miércoles, 31 de marzo de 2010

Aquella “hiperinflación” no merece nostalgia



A esta altura de 1988 estábamos inflacionándonos. El país se declaraba en recatada moratoria, y había dejado de pagar su deuda externa. El déficit fiscal se multiplicaba. La inflación se hiperinflacionaba. El Presidente Alfonsín apuraba su retirada del Gobierno adelantando para mayo de 1989 las elecciones establecidas para octubre. Las Casas de Cambio desbordaban de gente que no bien cobraba el sueldo lo cambiaba por dólares para ir revendiéndolos al minuto que su cotización aumentaba. Los supermercados iban actualizando los precios en las góndolas sin esperar a que el empleado terminara de ubicarlo en los estantes. Había momentos en que el consumidor no terminaba de poner en el carrito un producto, que la mano del empleado lo volvía a levantar del carrito y lo remarcaba a un precio superior. Se sucedían fraudes de alimentos: frascos de mayonesa o de salsa vencidos o alterados que las empresas cargaban en camiones para que los arrojaran como desperdicios en basurales autorizados eran desviados del destino y los frascos furtivamente retocados volvían tramposamente a las góndolas a través de procedimientos clandestinos. Los últimos meses de 1988 y comienzos de 1989 se cayeron por un plano inclinado. La pobreza llegaba al 50 %; la inflación mensual al 80 %.
Al año alcanzaría tres y cuatro dígitos. Se declaraba el Estado de Sitio. Un efecto succión transfería fortunas hacia el exterior. Los jubilados estaban condenados. Saqueos y vandalismo cundían en el conurbano. Hacía ya tiempo que no había paritarias ni convenios de trabajo. La usura a la orden del día usufructuaba la desesperación del que recibía en pago un cheque adelantado y por canjearlo por efectivo perdía la mitad del importe. Se ganaba más especulando que produciendo. Fueron los comienzos de los primeros cartoneros de la modernidad, que en grupos familiares revolvían los cestos de basura. La hiperinflación doblaba al gobierno del radicalismo, el primero de la nueva democracia, que en sus comienzos había sido un extraordinario modelo social de inclusión y de Derechos Humanos. Si existe alguna chance de que los muertos puedan ver y hablarles a los vivos, hoy Alfonsín a un año de su muerte, se permitiría interrumpir a sus celebrantes. Y le diría a la gente que no se deje volver loca, que no se deje patotear por los inflacionistas y los mensajeros que les sirven como asustadores. Porque esta inflación comparada a aquella gigantesca y desmesurada de su mandato, es nada más que un susto. Una inflación compensada. Que no cancela las Pascuas: se coma o no bacalao noruego de pescadería vip, o merluza barata de Coto.
Estas son felices Pascuas, con Derechos Humanos como aquellos del Nunca Más. Pero además con la famosa “Caja” del país cargada con reservas auténticas. Nuestras.
Por todo esto el reciente 24 de marzo Alfonsín hubiera estado en la Plaza de Mayo.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 31 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

martes, 30 de marzo de 2010

A la mafia hay que pasarle el trapito

De aquella siniestra y legendaria mafia siciliana de Corleone y Scarface, que reinaba en Chicago en la época de la gran depresión de los años treinta, y que hasta horadaba al gobierno de los Estados Unidos, se pasa a esta mafia de “Los trapitos”. Ni siquiera “trapos”, sino en diminutivo despectivo: “trapitos”. Que es como pasar de la gran cumbre para el desarme nuclear, a llamar cumbre al encuentro de conciliación entre dos mediáticos metidos en un escándalo. O como si a la guerra respetable y dramática se la rebaja a la ordinaria guerra entre vedettes o símiles. La era de “va a estar buena Buenos Aires” empieza a sincerarse. El reduccionismo gestionador argentino liquida el valor de las palabras y la sustancia de sus significados. Ahora se denuncia la mafia de los trapitos y probablemente se sigan denunciando las mafias de los vendedores de pochoclo, la de los motoqueros truchos y la de los volanteros de DVD porno. Ah, y no faltarán en el futuro las mafias de los cafeteros que aguachentan el café de los termos en los bebederos de las plazas; la de los floristas que reviven falsamente con aspirina flores marchitas que una vez en el florero de casa se encogen como si hubieran sido cocinadas; y la mafia de los que al borde de una ruta amasan chipá con harina outlet destinada a los chanchos y lavándose las manos con el rocío de los yuyos. Y hasta podría llegar a descubrirse la mafia de los huevos de pascua bañados con chocolate usado. Al fin un gobernante fino que le pone el cascabel al gato. Que se atreve a hacer lo que otros temían ante la amenaza que entrañan tantos “trapitos” perseguidos. Cientos o miles de millones de dólares recaudados por esa mafia urbana ya no contribuirán a engrosar el patrimonio de los cárteles. Y todos esos mafiosos harapientos de gorra piquetera tendrán su merecido. Y ya no volverán a sus palacios con “spa” en el barrio cerrado a ponerse la bata esponjosa, después llenarse los bolsillos en la playa de estacionamiento de un megaespectáculo. Solo el líder de un gobierno “pro”, conocedor de las mafias, sabe que no hay que enfrentarlas porque hay riesgos de verse involucrado y que lo mejor es inventarlas. A una mafia de “trapitos” se la caza con un trapo. Es como disciplinar el mundo controlando peloteros. O es una purificación histérica que preserva al obispo y condena al monaguillo. No se trata de hacer apología de una avivada, un curro o un rebusque de la calle, consecuencia de implosiones y desigualdades. Sino de no teatralizar los prejuicios. Aunque la tentación de demonizar tiene muchos fieles.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 30 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 29 de marzo de 2010

La mezcla tiene gusto a derecha

Lo que se quiere usar ahora es el revuelto, el amasijo. Todos los ingredientes mezclados, y no importa si uno es suspiro de bebé y el otro cianuro, o si se mezcla un torturador con el torturado o un economista de ajuste y otro keynesiano. La nueva tendencia es unificadora: un amasijo de los que fabrican pobres con los pobres; de los que están condenados al éxito con los condenados al fracaso; de los que reciben la asignación universal por hijo con los que se las quitarían. De las que baten cacerolas con las que se las lavan. Es un serpenteo de huevecillos de serpiente que busca consumar el enlace de la mesa de Desenlace con los peoncitos que no tienen ni un lote; y aglutinar los rancios amores militares con los amores cívicos marciales; y que aspira a unir las devociones obispales con las chicas violadas y estragadas que ruegan el aborto. La prédica opositora y mediática viene incubándose como un mensaje argentinoide: homenajear el pasado siempre que se rinda; junto a homenajear el futuro sin recuerdos humanos. A los que quieren a Videla y a los que no lo quieren. A los que quieren el primer mundo junto al tercero manteniendo las categorías. A los que quieren la Ley de Medios y a los que no la quieren; a los dueños de Papel Prensa y a los que le compran el papel más caro. La consigna es mezclarlo todo.
El derecho de los hijos apropiados junto al derecho de los apropiadores; el de las buenas familias con las familias malas , cada una en su palacio y en su choza armoniosamente; el de la libertad de prensa de los periodistas, con la libertad de empresa de los dueños de diarios; y el de la libertad de quienes hegemonizan precios con la cautividad de quienes compran en los barrios.
Hay que confundir y revolver en este momento clave. Y unir a la oposición aunque sea con engrudo; juntar al feudal, al garca, al republicanista y al constitucionalista de molde; junto al juez salomónico que pesa igual a la corporación que al damnificado. Y que falla contra la pluralidad informativa para no tener que perjudicar a los que se la adueñaron. La Química clasifica las mezclas en heterogéneas y homogéneas. En la heterogénea, los componentes no se mezclan. Por más que insistan en revolverse, el aceite y el agua siguen siendo agua y aceite. En cambio en las mezclas homogéneas las sustancias mezcladas se confunden, pierden sus propiedades a simple vista, y se convierten en otra cosa. En un partido, un movimiento, una épica. O en un rejunte, en una coalición, o en un relleno del CEAMSE. ¿En qué se han convertido por ejemplo ciertos antiguos referentes populares que hoy se mezclan con sus enemigos de antes? No hay ninguna esperanza de mezcla homogénea ni heterogénea en esos aspirantes a candidatos mezcladores si no consiguen un mezclador que los oriente. Uno solo: porque es el mezclador el que vale. Porque varios metiendo la cuchara cortan la mayonesa. Apuesto a que esa mezcla opositora, por más izquierda que le agreguen, va a tener gusto a derecha. Y con un toque de amnistía, muy rural y de gorra. La mezcla que más duele es la que mezcla los escarpincitos de los bebés robados, con los argumentos de quienes dicen que ya son grandes y si no quieren saber quienes son no hay que seguir revolviendo el ADN en vano.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 29 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 26 de marzo de 2010

El que hace los mandados.

