viernes, 8 de mayo de 2009

Caos, caos y caos: el juego verbal más torcido - Orlando Barone


Cálmense medios: no es para tanto. No se trata de que una marcha de piqueteros mantengan a la ciudad “sitiada” y la conviertan en un caos. Ustedes saben muy bien qué quiere decir esa palabra. Lo sabe cualquier director de noticiero y hasta el movilero de menor calificación en el examen de lengua. Caos es algo bíblico, planetario. Basta imaginar aquel caos original cuando el huevo del universo estallaba en trozos. Y todavía no había televisión y D’Elía aún no se había graduado de bestia negra. Y en nombre de él no se describía una marcha militante como si fuera una ocupación armada.
Pero esta anécdota urbana de calles cortadas y vehículos desviados de recorrido no da para tanto. No. Caos pudo justificarse cuando Bagdad fue atacada por veinte mil bombas y la gente echaba a correr despavorida entre los escombros. O cuando una población asolada por un terremoto o un tsunami huye aterrorizada a los empujones. Usar esa palabra por un problema de tránsito circunstancial es un abuso. Una intencionalidad incendiaria.
No costaría nada decir desorden, atasco, trastorno, demora, confusión, y hasta anomalía . E incluso quilombo o despelote. Pero estas palabras no compiten con “caos” en la fuerza condenatoria que tiene para sentenciar a sus causantes.
Sean piqueteros o huelguistas, y étnicamente morochos. Pero los medios deberían ser más fieles a la situación sin inflamarla y sin producir en el ánimo social la forzada sensación de suplicio. De ya no se puede vivir en el caos.
De tanto malgastarla y enanizarla esa palabra va a terminar insuficiente y desvaída, y entonces va a hacer falta emplear alguna otra más potente. Pero no hay. “Caos” es la máxima. Porque quedaría ridículo si en lugar de “caos”, se empezara a decir “caosaso”.
Esto que se está haciendo es vaciamento mediático del lenguaje. Torcimiento del relato. Los medios no relatan a D´ Elía, con la misma prudencia y simpatía con la que relatan a D´Angeli, ni a los bloqueos de la Mesa de Enlace.




Carta Abierta leída el 8 de Mayo en Radio del Plata.

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