo del efecto K.
Aunque siempre hay estúpidos que no comprenden la magnitud de lo que significa un Movimiento Nacional como fue el Peronismo y el de su etapa superadora, el Kirchnerismo, y con tonta superficialidad comparan con cualquier perjil.
Hoy estuvieron transmitiendo simultáneamente y en directo, por 8 canales, el casamiento de un príncipe británico. Transmisiones destinadas para los mediopelos y/o los tilingos de mentes colonizadas ¡Una vergüenza!
El peor castigo, para los medios que intentan seguir colonizando mentes débiles, fue que la consorte se llama Kate con K de Kirchner.
Tampoco pudieron esconder a los cientos de miles de trabajadores convocados y movilizados por los sindicatos y la CGT, en el gran acto de la 9 de julio.
Un fuerte saludo K
"Los poderosos le tienen miedo al efecto K "
ResponderEliminarja!
Si no te gusta que pasen un casamiento,( una nimiedad, aunque los cientos de miles que estaban en las calles de Londres, no eran pueblo?) es fàcil, apagà y no mires. esa es la libertad, como hice cuando al mediodia 8 canales de aire, y 5 de cable, pasaron al procesado Moyano, respetando el sentimiento de los miles que estaban allì, que son pueblo, apaguè y no lo mirè, pero tienen todo el derecho del mundo a expresarse,y quien quiera mirar mira y quien no, no lo hace, pero no es una verguenza.
“Cristina es la garantía para seguir recuperando la dignidad laboral”
ResponderEliminar¡Quién quiera oír que oiga!
Tilingos culturalmente colonizados, abstenerse.
La letra K por sí misma, posee una fuerza y potencia que la diferencia del resto.
ResponderEliminarMuchas marcas la utilizan por su grado de sonoridad y fortaleza.
Hay "K" para rato; el resto de letras, en esta coyuntura, son débiles, deslucidas y no logran hilvanar ninguna palabra coherente.D? M? C?
Vergonzosa la cobertura de los medios con el casamiento en el país colonialista. Tanto lujo, frivolidad, despilfarro obsceno no deja de indignarme.
Es una verguenza enorme GA, que en pleno siglo XXI sigan existiendo reyes, princesas, monarquías!!! Parásitos de la sociedad a la que pertenecen!!! Lacras!!!!!
Me quedo con nuestra Reina Kristina que es la presidenta por voto popular y no por ascendencia!!!
Gracias a Néstor Y Cristina se revalorizó la "olvidada y sojuzgada" letra K. Seguramente también gracias a ellos "salieron a la luz" los derechos de las minorías, de los desposeídos y de los más necesitados. Por eso, mi modesta contribución fue crear un personaje al que bauticé como KIKITO y al que hago vivir historias humorísticas, que no hacen más que mostrar las contradicciones de los gorilas que nos rodean. Aprovecho para agradecerle a Orlando Barone su generosidad por dejarme divulgar aquí el blog de Kikito.
ResponderEliminarY ya que estamos, los invito a leer la última nota - 1/5 DIA DEL TRABAJADOR: DESPUES DE LA PALIZA QUE CRISTINA LES VA A DAR EN OCTUBRE, ¿DE QUE VAN A TRABAJAR LOS GORILAS? Te la imaginás a la Carrió suplantando al Sai Baba, a Cobos como cura, Macri de boyscout o Alfonsín como medium. No te lo imagines, leelo en el blog. www.kikitodulce.blogspot.com
Gracias
Kristina es un KARMA para la oposicion, ella se erige como un KING KONG politico, en lo mas alto, y les provoca un verdadero KILOMBO a los gorilas locales, que ni siquiera pueden armar un KIOSCO con algo para ofrecer. Y como es dificil ser KAMIKAZE en estos pagos, se van borrando de las candidaturas para no pasar papelones. Creo que tenemos mucha K para seguir charlando!!!!!
ResponderEliminar¡Que oportuno estuvo ayer el fantástico casamiento del Príncipe de la gran nación que inventó la democracia, la verdadera,la democracia parlamentaria en el siglo XVII y que enfrentó a la noche negra nazi-fascista hasta derrotarla en el siglo XX, tapando el acto fascineroso del mono devenido en "importante" que quiere imponer su concepción bruto-fascista de país.
ResponderEliminarUn disfrute haber podido ver a la resplandeciente Katherine y a su esposo, el gran Príncipe británico, homenajeados por el fantástico pueblo inglés.
Francisco.
ResponderEliminarMuy bueno lo tuyo, ya estas superando la barrera, seguí practicando que con esfuerzo llegaras a ser el mejorrrrrr.¡¡GORILON!!
Estimado Orlando, con su permiso, le dejo 2 aportes. Cuenta Manuel Gálvez en su “Vida de Hipólito Yrigoyen”: “Hay quien tiene la ocurrencia de escribir que Yrigoyen odia a los aliados porque los aliados representan la cultura y él odia toda cultura. Los diarios aliadófilos creen ofender a ‘la causa’ radical escribiendo ‘la Kausa’” (y extremando las comparaciones dirán que es “Lenin compadrón y emponchado”). Yendo más atrás en el tiempo, nuestro Mariano Moreno le escribe al Virrey del Perú, Abascal: usted es “un hombre asustado del cual dicen que ‘se le ha acabado el castellano’ y no es extraño que ‘se acabe el castellano’ a quien no ve muy duradero su virreynato”. En síntesis: ya no son capaces de pensar ni de hablarle a una sociedad que, mal que les pese, ya ha cambiado. Un abrazo, Carlos.
ResponderEliminarque lindo es ahora ver sus caras descubiertas y actuando de la mas misera manera defendiendo lo indefendible, y tapando lo intapable (GRUPO CLARIN)
ResponderEliminarQue linda esta epoca de debate politico en la sociedad y no solo en sectores minoritarios, sino que la gente empiece a interesarse cada vez mas por la politica en ambitos abiertos y basicamente populares, abrazo grande compañero orlando !