Eduardo Buzzi dice que el subsecretario Moreno es el que le hace los mandados a Néstor Kirchner. No dijo ni delivery ni diligencia ni servicio. Sino mandados. Seguramente el sojero próspero compara a Moreno con uno de esos afanosos chicos que sacrificadamente llevan encargos de uno a otro lado en nombre de un superior que imparte las órdenes. Hacé este mandado; hoy tenés que hacer muchos mandados. Ese verbo mandar es de uso corriente: en el fútbol un volante se manda al ataque; en política un legislador se manda solo; en una discusión uno manda al otro a un lugar indecente; en un pleito un testigo manda al frente al acusado, etc.
El tema es más complejo de lo que a simple vista se supone. En el comic o en la historieta Robin es el mandadero de Batman, la mona Chita de Tarzán, el mudo Bernardo, del Zorro, y Lothar de Mandrake. Y a nadie, esos servidores de los héroes, les parecen indignos. Sino al contrario. La historia está llena de mandaderos propicios: Jesús es el mandadero de Dios. Y Cristóbal Colón, el mandadero de los reyes católicos; y por aquí hay cada vez más políticos que son mandaderos de los medios hegemónicos. Actúan para ellos tan mandadamente que hasta se aprenden los guiones que esos medios les proveen.
Entonces no debe sorprender que Eduardo Buzzi desdeñe a un subsecretario por mandadero, ya que si el mandadero no cumpliera con los mandados, si realmente fracasara, Buzzi en lugar de desdeñarlo se frotaría las manos satisfecho. Pero se enoja porque el mandadero no le conviene; pasa por delante de su casa sin dejarle nunca una encomienda. Y si le deja algo es un aviso de pago o una advertencia de multa. Lo curioso del caso de Guillermo Moreno es que sus enemigos se benefician material y políticamente con la inflación que supuestamente el mandadero no controla. Él vendría a ser como un perro que en lugar de guardián fuera un perro que cobardemente dejara entrar a los ladrones. Así que si los ladrones lo odian debe sorprendernos: ¿No será que es al revés? Que el perro los corre y les ladra, y ellos desean otro mansito, que los lama? Como ven el mandadero perro merece interesarnos. No quedarnos con la versión demonizante.
Porque la soja manda a los sojeros, a los sojeros los mandan los transgénicos, a estos los mandan los accionistas y a todos juntos los mandan los chanchos chinos. Ahora estas preguntas: ¿El sojero Buzzi es mandón o es mandadero? ¿Manda o lo mandan? Suena más lógico que Kirchner sea el mandón del mandadero Moreno, a que Moreno le hiciese los mandados al mercado. El actual problema político no es Moreno como individuo. Es el mandadero. ¿A qué dirección se lo manda? No es igual hacia la derecha que a la izquierda. Ni es igual que distribuya entre muchos o entre pocos. Buzzi desea un mandadero propio. Pero esa chance cada día se le escurre entre la soja.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 26 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 24 de marzo de 2010

La memoria es el vientre del alma

Este recuerdo pertenece a mi memoria personal; es intrascendente fuera de mi, pero el protagonista memoriado me trasciende. Es Haroldo Conti, escritor. Desapareció a los dos meses que comenzó la dictadura que hoy se devela, se denuncia y condena.
Por el año 1969 vino a dictar un curso de narrativa al Instituto de Ciencias en la calle Viamonte, en el Once, dirigido por el ecólogo Rodolfo Carcavallo.
Conti ya había ganado el premio Fabril con su novela “Sudeste”. Luego escribiría “Alrededor de la jaula”, “Mascaró” y “ La balada del álamo Carolina”.
Cuando Haroldo entró al aula nos pareció retraído, callado. Desde la arrogancia juvenil de aspirantes a escritores no lucía como otros, nimbados -a veces injustificadamente- de solemnidad o divismo. Era, lo que se dice con ligereza visual, un hombre cualquiera. Un hombre. Ni siquiera llevaba anteojos de sabio ni tricota negra de cuello alto al estilo existencialista de la época.
Después de algunas clases, ese tipo prejuiciosamente desvanecido por nosotros, se fue revelando. Y nos transmitió, sin decirlo expresamente, que ese modo contenido y modesto le venía de su paso por el seminario religioso, de su origen rural chacabutense, y de su proclividad a la introspección y a la naturaleza, y de su compromiso con los desprotegidos. Amaba el Delta. En una de sus islas, aislado unos años, escribió “Sudeste”, y creó un personaje rudo, corporal y metafísico inolvidable: “El Boga”. Ese cortador de juncos /“de ojos de pez moribundo”/ como lo describe Haroldo acaso describiéndose anticipadamente a si mismo.
“El Boga” quien paradójicamente se escondía del mundo a cielo abierto navegando y pescando en el río.
Así que hoy cuando la sociedad argentina se ancla en la memoria, en la recordación de las matanzas que produjo el Estado y que todavía no pocos niegan, busqué a Haroldo Conti en mi y lo encontré enseguida. Y sin tener que revolver entre tantos recuerdos fatuos o inútiles. El estaba, está ahí, intacto, como maestro. Y al encontrarlo es como si estuviera aplicando, más de cuarenta años después, una de sus enseñanzas, cuando en una de sus clases nos dijo esta frase de San Agustín:“ La memoria es el vientre del alma”.
Dijo eso mientras nos decía que la memoria estaba desmerecida por la costumbre de creer que solo era esa memoria retentiva que se ufana en memorizar teléfonos, calles y datos anecdóticos. Decía que privilegiamos tener buena memoria, aprender de memoria, repetir de memoria, en lugar de dejar que la memoria nos memorice en aquellos rastros que aún sin ver seleccionamos y elegimos.
Citaba al filósofo Bergson que sostenía que “la memoria no consiste en regresar del presente al pasado, sino, por el contrario, consiste en el progreso del pasado al presente”.
Es lo que estamos haciendo hoy quienes somos selectivos. Elegimos este tramo de la memoria aunque nos duela. Recordar -se sabe- es “el sentir de haber ya sentido”.
En aquella clase de narrativa todos quienes estábamos ahí sentimos a Haroldo Conti y tanto tiempo después sentimos haberlo sentido.
Disculpen esta anécdota personal. Es que la memoria no es un capricho vulnerable a cualquier borrador: es más inexorable que la forzada pretensión del olvido.
Nuestra sociedad lo sabe, no de memoria sino por la memoria.
Pero qué extraordinaria permanencia de un escritor Desaparecido.

Carta abierta leída por Radio del Plata, el 24 de marzo de 2010, a propósito de conmemorarse hoy el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

martes, 23 de marzo de 2010

Los dos dioses del fútbol no se baten a duelo

El criterio de competencia de mercado quiere forzar la idea de que Lionel Messi es mejor que Diego Maradona o viceversa. Incluso apartándolo a Pelé, o subordinándolo, y más aún a Distéfano; o algún otro como Cruyff, Zidane, Puskas o Beckenbauer. Arrogantes contemporáneos munidos de tecnología de punta, ignorantes de las diferencias históricas y de época, y carecientes de formas matemáticas de medir el arte, suponen estar capacitados para determinar la superioridad de una gambeta sobre otra atravesando tiempos, y situaciones ya inmedibles e incomparables. Pero interesados por forzar un duelo inexistente e imposible, entrenados en la discordia del mercado, hay intencionados instigadores de antinomias. Son quienes se están empeñando en que un extraordinario jugador de Fúltbol- Messi- y otro ex maravilloso jugador-Maradona- hipotéticamente se batan entre si en un combate de dones y de hazañas.¿Para qué enfrentar a dioses ya endiosados por sus adoradores de época, y para qué tirar de la túnica de uno hacia abajo para empujar por los pies al otro hacia arriba? Si ambos flotan hacia arriba sin necesidad de que los soplen ni los inflen. No hay ninguna necesidad – salvo por el precio circunstancial en la subasta - de anteponer a Picasso a Van Gogh, o a Miguel Angel a Da Vinci. O a Beethoven a Mozart, o a Nureyev a Nijinsky. No fue más Pericles que Euclides ni Shakespeare más, o menos, que Homero. También sería tonto comparar la belleza de la ciudad prohibida de Pekín con la del Machu Picchu, o la visión del paisaje desde el Himalaya con la visión desde el Aconcagüa o desde el Everest. ¿Qué es más bello un tulipán o una rosa, un tigre o un águila, el río Nilo o el Amazonas, el recuerdo más pequeño de la infancia o el recuerdo de un amor pasión inolvidables? Lionel Messi no juega como un dios para ser mejor que Maradona, ni Maradona fue tan dios que se encapricha en que no haya dios que lo supere. En el Olimpo no cunde la misma ansiedad de angurria y competencia terrestres. Coexisten y conviven allí, lejos de la presión hereje de los mercaderes, de los sponsors y de los usufructuadores, innúmeros dioses y diosas de todos los géneros del talento humano.¿Por qué Messi sería mejor que Maradona o Maradona que Messi? La calificadora de dioses no responde a los cánones de ninguna regla o computadora. Ni el presidente del Barcelona, ni una encuesta en Internet, ni contemporáneos para nada neutros ni infalibles, ni fanáticos ni maestros “siruelas” sirven para determinar lo imposible. Las artes, la improvisada estética y destreza no responden a las ciencias exactas. Messi y Maradona, y otros grandes, no compiten entre si. Se suman. EL diosario del fútbol no admite el banal mercadeo de los dioses.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 23 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 22 de marzo de 2010

Los viejecitos tiernos fueron feroces

Por más viejecito que sea un culpable de crímenes o de acciones atroces, mientras esté vivo debe dar cuenta de los muertos que se amontonan en su historia. Así como se exhuman cadáveres para exhumar pruebas que descubran a sus matadores, así se exhuman culpables escondidos tras los expedientes o tras la burocracia judicial distraída y cómplice. Y aún con la anuencia de parte de una sociedad elusiva y absuelta inmerecidamente consigo misma. Los grandes medios y grandes modelos de la prensa también se autoindultan del pasado aprovechando la corriente. Lo que hoy sucede en la Argentina es la consecuencia de un sarcófago cerrado largo tiempo, pero latente en su reclamo de ser abierto porque contiene algo que lo excede y no se soporta. Entonces se abre y de él salen viejos y nauseabundos aires descompuestos. No nos gusta respirar esos aires. Es entonces que por ahí se plantea esa duda acerca de si el olvido no es mejor remedio que el recuerdo. O si atrapar tardíamente a represores y torturadores- que fueron jóvenes cuando desencadenaban el espanto y que hoy son apenas un retazo de vida sin peligro- no es una venganza en lugar de justicia. Casi un centenar de acusados o culpables de torturas y genocidio- Etchecolatz, Von Wernich, Videla, Bussi están presos sea en cárceles o en sus casas; pero asistidos como abuelitos en mérito a su ya larga edad.
El reactualizado ex coronel Sarmiento es el padre de la jueza que se afamó con el escándalo Redrado, y que siguió extrañamente el oficio de ejercer el Derecho y la Justicia que su padre abolía. Hoy el coronel está en esa etapa en que la vida le vive cada vez más despacito. Pero hace treinta años era él quien cancelaba con picana o con balas la continuidad de otras vidas.
Cualquier ser humano no hecho de hielo siente alguna compasión por un viejecito inerme. Y por más que se imaginen su rostro y su maldad cuando era joven, prevalece la lástima ante su situación de ocaso y de caída. También Ernestina Herrera de Noble, con sus años vulnerables y en vísperas de ser abuela puede producir una reacción piadosa. Pero no surge de ella ninguna compasión cuando apela a su poder y a argucias judiciales para ampararse de sospechas o de culpas. Por eso no viene mal hacer un ejercicio al revés ante las viejecitas o viejecitos en trance de pagar por delitos. Nadie quisiera dañarlos físicamente. Solo se quiere no dañar históricamente a los que los culpables impidieron seguir siendo jóvenes, o a no ser jóvenes de identidad genuina. Porque recién mucho después del padecimiento de aquellos que nunca llegaron a viejos, viene este coronel viejecito cargado de crímenes. Y más de treinta años después del robo de niños y del borramiento de sus identidades, viene la hoy abuelita Herrera de Noble. La edad por si sola no limpia las almas desalmadas. Las victimas muertas no envejecen y las víctimas vivas no dejan de seguir doliéndose. Hay que tener cuidado con permitirse la piedad etárea o de senectud, sin anteponer la impiedad original de los culpables.
Los derechos humanos nunca son inhumanos.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 22 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 19 de marzo de 2010

De cacas y deposiciones

Hoy no habrá carta. Un problema personal se interpone a mis deseos. Nada grave. Veré en las próximas horas si algo me inspira. En tanto algunos colegas no cesan de otorgarme distinciones : a la del “peor” periodista otorgada por la revista “Noticias”, se agrega ahora la de “pelotudo” y otras derivaciones que me atribuyó Chiche Gelblung con la aquiescencia de “qué te pasó” Tenembaum. Acerca de esta última distinción he hecho algún mérito para recibirla: porque en reacción ante una ofensa pública de Gelblung al intelectual José Pablo Feimann yo le dije al ofensor que era una “caca” de ameba. La insignificancia del excremento parece agraviar a Gelblung más que si lo hubiera comparado con una desproporcionada deposición de hipopótamo. O con una red cloacal, por ejemplo. ¡Dios me libre! Pero en cambio fui cauteloso ya que una ameba es un mínimo protozoo invisible e inasible salvo en laboratorios. Lo que es evidente es que algo “nos pasa y nos está pasando” a los periodistas y al periodismo. Me quedo con la definición de mi compañero de 6,7,8 Barragán: “ acaso el periodismo esté muerto y lo que se ven son gusanos”. De ser así habrá que apurarse a hacerlo resucitar, para que en lugar de gusanos el periodismo sea ejercido por especies superiores. Hay que seguir creyendo en la teoría de Darwin acerca de la evolución de las especies. Y sobre todo interrogarnos acerca de por qué si las especies evolucionan a lo largo de la historia, nuestra especie periodística, en su mayoría, ha venido haciendo lo contrario.
Ah, ¿Y la sociedad? Consumir medios y periodistas sin prevención, crítica ni profilaxis, no la exime de culpa.

Orlando Barone.
19 de Marzo de 2010.

jueves, 18 de marzo de 2010

Sesión y sesión; cesión y sección

Una sesión legislativa no es una sesión de terapia. Aunque hay algunas que se exceden en catarsis y psicodrama. Tampoco es una sección. Aunque suelen ahí seccionarse, fraccionarse ideologías, principios y sociedades. Y obviamente una sesión no es una cesión – la que empieza con ce – y que se aplica a ceder, dar, replegarse. Aunque en una sesión de diputados o de senadores también puede cederse. A veces gracias a contraprestaciones que compensan. O degradan. Pero naturalmente en una sesión se debate y se tratan leyes. O se negocian. Sesión viene de sedere de estar sentado. De ahí sesión de cine , de lectura o ,de baile. Hay sesiones legislativas memorables y sesiones intrascendentes. Memorables como aquella del diputrucho en la que la Argentina se despedía ominosamente de la propiedad del gas a precio de oferta. O la filantrópica sesión de la Banelco. O la que celebró el default con algazara. La más reciente es la que consagró como oro a la soja y calificó moralmente al autor del desempate. La de la Ley de Medios fue una sesión épica sobre el cráter de un volcán del que aún fluye lava ardiente. A veces no hay sesiones y hay post sesiones en la escena de los medios. Cada día hay más legisladores escenográficos. Los legisladores discuten. Definen sus ideas, sus proyectos, sus rechazos.
Se oponen, se contradicen, se interesan, se ignoran, se celebran o se indignan. Las respectivas salas de sesiones son cajas de resonancia en espejo con lo que la sociedad requiere o desea. O que no sabe qué cuernos quiere.
Y si en una sesión de psicoanálisis paciente y terapeuta se vinculan a través de confesiones- uno- y a través de interpretaciones- el otro- , en una sesión de legisladores el vínculo se asienta en el cruce de planteos. La razón de una sesión legislativa es el número. La suma de aprobaciones o negaciones, y no necesariamente la suma de coeficientes. A veces la razón sin número convence y el número aumenta. Otras se reduce. O se ausenta.
Se supone que una sesión es la suma de sesionantes dispuestos a sesionar por la sociedad de la que son representantes.
Hay sesiones seccionadas y sesiones en las que nadie cede. Y sesiones para el archivo o para el papelero.
La mejor sesión sería aquella en que gana hasta el partido que pierde. No sé si existe.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 18 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Los malhablados y el habla que nos hablan

Cuando hablamos ¿hablamos? O repetimos. ¿Hablamos o somos dictados? Es tal el poder actual de los medios que podrían convencernos de las bondades de un verdugo y de las maldades de quien quiere socorrernos. Sobre todo el lenguaje político mediático nos provee de una ingesta continuada que nos atraviesa la vigilia y el sueño. Modos de expresión, dichos, palabras que pronunciamos nos han sido habladas para que las hablemos como si fuesen nuestras. Y sin embargo nos han sido impregnadas ya manipuladas para delivery. Así repetimos expresiones sin repensar el torcimiento con que han sido impuestas. Decimos lo que nos dicen: y aunque desconfiamos del emisor, es tanto el deseo de que eso que emite sea cierto, que lo damos por creíble o verosímil sin exigir pruebas. Pero nuevos antídotos y anticuerpos nacen en la sociedad argentina para repararse. Periodistas que se rebelan o despiertan o se dan cuenta. El oficio que fue-si alguna vez fue- ya no puede enseñarse sin cometer delito de fraude. Ese es el desafío docente. El poeta Roger Wolfe tiene esta definición del periodista: “Lanza la mierda y lávate las manos”. Ahora nos están sacando el lavatorio. La moda de la riña entre colegas, que crece, no es solo protagonismo o vedetismo. Esconde debajo de la superficie un desnudamiento con trasero sucio incluido. Ser colegas no nos hace hermanos coincidentes. La leyenda de la prensa independiente y de los presuntos periodistas libre albedrío queda en leyenda. Y una nueva forma de ejercicio del género se empieza a diseñar sin diseñador omnipotente. En tanto, surgen poco a poco a través de las múltiples ramificaciones tecnológicas, manifestaciones públicas o individuales de resistencia, de descorrimiento de velos, de desmantelamiento de estereotipos impuestos. No es que no hay que creer más en los medios: hay que volver a recrearlos. No es que hay que desoír a los periodistas, hay que afanarse en oírlos mejor para identificarlos. La Ley de Medios no por casualidad es resistida por los grandes medios. Y por quienes son cómplices de ellos: los periodistas ya instalados en el viejo mecanismo y que siguen aferrándose a su propiedad ya desenmascarada. Y los políticos del espectáculo que sin pantalla ni conferencia de prensa sufren síndrome de abstinencia. La Ley de Medios puede ser el futuro de la palabra diversa que limpiará el modelo de la palabra monocorde, y única. Y siempre originada en hegemónicas fuentes. Nos vamos a dar cuenta del cambio cuando sin dejar de oír a los que nos hablan sintamos que volvemos a hablar con la voz propia. Porque nadie queda bien consigo mismo repitiendo mentiras mentidas por los otros.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 17 de marzo de 2010 en Radio del Plata.

martes, 16 de marzo de 2010

Superadores o retrógrados

Se estila decir, cuando una gestión o un liderazgo son mejores que los que les antecedieron, que son comparativamente superadores. Por ejemplo se consiente en que esta Corte Suprema es superior a las anteriores. Así cómo que las dos últimas gestiones del llamado kirchnerismo son superadoras respecto de los más recientes peronismos. Sin incluir al fundacional de hace más de medio siglo. En la política argentina es históricamente probado que el peronismo original de Perón fue altamente superador de la década infame y sus secuelas. Y acaso no resista comparaciones por el efecto colosal que produjo. Más cerca en el tiempo se da por sentado que el de Raúl Alfonsín, no importa la discusión del final, fue un liderazgo superador de los que le antecedían de su partido. Excluyendo el de Yrigoyen por razones de época. Se sabe también que el gobierno radical de La Alianza no solo no superaba al de Raúl Alfonsín sino que era inferior y atrasaba en sus bases ideológicas. El peronismo de Isabel fue al peronismo un estigma retardatario, usando una eficiente palabra peronista. El menemismo no pretendió ser superador de ningún peronismo, sino superador por ultrasumisión de cualquier gestión carnal y aquiescente con el poder privatista. El actual peronismo disidente opositor, parece aspirar a empatarle al menemismo en sometimiento y regresión.
Los más recientes radicalismos, expuestos a través de sus oposiciones son también inferiores, no ya al de Alfonsín sino aún más al de Illia. Retroceden a etapas ya superadas y están inaugurando un tipo de herejía con sus propios principios populares. Algunos de estos herejes, que se entrenaron en el partido, son todavía peores.
El socialismo no está en una etapa superadora sino periféricamente subalterna. La izquierda dura no aspira a superarse, porque si se superara debería tener que reaprender la relación entre la práctica política y los actores sociales. Y para esa izquierda de la izquierda la superación que supera continuamente es la de su inocuidad y su fracaso. El friso opositor heterogéneo, y heteroplástico (es decir: injertados de porciones de otras especies) es subalterno del rango de oposición. La sociedad vive en pugna entre lo superador, y lo inferior retrógrado. En medio de esa pugna está esta etapa democrática. Las dos actuales gestiones peronistas son superadoras largamente de sus anteriores más cercanas. Lograron ese estado evolutivo que está ausente en sus adversarios. Porque, que el radicalismo en su afán de poder acepte coparticipar de la reacción del periodismo opositor hegemónico, lo disminuye. Para no contar su enlace con la Mesa de Desenlace que lo aproxima en su retroceso ideológico a épocas en que alentaba o consentía golpes armados. Esta vez a duras penas contenidos en el congreso. Lo cierto es que esta es una etapa de gobierno superadora. No tiene por qué ser la definitiva y ojalá haya superaciones que hoy no están a la vista y en situación de lance. Pero no es poca la virtud de estas dos gestiones peronistas: la de ser superiores a otras del mismo partido y también de las inmediatas anteriores.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 16 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 15 de marzo de 2010

Nueva tristeza política y nuevos atáudes

Mientras los entusiastas teleespectadores de 6,7,8 se autoconvocaron en la plaza de mayo y los grandes medios los consideraron invisibles, lo que se está haciendo visible es la tristeza de los opositores. Repentina e inesperada irrumpe en el momento en que la oposición más algazara producía. Los entristece justo cuanto más festejaban. Si será yegua que sale ilesa y limpia del insulto. Por eso les cunde la tristeza, como un estado de acabamiento y de defraudación que se patentiza desde los grandes medios. Y desde los periodistas grandes “enculados”, porque sus opositores favoritos se descubren endebles, inconsistentes o pigmeos. Y no reaccionan como esos periodistas grandes les ordenan. Han quedado desnudos a plena luz de la política. Y desnudos se corporizan en la realidad de su tamaño de juguete. No es joda jugar a los congresales con tanto público encima y después de crear expectativas de belleza acabar en esperpentos. Es como pasa en esos encuentros de psicodrama en el cual los protagonistas liberados empiezan autoengáñandose con caricias y al rato, si el terapeuta se distrae, se dedican a la sinceridad de la mutua matanza. No tengan esperanzas: si solo aspiraron a crear la desesperanza y el horror deberán resignarse a que se vuelva contra ellos. Triste la oposición triste. Mire que le pusieron ganas. Que le pusieron plata. Que le pusieron mentiras a favor. Que le pusieron odio. Que le pusieron favoritismo por imposición mediática. Y ¿para qué? Para que ahora a medida que se desatan y se abren los paquetes, su contenido sea chirle, o vacío. Es que la política es un género cuya maravillosa fascinación permite por igual la ilusión y el fraude. Dice la leyenda que el ataúd de Herminio Iglesias en la Nueve de julio, hace casi treinta años es el símbolo, pero no el único que emblematiza la torpeza que concluye en la derrota. Los opositores al gobierno están reproduciendo metafóricamente varios ataúdes. Uno de ellos lo puede cargar, él solo, Gerardo Morales; otro Elisa Carrió, munida de una pala excavadora de enterramiento múltiple incluyéndose ella misma; otro ataúd lo pueden arrastrar, arrastrándose, los socialistas mendaces que profanan el nombre del socialismo al que momificaron hace ya tiempo; y otros ataúdes de Herminio Iglesias lo empujan a escupitajos los hostiles opositores sin gracia que de tanto que aparecen en los medios se vuelven desgraciados. No hay nada más letal que ser descubiertos sin recursos y sin dones en medio del espectáculo y con la luz en plena jeta. La parte de la sociedad socavada por el odio y ante tan desopilante funeral opositor, empieza otra vez a darse cuenta que no hay que adorar lo inadorable y menos mentirse o dejarse ser mentido. No se puede odiar así nomás: el odio requiere algún sentido lógico, exige que el odiado se lo merezca. En tanto el monstruoso gobierno que gobierna mira pasar los ataúdes.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 15 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

viernes, 12 de marzo de 2010

Los secretos del espíritu golpista

Golpes hay de muchas clases. Hay golpes de martillo, de pico, de puño; golpes de timón, de efecto, de suerte, de viento y de olas, y golpes del corazón. Se golpean puertas y ventanas, y barcos contra el muelle. La vida está llena de golpes; y la relación humana; hay hombres golpeadores y mujeres golpeadas, y sentimientos que golpean y golpes que se arrojan al aire. Hubo épocas en que abundaban militares golpistas, civiles golpistas, corporaciones golpistas, medios y periodistas golpistas. No es que se hayan extinguido. Porque son como el Panda del que anuncian su extinción y nunca se extingue. Porque siempre hay alguien que los cría. Pero el golpismo aquel, grosero y sangriento, se ha ido superando y ha sido reemplazado por el “espíritu golpista”. Espíritu, o deseo solapado y furtivo. Es inasible en su lógica de espíritu que no sale a la superficie como golpe sino como una retórica constitucionalista, excedida de folios, de cuartos intermedios, y de recursos cautelares. En su nueva etapa hipócrita, ese golpismo inconfesado subyace y opera simulando endiosar a las instituciones. Se manifiesta corporizado en la oposición política: un batido a golpes de mezcladora sin siquiera con chance para ser unido por el espanto. Porque el espanto une a los espantados, no a los que se espantan a si mismos. Hay en su “espantajería” abogados y jueces de frasco de formol como los de El Secreto de sus Ojos. Hay pitonisas, más afines al manicomio, incapaces de adivinar un mínimo lugar de razón; hay conversas y conversos, merodeadores sin destino, sobrevivientes escorados y resentidos del 2001; trizas de ex militantes jóvenes ahora militando desorientados y al revés por los pasillos de una hipotética república entogada hasta el cogote Se anotan en esa oposición espiritual golpista humoristas amateurs y cómicos profesionales; y tragicómicos y comediantes que ofician sin carnet desmereciendo al legendario género. Eso sí, así como los fanáticos enarbolan un libro religioso como motivación fundamentalista, ellos enarbolan la constitución encuadernada usándola como un conservador artificial para sostener anacronismos e injusticias. Y paradójicamente se desgarran sus vestiduras de cotillón para demostrar una indignación republicana que los excede y enaniza. Son parte de la democracia y son quienes más cometen herejía contra ella; y aún así no se merecen la hoguera porque el fuego es demasiado valioso. Están los “republiquistas”: que alardean de virtud y son los moralistas más inmorales. Disculpen la coincidencia con un nombre. In- morales. Todo esto la gran prensa lo niega; y también lo niegan los golpeadores. Pero ¿por qué este modelo popular que no golpea a nadie, provoca este espíritu golpista? .


Carta abierta leída por Orlando Barone el 12 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

jueves, 11 de marzo de 2010

La cara del Gran Inquisidor

Gerardo Morales, sin túnica sacerdotal, sin capucha ni instrumentos de tortura, y sin otra demostración que una sentencia anticipada, le negó a la honorable acusada la más básica chance de absolución. Morales, contradiciendo moralmente a su apellido, demoliendo las ruinas populares de su antiguo partido, pisoteando la última evanescencia popular del entierro de Raúl Alfonsín, anunció la negativa de su bando a seguir escuchando a la acusada. Lo hizo con la cara matona y sin máscara de un miembro del Ku Kux Klan ya lanzado a envanecerse de su mala condición y sin complejos de revelar su identidad llena de prejuicios. Tuvo, eso sí, una virtud gestual. Y se contuvo de amenazar a Marcó del Pont haciéndole con la mano la señal de la guillotina. O la del potro, aquel suplicio con que eran despachados los herejes. Pero la malicia le bailaba en sus ojos de insignificante intérprete del diablo, sin la calidad de aquel diablo de Al Pacino. La moralidad de Morales es desde ayer histórica. En un sentido de historia de bolsillo, de graffiti. Interpretó en el tribunal opositor y linchador del Senado, el feroz y triste papel del odiador medieval. Algunos de sus aliados/as que lo rodeaban podrían personificar sin disfraz de época papeles de perseguidores. Pero el empeñoso ascenso de Morales, en la inmoral escala de los inquisidores, le permitió sentenciar a una mujer con un argumento de insuficiencia ideológica y de suspicacia machista. Mercedes Marcó del Pont, femenina, lúcida y culta ,fue enjuiciada por su presunta mala actitud y su falta de humildad, por ese inquisidor al que el sismo de detrás de los Andes le debe haber repercutido corriéndolo más a la derecha. Si es que hay más hacia la derecha de Morales. Imagino que de llevar uniforme y botas procesistas hubiera lucido más democrático que con traje y corbata. Pero los tiempos obligan al mimetismo más correcto. Y sobre todo en esta Argentina donde para cancelar ideologías inquietantes ya no se usan cañones ni mazmorras sino medios, jueces y constitucionalistas. No es fácil la faena de Gerardo Morales. Hay que tener lo que él tiene para poder ejercerla. No se crea que lo que tiene es eso de lo que todo varón se pavonea. No .Lo que él tiene es odio. A él le sale más natural que la inteligencia.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 11 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Las reservas no se manchan

Si Dios quiere y si la oposición no lo interrumpe ni lo desautoriza las reservas argentinas de los argentinos, guardadas en el Banco Central, serán las protagonistas de un examen en el Congreso. Mercedes Marcó del Pont será la vocera, la mensajera, la explicadora de esas reservas ante jaurías de perros presuntamente patriotas. Rango que todavía muchos deben probar que se merecen, ya que ni siquiera ladraron cuando de las reservas solo quedaban saldos con restos de dentelladas de acreedores cebados y buitres insaciables adictos a la comida del tercer mundo de oferta radical o menemista. Increíblemente los mismos que lamían a los piratas con sumisión de chihuahuas, ahora se hacen los mastines y hacen aspavientos guardianes. Que se vayan a perrear al pasado. Que se vuelvan a la cucha donde estaban cuando al Banco Central Vaticano lo succionaban con mangueras. Y ahí está la paradoja capitalista: un ex sufriente y tragicómico Nito Artaza, ladrando hoy junto a quienes lo bolsillearon con el corralito y el megacanje. No sé si Marcó del Pont convencerá a los perros. O si los perros ya están emperrados en acosarla hasta la salida. Algunos de ellos, por ignorantes o dogmáticos, acusan al gobierno de entregarse a los deudores y de contrariar impunemente su hipotético progresismo.
Pretenden ignorar que lo que hoy parece una resignación ideológica es una táctica oportuna que mañana permitirá conquistas hoy vedadas.
Si en el mundo hay crisis y la banca está en quiebra, salir a pagar un poco en mitad del aquelarre coloca al pagador en situación de prosperidad y de protagonismo. Y en situación estratégica confiable para futuros beneficios.
Mirá estos argentinos, estaban en la ruina y ahora resucitan. Cualquier perro lo entiende y más los serviles. Las reservas no son intangibles como los altos sueldos de los jueces incluido el del juez
especialista en tonterías, o “tonterólogo” . Las reservas no son virtuales como lo son las conspiraciones de la hegemonía mediática aliada con los perros. Y no son retóricas como los discursos de los falderos rentados del establishment. Son útiles o son mierda. Las reservas no se manchan.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 10 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

martes, 9 de marzo de 2010

Roberto Arlt y la consagración del “turrismo”

Si no fuera por la crónica que Mariano Grondona publicó el domingo en La Nación no me hubiera inspirado para hacer esta inocente crónica. La de Grondona lleva el siguiente título: “Los Kirchner, ¿Temen caer o quieren caer?”. Impúdico modo de desnudar su deseo destituidor que parece hacerle agua la boca. Aún el estímulo más miserable sirve para estimular una reminiscencia linguística. La palabra que me viene a la memoria es “turrada”, acción baja y ruin. ¿O no lo es instalar la idea de que el Gobierno si no cae por si mismo va a caer contra si mismo? Va a caer ¿viste? Una cosa lleva a la otra y turrada me lleva a turrito, el diminutivo de turro. En la novela “Los siete locos” Roberto Arlt la coloca en boca del farmacéutico que le replica al protagonista Erdosain: “Rajá, turrito, rajá”. Esa respuesta desdeñosa se hizo una cita memorable. Porque el “turrito” en diminutivo suena más contundente, despreciativo e implacable que turro. Como tantas palabras ha dejado de usarse , al menos con frecuencia social. Paradójicamente su desuso se produce en tiempos en que más abundan los “turritos” o “turritas” de derecha, de izquierda u oblicuos. A diferencia del “garca” que traiciona con más ambiciones, el “turrito” es mezquino e insuficiente para obtener el diploma de turrazo. Este es más codicioso y más frontal. Le pone el cuerpo a su comportamiento. No disimula, no se disfraza: se desnuda. Se exhibe caucásico y peludo. Pero el turrito es un pícaro y actualísimo representante de la escena argentina. Está entre nosotros, y a veces en uno mismo si se tiene esa desgracia y no se la combate dejando de repetir como propio el mensaje interesado de los otros. Un turrito, como un cuervo o un carancho se alimenta de las sobras carroñeras que dejan las grandes bestias. Esas que al menos se afanan por luchar a dentelladas por su alimento. El turrito no. Espera el devenir para usufructuar los desechos. En la política siempre se ubica de tal modo que quede aglomerado, pero frunciendo la nariz como que está disconforme en cualquier lado. Posa de autonomía pero se sube a los colectivos sin andar exigiendo el mapa del recorrido. Basta con que le ofrezcan un asiento donde ejercer su turrismo. Cuando se desorienta se baja y se sube a otro aún al costo de amputarse el orígen. Los hay en cualquier disciplina. En esta que yo ejerzo proliferan con un agregado: se sienten honorables desturrados, no turritos. Cuando Roberto Arlt escribe: “rajá, turrito, rajá”, resume al destinatario. Le dice: andá a turrear a otro. Un buen ejercicio, aparte de releerlo es reconocer a los turritos obvios y ya tradicionales. Y una experiencia actual es descubrir a los turritos/as menos pensados. Estos sorprenden. Y algunos duelen o indignan más que los otros.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 9 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 8 de marzo de 2010

Queremos diálogo, desgraciados

Después no nos vengan a decir que no hicimos todo lo posible y lo imposible para el diálogo.
Estamos unidos casi todos ahí. Mancomunados. Los Fondos Buitres y los del fondo de la olla con revuelto de peronismo, radicalismo y socialismo con perdón de sus orígenes; y están los colisionistas incívicos y los que recibieron un balazo en las piernas y los que dispararon los balazos, y los hijos de caperucita roja que van a repetir la historia de ser comidos por el lobo. Están la vaca y el dueño y el que toma leche y el que ordeña y el que junta la bosta y el que al final se la come. Estamos todos los que queremos a Videla y los que no lo quieren, los que tenemos amnesia y los que queremos la amnistía aunque sea a mazazos en el medio del cerebro. Y los que prohibimos hasta el aborto compasivo pero deseamos el aborto institucional y el aborto del modelo elegido. Estamos los que perdonamos las malas pasiones de los obispos malos. ¿No se dan cuenta desgraciados? Entréguense.
Si aún teniendo a nuestro favor los medios hegemónicos, los periodistas ricos y famosos, al vicepresidente que nunca sale de su estado de coeficiente evidente; si teniendo todo, todavía no hicimos todo y nos reprimimos por la patria. ¿Qué más quieren? Perdedores de la letra K maldita, asuman de una vez el lugar de liquidación y de saldo que les toca. No se sigan resistiendo.
Si nos pusimos al servicio de la democracia, y en lugar de rejuntarnos en el rencor, nos mantenemos tiernamente en la invitación al diálogo. Y ahí estuvimos en el Senado sin aprovecharnos de la situación, sin aprovecharnos de jueces lábiles a la dirección de la veleta, sin negarle al gobierno el espacio de tranquilidad que necesita para gobernar.
No los jodimos para nada. Ríndanse. Son ustedes, los que en lugar de entregarse y de ceder, de resignarse de aquí en más a seguir nuestras ideas y nuestros planes, fantasean en que el voto popular del 2007 tiene validez hasta el 2011. ¡Montoneros! Como dice Capussoto. ¡Crispados! Como dice Morales Solá. ¡Populistas! Como dicen los gestionadores eficientes. ¡Estatistas! Como dicen los filántropos privatistas. ¡Anticampo! Como dice el gauchaje ruralista. Vengan mansitos y en voz baja a recibir nuestras órdenes. No insistan en acosarnos que solo queremos ayudarlos a que cesen. Sepan que por cada acto de resistencia a que se atrevan tenemos una jueza a nuestro favor. Un recoveco cautelar. Nos sobran recovecos cautelares. Dénse cuenta de una vez: bajen la cabeza. Queremos diálogo, desgraciados.


Carta abierta leída por Orlando Barone en Radio del Plata el 8 de Marzo de 2010.

viernes, 5 de marzo de 2010

Carne, carniceros y carnicería

A veces me pregunto si haber abierto un blog no es como abrir una carnicería a la que se convoca a atender a múltiples carniceros anónimos, desconocidos entre si. Cada uno a su modo indiscriminada y espontáneamente y sin más limitación que su necesidad de expresarse o de catarsis, se dedica a hacer su trabajo. Y tanto troza, corta, desgrasa, descuartiza, sean cortes de calidad o más modestos y ordinarios, pero todos son de carne o al menos aparentan.
La carnicería es de horario incesante. Son los propios carniceros quienes abundan en el consumo de lo que van produciendo entre ellos. Los bloggers, como los poetas, tienen algo en común: se leen a si mismos. Los atrae la propia carne que despachan aunque a veces la atracción les sea indigesta. El leit motiv del blog es el disparador de la oferta que incita a la demanda. Pero de pronto algunos carniceros enloquecen y entran a despachar grasas, desechos, pingajos de tripas, sobrantes de carnes con gusanos. Carne podrida. Entonces la tentación es cerrar la carnicería. ¡Pero si no se cierra el mundo y es aún más carnicero que un blog! Cerrarla sería una determinación exagerada. No hay que ser tan desesperanzados. Y vivir temiendo que ganen los carniceros que despachan carne podrida. Carnicerías y carniceros hay en todos los ámbitos sean virtuales o reales. Pero ahí están al acecho los descuartizadores. Viven con sus delantales “enchastrados” de sangre. Todos tienen derecho a trozar carne. Y todos tienen derecho al voto. Algunos lo desmerecen.


Orlando Barone.

jueves, 4 de marzo de 2010

SENADO DE LA METAMORFOSIS

Ya está: ya votó el que faltaba, jerarquizando el democrático espectáculo multi regional y multi idiológico. Un senado que de pronto se ha convertido en otro por efecto de la metamorfosis de una sociedad de reacciones cambiantes. Fragmentos y trizas de minorías medias y mínimas juntadas, le arrancaron el derecho a la primera minoría, que dobla en número a la minoría que le sigue. Todas las comisiones del Senado son ya de los opositores, que agrandan su tamaño aglomerados unos con los otros. Es legítimo como un cuadro falso que ha pasado inadvertido al ojo del tasador y se consagra como auténtico. El país espera de ellos que lo mejoren. Que enderecen a este gobierno oblicuo y que impidan que aspire a continuarse. Al fin los medios hegemónicos se sienten representados en el Congreso por aliados, y en muchos casos servidores serviciales. Esta vez ganaría la patria de la serenidad y la mesura. La soja y la cuota Hilton tienen quien ahora les cante desde adentro. Y ya conseguido el manejo de los tiempos republicanos, puesto a funcionar el reloj de arena de los cónclaves, la hostilidad ya exhausta de ser hostil al pedo, será sustituida por la algazara de la conquista.
Mientras todo el rejunte esté junto mantendrán los fragmentos unidos como si fuesen una sola pieza.
Pero apenas la política los obligue a moverse, los que tardíamente quieran discriminarse para no ser confundidos con lo inconfundible, van a tener dificultades. Hay allí posturas imperdonables y algunas que no pasarían el control de un prostíbulo. Se espera con angustia que al final se salven algunos de los buenos. A varios les costará conseguir el indulto de haber votado a favor de los negocios rurales y de haber medrado con la ganancia electoral en lugar de establecer claramente sus planes presuntamente superadores. Curiosa actuación de la ideología socialista triunfante con la derecha. No leyeron al poeta Tejada Gómez cuando dice: “Como el mundo es redondo, se aconseja/ no situarse a la izquierda de la izquierda,/ pues, por esa pendiente, el distraído/ suele quedar de pronto a la derecha”. Igual puede pasarle al que se envicia de crítica y acaba criticando por inercia hasta aquello que mejor lo representa. Tanta aversión al gobierno podría significar que el gobierno es una maldición execrable. Es el rechazo a una gestión que deja demasiado al descubierto a tantos senadores manualizados por editores poderosos.
Habemus Senado. En el comienzo se busca destituir a Marcó del Pont. Si fuera por los deseos la lista de destituídos sería más larga que la lista. Destituir viene asociada a destituyente. Un inconsciente que se auto reprime sin demasiadas ganas. Así que estamos ante el senado nacional. El espejo democrático de una sociedad de entusiasmos efímeros y arrepentimientos tortuosos.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 4 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La política es la política

Una renovada corriente política entrecruza sus tensiones entre nosotros y con nosotros adentro de la corriente. Lo que está ocurriendo es un excitante y excitado teatro de ideologías, intereses y pasiones que me recuerdan aquella definición de Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas”. Y hoy se podría agregar: también cambiaron nuestras dudas. Es tan fuerte la política que quienes se asoman a ella desde otras disciplinas creyendo que van a poder imponerlas sobre aquélla, terminan inevitablemente politizados. No hay “alica-alicate” que perdure sin tener que “alicatearse” y zambullirse en la política. La política es la política. De a ratos en la historia parece derrotada o se desvanece a la sombra de la economía, pero acaba recobrándose y volviéndose a adueñar del escenario. Es tan grave su fuerza de atracción que así como el ateo o el agnóstico nunca dejan de depender de Dios, así el apolítico, el que niega la política está reconociéndola en esa negación. Cualquiera sabe que se le llama el arte de lo posible desde aquella Atenas de Aristóteles. Pero ¿cuánto es lo posible? ¿Quién determina la medida de las posibilidades políticas? Groucho Marx nos divertía diciendo que la política era “buscar los problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar el remedio equivocado”. Los ciudadanos a quienes se aplica ese remedio equivocado son más en el mundo que aquellos que excepcionalmente se gratifican con el remedio adecuado. Y estos, cuando disfrutan del dulce, ya están apeteciendo un sabor ácido; y cuando éste los aburre apetecen un sabor que desconocen. Somos ciudadanos polisaborizados. O desaborizados. Y la política es la que debe satisfacernos. Y los políticos los encargados del delivery que igual que papá Noel o los Reyes magos no llegan a todas las casas con el mismo nivel de regalos. Y muchas veces no llegan o llegan ya sin nada. Si nos equivocamos de deseos ellos no tienen la culpa. Y como la Argentina no es un país excéntrico es recorrida hoy por una corriente política caliente. Y deberíamos asumir que esta calentura es un gran avance en contraposición a etapas recientes cuando la política había sido postergada y la sociedad se había creído que eso era para siempre. Pero cuando la política arde algunos se asustan y salen corriendo a pedirle ayuda a los jueces. Cualquiera dicta una revolución desde una mesa de café pero pocos la resisten embarrados en la selva o en la macroeconomía. La política contiene al impostor y al genuino. A veces descubre al impostor a destiempo. Hay un nuevo mapa latinoamericano y es el de la reivindicación de la política. Y sean los más recientes líderes Pepe Mujica o Sebastián Piñera, el pobre y el rico; el tosco y el fino; o sean uno a uno todos los otros, los de derecha, de izquierda, de centro, o aún sin orientación cierta, todos se ven atraídos por su gen centrípeto irresistible. Aquella frase de Bill Clinton: “Es la economía, estúpidos”, ya es tan vieja como aquella del fin de la Historia. Y estar crispados, como dicen; o calientes y recalientes, acaso es una reconquista espiritual y biológica para que esta sociedad siga viva. Los unos y los otros. Cada cual con su calentura.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 3 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

martes, 2 de marzo de 2010

La presidenta es difícil


Es una presidenta difícil. Sí. Todavía más que lo que la oposición presumía. Cuando se la presiente arrinconada por los mastines ladradores ella, sin perder la elegancia Vuitton, los detiene. Es como la encantadora de perros. La inteligencia es difícil. Y puesta a desarrollar ideas en un discurso desafía al refutador a plantear argumentos de igual coeficiente. Y lo que natura no da, la negación no presta. Le pasa al periodismo reinante: la honestidad que no se tiene nunca encuentra las noticias honestas. ¡Qué sensación de desigualdad argumental entre la presidenta y los que aspiran a reemplazarla!. Y no digo nada de Cobos. Ya que estuvo impecable en ese papel de nadie que le sienta: de nadie en cuyo rostro se notó la búsqueda de nada para no delatar su impostura. El recurso de la presidenta de comparar la Argentina real de la virtual dejó al desnudo la realidad de la virtualidad negadora. Al país del cuento mediático en comparación con el del recuento de obras y de acciones. Es tan demoledor el efecto que causa, exhibir aquella Argentina derrumbada de esta Argentina en construcción, que para no reconocerlo hay que vendarse los ojos, taparse los oídos, apelar a la mentira o sentir nostalgia de esas Fuerzas Armadas que se auto humillaron y que recién hoy van recuperando el orgullo. O reconocerse confesándose a si mismos que no importa cuanto haga el Gobierno: a la oposición opositora oponente no le gusta porque no le gusta. Responder al discurso, antes que nada con honra, exige la honra de los críticos. O un despojamiento si ya no patriótico, al menos de entendimiento político. Y no el amasijo cualunquista. Pero apenas saltaron de sus bancas a comentar el discurso reincidieron en tratar de disminuirlo. No habló del Indec. Mirá vos. Tampoco de cómo aumenta el bife de costilla. No. Pero si habló de cosas de tamaño Estado: habló del mayor crecimiento económico en doscientos años de historia argentina. Habló de superávits inéditos. De la creación de millones de puestos de trabajo, de nuevos millones de jubilados que estaban fuera del sistema, de millones de megavatios que impidieron el apagón que se auguraba deseándolo. Habló de la disminución de la mortalidad infantil. De la dignidad de la Argentina científica. ¿Si? Pero no habló de los 2 millones de dólares que compró el marido para el hotel. Ni de la valija de Antonini. Ni de la declaración jurada. Así no vale. Cualquiera se luce hablando de que nunca como hoy hubo tanto presupuesto educativo, tanta distribución de planes para hijos y familias, tanta inserción internacional y tanta adhesión latinoamericana. Eso sí, no habló de represión: porque no hay. Ni habló de ajuste; porque al contrario, hay aumentos salariales y sostenimiento del empleo. Habló de los nietos e hijos de desaparecidos. ¿Y qué? Ya se sabe. No hay que andar enrostrándolo como si no se supiera. Bueno, algunos sufren de amnesia y de amnistía. ¡Qué discurso a capella! No traten de imaginarse a candidatos como Reutemann, Macri, Duhalde, Menem , De Narváez empeñados en emularla. Sería inútil. Únicamente si hacen mímica, y detrás de ellos ponen algún compact con la voz de Kovadloff o la de Aguinis. Acaso la única capaz de juzgarla como oradora es Elisa Carrió sino le pesaran los rosarios. O el odio. La presidenta tampoco habló de la Iglesia opositora. Una omisión atea. Si quiere ser la presidenta de todos tendría que haber citado a Duhalde cuando dijo: “Queremos un país para los que quieren a Videla y para los que no lo quieren”. Pero ella no puede con su naturaleza. Es una presidenta difícil. Pregúntenle a Magnetto. Y respecto al uso de las reservas para el Fondo del Bicentenario viendo la reacción del auditorio contra, debió pensar en lo que dijo Maradona. Pero ella no lo dijo.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 2 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.

lunes, 1 de marzo de 2010

Palabras oscuras que hablan por nosotros

Sismo, terremoto, mega terremoto, maremoto, tsunami. O desastre, destrucción, desconsolación y cataclismo son algunas de las palabras que tratan de definir los últimos males de la tierra ahora concentrados en Chile, ayer en Haití y casi al mismo tiempo y en grados menores en Madeira, Portugal, o en Galicia, España. O en cualquier parte. Son palabras tan pesadas como default, colapso, recesión, derrumbe, depresión o quiebra, que describen nuestros males económicos y financieros contemporáneos. Todas son palabras instaladas cada vez más en el planeta. Para resumir nuestros males sociales se usan pauperización, hambruna, xenofobia, exclusión y marginación, entre otras más negras como los condenados o los nadies. La adjetivación negativa define nuestra época. Cuando no es algo espantosamente eventual lo que la motiva, es algo que atañe a la agenda corriente. Nos acostumbramos a aniquilación, genocidio, matanza y masacre. Como a caos, escándalo, dolor, explotación, injusticia y depredación. Ya enfrentados a lo terrible reaparecen entonces la solidaridad, la fraternidad, el socorro, la tolerancia y la compasión. Pero pasada la reacción del amor a nuestros semejantes, ahí se vuelve a las andadas; como si la naturaleza de la condición humana fuera más afín al mal que al bien, y estuviera más cerca de la desgracia que de la felicidad. El dolor de Chile, tan próximo que duele aquí hasta en el corazón más descorazonado, alcanza a doler en el mundo. Como pasa siempre cuando se duda si Dios promueve estos dolores o si Dios no pudo con el Diablo, los seres humanos victimizados se revelan en heroísmos y cobardías, sacrificios y miserias, generosidad y egoísmos. Durante horas se mantuvo en vilo a la gente ante la inminente y presunta ola gigante que taparía Hawai como una tumba de agua. En todo ese tiempo, desde nuestras casas esperábamos - como espectadores de un circo esperan que el tigre no se coma, o se coma, al domador - que aconteciera la gran ola sentados cómodamente. Como no vino, tuvimos el premio consuelo de que la ansiedad de los medios fuera burlada por la naturaleza. Después nos entretuvo el saqueo de los supermercados por la gente ya desesperada, de la apropiación de recursos para la supervivencia. No sé si antes de condenarla moralmente, se nos ocurrió pensar que haríamos nosotros en esas mismas circunstancias. Ante estos avances del horror nos preguntamos cómo logra el ser humano mantener la esperanza. Si en cada despertar cotidiano sucede algo negro. O sino, se lo inventa. Si todo es polémico. Si lo que se avecina es el caos. Si porque aumenta el precio de la lechuga y el cuadril se junta más rabia que la que deberíamos juntar cuando nos inundan con canales clandestinos o vaporizan con veneno, o cuando un petimetre rentado se hace el cocorito en el asiento del Banco Central. ¡Ah!, las palabras se pronuncian sin medir las proporciones entre lo grande y lo insignificante. Si vienen últimamente tan oscuras no es solo porque los medios y los palabreros las oscurecen. También porque los receptores no las aclaramos.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 1 de Marzo de 2010 en Radio del Plata.